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H. G. Wells, maestro de la ciencia ficción pulp

H. G Wells no solo fue uno de los padres de la ciencia ficción, sino también todo un clásico de las revistas pulp. Nuestro amigo Eihir nos envía este magnífico artículo en el que repasa la trayectoria profesional del autor

¿Quién no ha leído alguna vez historias sobre hombres que se vuelven invisibles, criaturas monstruosas mitad hombre y mitad animales, invasiones alienígenas de hostiles naves espaciales o viajes a través del tiempo? Mucho se ha escrito sobre estos y otros temas derivados hasta la saciedad, y con el paso del tiempo la ciencia ficción ha formado parte de nosotros tanto en literatura, cine, cómics o videojuegos hasta el punto de que se ha perdido un poco la perspectiva del origen. Y es que a veces el esfuerzo por innovar dentro del género, ese afán por la “adaptación moderna” que disfraza la falta de ideas con la máscara ingenua de la búsqueda de la modernización, lo que realmente produce es un desprendimiento tan profundo de la obra original que culmina con el olvido despreciativo hacia el “clásico”. Como si dicho término fuese algo aborrecible hasta el punto de parecer un sacrilegio la fidelidad tanto a la obra como al autor que generó la idea original.

No voy a hablar en este artículo de la época del remake-homenaje-plagio en la que el lector/espectador está actualmente inmerso, y que alcanza su máximo apogeo en la industria cinematográfica de estos tiempos. Hoy lo que toca es recordar al autor de una serie de novelas míticas escritas a finales del siglo XIX y principios del XX, historias que aunque presentan un fondo científico y filosófico de carácter sólido se erigen asimismo como bases del género de la ciencia-ficción (o Sci-Fi para los más puristas). Hoy recordamos a uno de los maestros de la pluma cuyas ideas extenderían su influencia en la literatura pulp de la época dorada de los años 1920-1930, con el permiso de otro autor célebre como Julio Verne que le precedió como precursor del género. Hablamos, como no, de H. G. Wells.

El autor: Herbert George Wells

Herbert George Wells nació en 1866 en el Reino Unido y murió en 1946, y en sus casi ochenta años de vida estuvo dedicado en cuerpo y alma a la literatura, la historia y la filosofía. Cabe destacar que de joven H.G. Wells se rompió una pierna, razón por la que tuvo mucho tiempo libre que empleó en cultivar su afición a la lectura. Trabajó en una tienda textil, estudió gramática y biología y fundó junto a otros autores la revista The Science School Journal, donde publicó su primera novela: La Máquina del Tiempo. También fue titulado en zoología y profesor, fundador y presidente de la Royal College of Science Association. La tuberculosis marcó su vida reforzando su gran pasión, que fue la de contar historias. Pues a pesar de que siempre será recordado por su contribución a la ciencia-ficción (o fantasía científica, como prefiera denominarla el lector), su obra está compuesta por un centenar de escritos relacionados también con la realidad sociológica del momento, novelas sociales (como Ana Verónica, de 1909), ensayos humanitarios y libros históricos.

Pero este artículo lo que pretende es profundizar en las historias que sirvieron como pilares de numerosos relatos pulp, novelas donde este genial autor recalcaba la importancia de los avances tecnológicos y del progreso pero concienciando a sus lectores sobre los peligros derivados de ello. Y es que la obra de Wells aúna al mismo tiempo el reflejo de sus conocimientos e ideas con la aventura y la imaginación, pero desprendiendo siempre un cierto halo de pesimismo en cuanto al mal uso de la tecnología, consecuencia de su existencia en una época marcada por varios conflictos bélicos donde los “beneficios” del progreso se traducían en un aumento del número de bajas.

Pero vayamos a lo nuestro, que es al fin y al cabo el entretenimiento pulp, y hablemos de la obra de Wells, que ha sido adaptada una y otra vez en todos los medios y formatos posibles desde su nacimiento hasta nuestros días.

