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× Halloween Tales 2013. Taller Literario Pulp dirigido a escritores, correctores y críticos. Bases de la convocatoria: Convocatoria Halloween Tales 2013
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Relato HT2013. Titulo: La Invasion de las mujeres

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10 years 6 months ago #1715 by Daniel L
Bueno, tarde pero seguro. La historia pensada era una, pero tomó vida propia. A ver que les parece.

La invasión de las Mujeres Gato de la Luna

1
Billy detuvo su carrera loca para observar al cielo oscuro. Una luz muy extraña lo surcaba. Supuso que sería una estrella fugaz. Pidió el único deseo por el que estaba luchando: poder cruzar los límites de la región y ser libre.
Tomó un poco de aire y caminó con rapidez. Se sentía muy cansado y débil.
De pronto vio que una figura se recortaba más adelante. Caminaba en su dirección. Llevaba sombrero y un piloto largo. Algo en él le resultaba extraño. No era usual que un hombre caminara tan libre a través del camino en la noche. Podía ser atrapado y esclavizado como lo habían hecho con él. Pero su andar seguro y sereno le indicó que ese hombre no era como otros, no tenía miedo, tal vez era un traficante de armas o un renegado. Un hombre que se había apartado de todo y de todos con la fuerza de sus puños.
Ya era muy tarde para ocultarse o tomar otra dirección. Billy tragó saliva y continuó. Quizás ese extraño podría darle algo de agua o alimento para renovar sus energías.
Cuando estuvieron a pocos metros, Billy alzó su mano derecha a modo de saludo amistoso, pero la mirada azulada y fría del extraño le indicó que su gesto no le había significado nada. El rostro del extraño permaneció impasible, parecía tallado en piedra.
- Hola… - murmuró Billy con un hilo de voz tratando de encontrar una respuesta amistosa en el otro, que se detuvo a menos de un metro.
- Hay dolor en ti. Desesperación. Yo puedo liberarte – señaló mecánicamente y sin pestañear. Su mano se hundió dentro de sus ropas y una ráfaga de plata brilló en el aire.
Billy se sujetó la garganta pero una catarata de sangre bailó delante de sus ojos.
Después de eso todo fue oscuridad.



2
La puerta de la nave se abrió con dificultad. La misma había quedado apresada entre una maraña de arboles resecos en la que había encallado.
El robot salió y recorrió un par de metros de derecha a izquierda. Los instrumentos que giraban dentro del interior de su casquete transparente realizaron minuciosas lecturas de los alrededores. Después de eso anunció:
- Todo está bien Capitán Alfa. No hay seres humanos en el área. No encuentro actividad armamentística ni algún tipo de peligro. Sólo hay niveles insospechados de radioactividad. No encuentro explicación. En nuestra base de datos no teníamos registro de reciente actividad atómica en el planeta.
- ¿El aire es respirable? – preguntó una esbelta figura enfundada en cuero negro que se había asomado al exterior.
- Sí.
- ¿Estás seguro? ¿Podemos sacarnos las mascaras Robby?
El robot se tomó su tiempo para dar una respuesta. Mientras tanto, el resto de la tripulación se había animado a salir y acompañar a la capitana.
De manera felina y sigilosa, se abrieron en abanico observando ese nuevo planeta que no las había recibido de la mejor manera. Los tacos finos dejaron pequeñas marcas en la tierra rojiza a la que hacía mucho tiempo ningún ser humano se había atrevido a pisar.
- Pueden sacárselas. En este momento los niveles no son peligrosos.
El grupo de mujeres se sacó las mascaras y respiró el aire. No era tan malo, algunas de ellas sonrieron, dejando al descubierto unos colmillos muy afilados.
- Teniente Delta- ordenó la capitán. – Quiero que trate de comunicarse ya mismo con nuestra base en la Luna. Tenemos que informarle de nuestro aterrizaje forzoso.
- Ya mismo señora- respondió e inmediatamente regresó a la nave.
- Beta, Gama y Epsilon. Verifiquen que la carga y recipientes para trasladar las muestras se encuentren bien al igual que los motores de la nave.
Las tres tripulantes desaparecieron al instante. Conocían el duro carácter de la primer oficial, sabían que no debían hacerla esperar o el castigo podría ser terrible.
Alfa se quedó en silencio. Observó las estrellas y la Luna. La ruta por la que habían llegado. Un rictus de enojo se dibujó en su cara.
Kappa que esperaba un poco más atrás no se atrevía a hablarle. No quería ser responsabilizada por lo ocurrido.
- Algo anda muy mal, lo huelo…- susurró Alfa mientras su cola de movía de manera nerviosa.
- Permítame decirle Capitán, la tormenta electromagnética salió de la nada, ninguno de los instrumentos la detectó – expresó Kappa acongojada.
- ¡No lloriquee teniente! ¡No es el momento!- exclamó Alfa con el ceño fruncido. - Esto no parece ser la Tierra… ¡Robby! ¡Dime algo que todavía no sé! ¡Mueve tus malditas tuercas!
El robot se acercó y con su voz metálica anunció:
- Hay una anomalía a la que no le puedo encontrar solución. Estamos en la Tierra a 300 millas de nuestro objetivo, pera la lectura temporal en el reloj de la nave señala que estamos en el año 3025.
- ¿Qué????


