Microrrelato: Niña de cenizas. Santiago Eximeno.

Hola.

Siguiendo el espíritu del taller (espero), os cuelgo este microrrelato pulposo en crudo, sin revisión alguna. Durante el tiempo del taller lo revisaré para dejarlo "bonito", mientras tanto podéis apuñarme tanto como queráis.

Niña de cenizas (o la historia de “siempre me dan calabazas”)

—Tú te quedarás aquí, limpiando la casa, desagradecida –le dijo su madrastra y cerró la puerta tras ella.
La risa de sus hermanastras le llegó como un susurro, apagada por la distancia. En la puerta de la casa les esperaba el taxi desde hacía varios minutos, y había amenizado la espera haciendo sonar el claxon sin pudor. Durante todos y cada uno de esos segundos ella, la niña cubierta de cenizas, había confiado en poder acudir al baile. Durante todos y cada uno de ellos había suplicado en silencio que, en esta ocasión, su familia adoptiva fuese magnánima con ella.
No lo habían sido.
Sus hermanastras habían hecho pedazos con sus propias manos el vestido que ella había comprado con las propinas que le daban en el bar de alterne. Su madre había tiznado su rostro y su cuerpo con las cenizas de la chimenea. Y había llorado, había llorado tanto mientras ellas se arreglaban y salían y el taxi se marchaba al baile que su rostro era una máscara patética, un bufón de película barata en blanco y negro.
Quizá por eso, por la desesperación que la embargaba, no reaccionó cuando el hada se materializó a su espalda.
—Hola, querida —le dijo.
Y la niña cubierta de cenizas no respondió. Se limitó a escuchar lo que aquella aparición, aquella holografía pixelada que brillaba y se apagaba y volvía a recuperar consistencia, le dijo. Que todo estaba arreglado. Que afuera le estaba esperando su coche, una enorme calabaza transfigurada. Y ella se dejó llevar y salió a la calle y caminó hasta la enorme calabaza que, sonriente, abría su enorme boca para llevarla al baile.
Sí tuvo tiempo de gritar cuando comprobó que bajo aquella cosa no había ruedas, que delante de ella no había ningún caballo de tiro y que lo que en su mente perturbada quería ver como una portezuela no era más que la boca enorme de una calabaza desproporcionada. Pero los gritos duraron poco, interrumpidos por los ruidos de masticación y, oh, perdonadme, el eructo que dejó escapar la criatura.
Venida del espacio exterior.
La invasión de las calabazas gigantes había comenzado, y fueron felices y comieron… todo tipo de seres humanos.

Version pulpoide-horror de la Cnicienta, muy bueno, con ese toque agridulce de los relatos de Halloween. Vivan los extraterrestres-calabaza!!

Ahora mismo tengo la cabeza demasiado espesa como para hacer sugerencias útiles, pero sí que puedo decir que me ha gustado el micro, tanto la modernización que ofrece del cuento, como el cómo se introduce el elemento halloweenesco en el mismo.

¿Pero... y eso de vivieron felices y comieron humanos?
A mí personalmente me encanta versionar los cuentos clásicos, sacándoles el meollo crudo y salvaje... Este micro es un buen aporte. Naturalmente, como maestro de la microficción, usas una herramienta muy hábil para reducir el texto y colocarnos en escena, me refiero a usar un personaje conocido y su situación, ahorrándonos el tener que explicar mucho más de la trama. Incluso beneficiándote del contexto de la calabaza, como transporte de la pequeña y como enlace al tema propuesto. Muy pulp. Genial idea!
El ritmo es fluido, me ajusté a tu estilo con deleite, reconociéndolo de otras veces que te he leído y disfrutando.
Poco he tratado el microrrelato, pero sé que es importante reducir, quitar paja, aprovechar la simbología. Pero en este trabajo usas la mitad del texto para explicarnos una situación harta conocida, la desdichada vida de la Cenicienta, nos cuentas una historia que conocemos, y creo que puedes reducirla a: Madrastra, Baile y Cenizas; todo lo demás, por el bien del espacio reducido, sobra. Esa es mi opinión
A partir de la mitad del texto nos metes a los extraterrestres, genial. La primera frase de esta mitad casa muy bien porque contrasta con el dialogo de la madre, y eso ayuda a comprender la postura de la protagonista. Me lo apunto
El resultado final es totalmente insospechado, aunque su estructura es la clásica de la microliteratura, el giro sorprendente del "vivieron felices" nos deja asintiendo con la cabeza satisfechos.
Solo señalar:
"Sí tuvo tiempo de gritar cuando comprobó que bajo aquella cosa no había ruedas," que aunque acentúas el "sí", es una estructura de frase coloquial que usamos habitualmente y nos lleva a entonarla como condicional, a no ser que le sitúes una coma después. No sé si me explico:
"Sí, tuvo tiempo de gritar cuando comprobó que bajo aquella cosa no había ruedas,". Esto es lo que digo...

"Pero los gritos duraron poco, interrumpidos por los ruidos de masticación y, oh, perdonadme, el eructo que dejó escapar la criatura." Aquí el narrador, que antes no se había dirigido directamente al lector, se disculpa y me resulta extraño. Creas a un personaje más donde antes solo había una voz.
También quitaría algunas "Y" que resultan algo repetitivas al comienzo de varias frases...
A parte te comento algo que tal vez puedas a provechar:
Como se trata de un cuento clásico, y terminas con el ...fueron felices, tal vez deberías empezar con su inseparable Erase una vez...
Una idea genial para un micro, muy bien llevado. Me ha encantado.
Gracias por participar y dejarnos ver sus costuras antes de su revisión final .