La Máquina del Tiempo (1895)

La primera novela de H.G. Wells tuvo un título original denominado Los Argonautas Crónicos, y fue publicada por entregas en la revista The Science School Journal antes de que la misma la editara en formato libro. El protagonista de la historia es un científico de su época (finales del siglo XIX) que construye una máquina del tiempo basándose en la teoría de la existencia de una “cuarta dimensión”, el tiempo, por la que cualquier hombre puede desplazarse como lo haría en cualquiera de las otras tres dimensiones. El científico viaja hasta el año 802.701, encontrándose con un trágico futuro donde cohabitan dos estratos sociales completamente diferentes: los Eloi y los Morlocks. Los primeros habitan en la superficie como simple ganado para sustentar a los segundos, los verdaderos amos que han sabido adaptarse a la vida en las oscuras profundidades. Tras varias aventuras con unos y otros, el científico regresa de nuevo a su época para contar su experiencia y nuevamente partir para no regresar.

La Máquina del Tiempo es una visión pesimista del futuro de la humanidad, donde ésta ha degenerado en dos especies distintas que sobreviven cada una a su manera. Aunque ciertamente hay notas de aventura e incluso de romanticismo, la novela es una clara advertencia sobre la pérdida de valores sociales y de la “humanidad” que puede traernos el futuro si el hombre no empieza a arreglar las cosas. Una teoría humanista que aún hoy en día sigue vigente.

  • Adaptaciones cinematográficas: Hay muchísimas películas de viajes en el tiempo, pero adaptaciones de la novela como tal hay tres.
  • El Tiempo en sus Manos (1960): Adapta bastante bien la novela original, aunque quizá exagera demasiado el romance con Weena para ponerlo como excusa del desenlace final, una pena porque le resta ese tono dramático que si existe en el libro donde la muchacha tiene un trágico final.
  • Los Pasajeros del Tiempo (1979): Casi nada que ver con el libro, aquí nos presentan al propio H.G. Wells convertido en el protagonista, un tímido científico victoriano que debe perseguir al mismísimo Jack el Destripador hasta el Londres del futuro. Prueba de que en los ochenta también se hacían películas delirantes.
  • La Máquina del Tiempo (2002): Dirigida por el bisnieto del autor, Simon Wells, es una adaptación muy floja pero con elementos visuales bien definidos que apuesta más por la acción y la aventura. Solo se salva Guy Pearce y el agente que convenció a Jeremy Irons para que apareciera solo cinco minutos al final de la película.

En cuanto se refiere estrictamente al género pulp, tenemos un número de la revista Famous Fantastic Mysteries, especializada en la reimpresión de historias cortas ya publicadas, que dedica su portada de Agosto de 1950 a la Máquina del Tiempo de H.G. Wells (ver más abajo).

Por último, cabe señalar que existió una Máquina del Tiempo antes que la de Wells. En 1887, el escritor español Enrique Gaspar y Rimbau publicó El Anacronópete, una novela en formato zarzuela que cuenta la historia de un pintoresco grupo de personajes de la época que se embarcan en un viaje a través del tiempo a bordo de una extraña máquina, el anacronópete. ¿Existe cierta similitud entre el título de esta obra y la de H.G. Wells, o es pura casualidad?

La Isla del Doctor Moreau (1896)

¿Puede ser el hombre un nuevo Dios? ¿La naturaleza puede amoldarse a los designios de la ciencia amoral? ¿Las bestias tienen los mismos derechos que los hombres, o es la inteligencia el único concepto que permite poseer una auténtica alma?

Estas y otras cuestiones son las que plantea Wells en su segunda novela, donde un náufrago debe enfrentarse a los horrores genéticos fabricados por un científico y su ayudante. Los animales de la isla son sometidos a horribles y torturadores experimentos para dotarles de cierta semejanza humana, donde el Doctor Moreau y su ayudante Montgomery son los dioses manipuladores de dicha sociedad bestial que calman sus ansias animales mediante la imposición de ciertas leyes estrictas. Al final todo termina en tragedia, y el único superviviente queda tan traumatizado por la experiencia que termina viviendo sus días en completa soledad apartado de todos los seres vivientes.

