Robert Bloch es uno de esos autores clásicos de la literatura pulp que no necesita presentación. Su especialidad eran los relatos cortos de terror y ciencia ficción y, en revistas como Weird Tales no era muy difícil encontrar alguna de sus obras de vez en cuando; aunque también tuvo bastante éxito como novelista y guionista, donde suma importantes méritos y reconocimientos. Mantuvo correspondencia con el gran maestro H. P. Lovecraft, cuya amistad propició numerosas aportaciones al ciclo de los «Mitos de Cthulhu». Sin embargo, su fama mundial vendría de la mano de un director de cine, concretamente Alfred Hitchcock, quien llevó a la gran pantalla en 1960 una de sus novelas más emblemáticas: «Psycho (Psicosis)». La mayor parte de su obra está traducida, pero todavía quedan algunas joyas inéditas en español, y en un principio pensábamos que «Talento (Talent)», publicada en julio de 1960 en la revista especializada IF Science Fiction, era una de ellas, por lo que nos pusimos manos a la obra. Sin embargo, hemos constatado que existe una traducción previa, pues este relato se incluyó en la antología El planeta loco (1977, Ficha Tercera Fundación). En la historia que sigue,que traduce para nosotros Carlos Sánchez Pérez, su narrador nos presenta una serie de inquietantes testimonios acerca de un misterioso muchacho, del que poco se sabe, pero del que mucho se habla; más bien de sus extrañas habilidades. ¡Disfrutadlo online ahora, y más adelante en papel, en nuestra edición Maestros del Pulp 2!
En lugar de reseñar una antigua película, como viene siendo costumbre, hoy haremos una excepción y hablaremos de una serie de TV actual de ciencia ficción, Sueños Eléctricos, basada en los relatos del célebre Philip K. Dick, autor de la obra que dio pie a Blade Runner. Consta de 10 episodios de aproximadamente 50 minutos de duración cada uno, todos ellos independientes, al estilo de las antiguas series de televisión de relatos tipo “Más allá del límite” (The Outer Limits, 1963-65; 1995-2002) o “En los límites de la realidad” (también conocida como Dimensión Desconocida, o The Twilight Zone en inglés, 1959-66; 1985-89; 2002-03). Aunque actualmente existen otras series similares, como Dimensión 404, «Electric Dreams» me ha parecido bastante buena y mucho más interesante que el resto (Dimension 404 no me gustó nada y ni siquiera la terminé de ver).
Hoy toca hablar de un clásico noventero de la filmografía pulp, la adaptación de la novela gráfica The Rocketeer de Dave Stevens, publicada por primera vez en 1982 por la editorial Pacific Comics (Starslayer, nº2), en claro homenaje a los héroes pulp propios del período de entreguerras. Aventuras, nazis, aviones, jetpacks, y mucha acción al estilo de la época es lo que podemos encontrar en esta producción que, pese a resultar un fracaso de taquilla, se convirtió en película de culto con el paso de los años. ¿De qué va la trama? Ambientada en los años 30, el gobierno estadounidense realiza pruebas secretas con un prototipo de jetpack (para aquellos que no lo sepan, es uno de esos cacharros futuristas con aspecto de mochila propulsada mediante cohetes que permite volar al que lo lleva). Tras un incidente con la Mafia, el artefacto termina cogiendo polvo en un aeródromo, donde un joven piloto de pruebas (obviamente el protagonista de la historia) lo encuentra y se lo queda, adquiriendo la identidad del héroe «The Rocketeer».
La nao Concepção volvía desde Isla de Vera Cruz a Portugal. Una travesía que duraría meses hasta que volvieran a ver tierra en Cabo Verde. Su bodega, cargada de regalos para el rey Manuel como tabaco, oro y hasta nativos de las Indias Occidentales, no tenía nada que envidiarle a los presentes ofrecidos por Colón a los monarcas de Castilla y Aragón.
En base a la pregunta, es muy probable que muchos de vosotros hayáis pensando en las míticas revistas Weird Tales, Amazing Stories o incluso en Argosy, como respuesta válida, ¿Verdad? Pues bien, en tal caso tengo una buena noticia y otra mala. La buena, es que estáis en la onda pulp y eso mola muchísimo; la mala, que os habéis equivocado. Pero no os preocupéis, la respuesta de sencilla tiene poco o nada. Todo depende de los criterios que utilicemos para elegir a la candidata ganadora, pero sin entrar en detalles más o menos discutibles, lo cierto es que, según varias fuentes consultadas, quizás tal reconocimiento deberíamos otorgárselo a una publicación alemana que vio la luz en el año 1919, cuatro antes que Weird Tales (marzo de 1923), y algunos más en el caso de Amazing Stories (abril de 1926); aunque posterior a Argosy (Frank Munsey, 1882), primera revista pulp estadounidense, donde se publicaban todo tipo de géneros. Hablamos de la revista alemana «Der Orchideengarten (1919 - 1921)», o lo que es lo mismo «El Jardín de las Orquídeas», especializada en historias de horror, misterio, ciencia ficción y detectivescas.
A continuación, os presentamos un nuevo relato clásico, hasta la fecha inédito en español (que sepamos, y que incluiremos en nuestra próxima edición en papel «Maestros del Pulp 2»), obra del autor estadounidense Earl Peirce, Jr. (1917-1983), cuya biografía es, por decirlo de alguna manera, un tanto misteriosa. No resulta fácil encontrar muchos datos en internet acerca de su vida y obra, entre la que destacan un buen puñado de relatos, la mayoría publicados en la revista Weird Tales. El que sigue «Doom of the House of Duryea» (Weird Tales, Oct. 1936), junto con «The Homicidal Diary» (Weird Tales, Oct 1937), son dos de los más conocidos. Del autor se sabe que nació en San Francisco (California, USA. Info: Isfdb.org), y que fue amigo de Robert Bloch y Lovecraft, con quien mantuvo correspondencia. Por esto último, en ciertos ámbitos, el relato que ofrecemos y que Irene García Cabello ha traducido para nosotros, se inscribe (o podría inscribirse) en el universo literario conocido como «Mitos de Cthulhu». Ahora, disfrutad en exclusiva de esta maravillosa e inquietante historia (nunca antes traducida, a no ser que estemos equivocados), sobre una terrible maldición; una maldición que pesa sobre la familia Duryea, por siempre.
Acabo de terminar el tercer volumen de Maestros del Pulp, tomo con el que me acabo de ...