Una vez más Wells utiliza sus conocimientos (en este caso sus estudios de zoología) para elaborar una historia que mezcla horror, aventura y tragedia (olvidaros del romance que aparece en sus versiones llevadas al cine, todo eso es inventado). Fruto de los problemas de la época con la vivisección de los animales, la novela plantea además conceptos tan interesantes como la capacidad de la ley/religión para controlar a las masas, los problemas de la ingeniería genética y el peligro de la ciencia ejercitada sin ningún tipo de control.

  • Adaptaciones cinematográficas: La novela ha sido adaptada varias veces al cine, con mayor o menor fortuna, destacando las siguientes versiones.
  • La Isla de las Almas Perdidas (1933): Con Charles Laughton como el Mad Doctor Moreau, es una gran versión de la obra que apuesta más por el terror, como puede verse con la inclusión del siempre eficiente Bela Lugosi en el papel del recitador de la ley. Incluso la historia de amor con la mujer gato, completamente inventada, resulta creible y refuerza la historia.
  • La Isla del Doctor Moreau (1977): Con las grandes interpretaciones de Burt Lancaster como Moreau y un joven Michael York como el náufrago, es más fiel a la novela en tanto que no presenta al doctor como un malvado villano, sino como un científico que busca experimentar. Otra vez hay romance inventado para rellenar, pero no resulta demasiado molesto.
  • La Isla del Doctor Moreau (1996): Aquí tenemos a Marlon Brando como el Doctor Moreau, Val Kilmer como Montgomery y David Thewlis como el náufrago. La película no es mala pero deja al espectador un poco frío, ya que en todo momento juega con la exageración intentando apabullarlo. Lo mejor es la caracterización del personaje de Ron Perlman, el animal-monstruo villano de turno.

Si hablamos de pulp, una vez más hemos de referirnos a la revista Famous Fantastic Mysteries, que dedica su número de Octubre de 1946 a la Isla del Doctor Moreau, con una magnífica portada que induce al horror.

El Hombre Invisible (1897)

¿Quién no ha pensado alguna vez en las ventajas de ser invisible? Poder hacer cualquier cosa sin que te pillen, ocultando las fechorías bajo el grueso manto de la transparencia corporal más extrema. Sin embargo la invisibilidad posee ciertamente algunos inconvenientes, como muestra una vez más nuestro amigo Wells mediante los acontecimientos que rodean al Mad Doctor de esta novela, Griffin (supuestamente su apellido, por lo que se desconoce su nombre de pila).

El Hombre Invisible fue publicada originalmente como novela por capítulos en la revista Pearson's Magazine, y cuenta la historia de un joven científico que descubre el secreto de la invisibilidad. Tras experimentar con ella pronto se da cuenta de que no puede revertir a su condición original, por lo que decide aprovecharse de su facultad especial para apoderarse de todo. Pero una vez más la tragedia hace su aparición y el sueño de locura de Griffin termina en fatal desenlace, más amargo si cabe al verse como con su muerte la invisibilidad desaparece.

Siguiendo con la tradición impuesta en sus anteriores novelas, sobre todo con la Isla del Doctor Moreau, tenemos otra vez a un científico (aún más chiflado), un experimento científico (la invisibilidad), unas consecuencias funestas y el mismo mensaje: cuidado con lo que la innovación científica nos puede traer. Aunque la invisibilidad ya había sido tratada anteriormente en la literatura, es Wells el primero que la adopta como posible experimento científico. Pero al igual que en sus otras novelas también existe una moraleja: si el hombre no puede ser vigilado (se vuelve invisible) entonces se convertirá en una amenaza. Visibilidad, invisibilidad, libertad, control…Todo conduce a lo mismo: peligro, el término que sobrevuela omnipresente por toda la obra de Wells.

  • Adaptaciones cinematográficas: Esta novela ha sido la más adaptada a los diferentes medios de todas, pues existen hasta varias series de televisión que adaptan con mayor o menor éxito las andanzas del Hombre Invisible, además de obras de teatro, comedias y alguna adaptación radiofónica.
  • El Hombre Invisible (1933): El gran clásico de la Universal, pionera de los efectos especiales de la invisibilidad. Imprescindible para los amantes del género, con Claude Rains como el científico Jack Griffin. Aunque la mitad de la película es inventada, el relleno es necesario para adaptar la historia al cine. Menos fortuna tuvieron sus secuelas (El regreso del Hombre Invisible, La Mujer Invisible, El Agente Invisible y La Venganza del Hombre Invisible) que fueron descendiendo progresivamente de calidad.
  • El Hombre Sin Sombra (2000): Paul Verhoeven dirige a Kevin Bacon como el moderno hombre invisible, con buenos efectos especiales y excelente ritmo argumental, pero que sólo recoge ciertos aspectos de la novela original (como el de la locura del protagonista).

Como referencia pulp, la famosa revista Amazing Stories dedicó su número de Junio de 1928 al Hombre Invisible de Wells, junto a otros relatos. La revista Masters of Terror también la publicó junto a relatos de Howard y Lovecraft en su número 50.

La Guerra de los Mundos (1898)

Y por fin llegamos a la más grande influencia de Wells en la ciencia-ficción moderna. ¿Os suenan las películas de Mars Attacks, Independence Day, o cualquier otra de invasiones alienígenas? Pues se lo debéis a nuestro querido genio al escribir La Guerra de los Mundos, la primera invasión alienígena conocida de nuestros vecinos los marcianos.

El argumento es sencillo, pues a través de los ojos del protagonista (de nombre desconocido) se nos presenta qué ocurriría si una raza extraterrestre visitase nuestro planeta con claras intenciones hostiles. Enormes trípodes metálicos con tentáculos, rayos caloríficos, el humo negro, la hierba roja, etc…elementos copiados hasta la saciedad en tantas y tantas obras del género posteriores. Pero no nos engañemos, aunque podría parecer que la novela es una simple obra de entretenimiento, entre sus hojas se esconden otros argumentos más trascendentes aún. No hay Mad Doctor, pero su figura la ocupan los marcianos. No hay experimento científico peligroso, pero el peligro es evidente en la tecnología utilizada por los invasores. El mensaje de cuidado con la ciencia es aquí transmutado en cuidado con lo que hay en el espacio exterior. Una vez más, el peligro está presente, aunque esta vez la cosa no acaba en tragedia (o sí, para los pobres marcianos por no estar inmunizados contra las bacterias de nuestro planeta, que somos los más cochinos del universo). La colonización, las críticas a la sociedad victoriana, la transformación del hombre bajo circunstancias inusuales…una vez más Wells no se limita a la simple ficción, sino a tratar temas tan importantes que hoy en día siguen de actualidad.

  • Adaptaciones cinematográficas: Hay varias, además de los homenajes claros de muchísimas películas.
  • La Guerra de los Mundos (1953): Aunque es una gran película y un excelente clásico de referencia, no es una adaptación fiel ya que omite ciertos detalles relevantes y aporta algunos más de cosecha propia. Pero el resultado sigue siendo altamente recomendable.
  • La Guerra de los Mundos (2005): Dirigida por Steven Spielberg, aquí Tom Cruise se erige como un padre de familia divorciado que se enfrenta a la invasión con heroísmo y amor por sus hijos. Aunque todo en la película está de maravilla, el resultado final queda algo exagerado y deja al espectador con un producto comercial más “made in Hollywood”.
  • Adaptación radiofónica: No podemos dejar de citar la célebre versión de radio que hizo un joven Orson Welles en 1938, que provocó el pánico en las calles de Nueva York al creerse que la invasión marciana era auténtico. Es que en aquella época habían tantos pardillos que se lo creían todo…

Hablando de pulp, tenemos el número de Amazing Stories de 1926 y el de Famous Fantastic Mysteries de Julio de 1951 con sus maravillosas portadas que ilustran a la perfección su contenido.

Los Primeros Hombres en la Luna (1901)

Un empresario y un científico se van a la Luna gracias a una sustancia llamada cavorita (el científico se llama Cavor), a bordo de una cafetera oxidada. Y por supuesto, bajo la superficie rocosa hay extraterrestres, los selenitas. A pesar de que es una novela de aventuras con elementos románticos, también hay una reflexión subyacente sobre la colonización y el conflicto entre sociedades distintas, como sucedía con La Guerra de los Mundos.

  • Adaptación cinematográfica: La Gran Sorpresa (1964) adapta bastante bien la novela, donde un equipo de astronautas estadounidenses que están inmersos en los preparativos de un viaje a la luna se quedan confundidos y muy intrigados cuando un hombre asegura que él, su novia y un científico viajaron a la luna 65 años antes y fueron atacados por los “selenitas”, unas criaturas extrañas mitad hombre, mitad hormiga que viven en enormes cavernas de cristal. 

La referencia pulp es el número 9 de Amazing Stories (Diciembre de 1926) y el de Penguin Classic Science Fiction (Junio de 1987).

El Alimento de los Dioses (1904)

Aunque su título original es El Alimento de los Dioses y como llegó a la Tierra, en esta novela los dos Mad Doctors de turno fabrican un alimento que produce un agigantamiento en el que lo toma, con las presumibles consecuencias desenfrenadas. Pollos gigantes, avispas descomunales, ratas más grandes que un niño pequeño…excepto los niños pequeños que toman dicho alimento.

Una vez más Wells opta por mostrar la paranoia científica que conlleva experimentar con la naturaleza, aunque simbolizando el conflicto social entre las clases dando a entender el peligro que supone el crecimiento de la clase media y el pánico que provoca en la burguesía de la época. Como siempre, la ciencia y el peligro cogidos de la mano como compañeros inseparables de viaje.

  • Adaptación cinematográfica: El Alimento de los Dioses (1976), cuya sinopsis resume lo que se puede encontrar en la película. Morgan y sus amigos se encuentran de viaje en una remota isla canadiense cuando, de repente, son atacados por un enjambre de avispas gigantescas. Mientras buscan ayuda, se encontrarán con un granjero que les habla sobre el "alimento de los dioses", una sustancia que emana de la tierra de la isla en la que se encuentran, y que aumenta el tamaño de todo aquel que la ingiere.

Esta novela tiene su reflejo pulp en Classic Illustrated y Amazing Stories, aunque no he podido averiguar en qué números exactamente.

Conclusión

Hay una frase genial de H.G. Wells que lo dignifica: «Yo hago honradamente lo que puedo por evitar repeticiones en mi prosa y cosas así pero, quitando un pasaje de altura, no veo el interés de escribir por la belleza del lenguaje sin más». Wells prefería contar historias interesantes que escribir por el mero arte de hacerlo, y eso se nota. Aunque su estilo fue criticado en su momento, la historia le ha colocado entre los grandes maestros de la ciencia-ficción sin ningún género de dudas, junto a otros ilustres como Julio Verne.

Yo no voy a comparar a ambos a autores, puesto que me quedo con los dos, aunque hay que señalar que mientras Verne se decantaba más por la aventura y el detallismo científico, Wells prefería centrarse en el pesimismo científico y la influencia de la ciencia sobre la sociedad.

Así que ya sabéis, cada vez que os encontréis con una historia pulp que verse sobre la invisibilidad, sobre criaturas mitad hombre y mitad bestia, sobre invasiones de marcianos furiosos, sobre viajes en el tiempo, etc…recordad a Wells, el genio que además de contar historias de científicos enajenados también sabía al mismo tiempo inducir al pensamiento intelectual y a la discusión social. Yo lo recomiendo sobre todo a aquellos que les gustan las novelas no demasiado largas ni de prosa extremadamente asfixiante, como les pasa a otros autores clásicos. Como dijo antes de morir y partir hacia el futuro: «Proseguid: yo ya lo tengo todo».

No todos pueden decir lo mismo.

Artículo enviado por Eihir (Vicente Ruiz Calpe). Visita su Blog

Sobre el Autor

Vicente Ruiz Calpe

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«Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae». Drácula Biografía: Vicente Ruiz Calpe, alias Eihir. Amante de la literatura, cine, cómics, bandas sonoras y todo lo que se tercie, apasionado del mundo pulp y escritor aficionado. Colabor...

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Vicente Ruiz Calpe posted a comment in Noche Infernal
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Agradezco tus palabras Alfredo, pero viendo que enlazas un curso de pago, lo edito, ya que no se per...
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