3
Un par de horas después, y repuestas de la sorpresa, las mujeres gato sacaron de la bodega de la nave los vehículos con los cuales podrían trasladarse por la Tierra. Un carro de seis ruedas muy altas con gran espacio de carga y dos potentes ciclomotores.
El sol ya se había alzado sobre las montañas, revelando una región bastante inhóspita.
Alfa, delante de su tripulación repasó los pasos a seguir, caminando delante de ellas, de derecha a izquierda sin mirar a ninguna.
- Todas sabemos que la situación es difícil, la tormenta electromagnética nos ha hecho viajar en el tiempo, pero debemos completar nuestra misión, una vez que hayamos conseguido el uranio y las muestras alimentarias trataremos de volver de alguna manera a nuestro tiempo. No podemos perder de vista la misión que nos han encomendado. La vida de nuestra raza depende de ello.
Hizo una pausa y miró a sus subordinadas. Parecían cinco exquisitas estatuas negras, inmóviles y silenciosas.
- Gamma, Delta, se quedan con Robby para vigilar la nave y arreglar los dispositivos de potencia. El resto vendrá conmigo.
- ¡Como ordene Capitán Alfa!- exclamaron al unísono.
Kappa y Épsilon subieron al carro, mientras que Beta espero a que Alfa tomara su moto. Luego ella tomó la otra. Se pusieron los cascos y arrancaron.
Dejaron una pesada polvareda detrás de ellas. Eran valientes y decididas, no le temían a lo desconocido. Provenían de una raza guerrera y sangrienta que no se había detenido ante nada ni nadie cuando tomaron control de la Luna, deshaciéndose de sus pares masculinos que las habían sojuzgado durante varios siglos.
Pero ahora la situación había cambiado. Los recursos minerales se estaban extinguiendo al igual que los alimenticios. Necesitaban de uranio para proveer de energía a todas sus ciudades, y miles de órganos humanos para alimentarse…


4
Lo primero que vieron fueron las cruces de madera recortándose entre las rocas. Creyeron que se trataba de una muestra de religiosidad extrema y por curiosidad se dirigieron para verlas.
Cuando se encontraron mucho más cerca vieron que en las cruces había algo que impensado: había humanos clavados como moscas contra ellas.
Los vehículos se detuvieron y las mujeres gato bajaron.
- ¿Qué diablos es lo que está ocurriendo acá? – preguntó Beta sorprendida.
- No tengo idea- afirmó Alfa. – Pero desde que llegamos todo parece estar patas para arriba.
- Tal vez se trate de algún tipo de castigo- expresó Kappa.
- O una advertencia- afirmó Alfa. – Esto es algo que jamás hubiera imaginado.
Con una gran agilidad felina, Alfa y Beta saltaron hacia las rocas, treparon con facilidad y ligereza.
Vieron que los cuerpos, apenas cubiertos con harapos, tenían diversas heridas, latigazos, sin tener en cuenta de que los buitres habían realizado un gran trabajo con los mismos.
Había hombres, mujeres de diversa edad, con los cabellos revueltos, sucios, algunos en muy mal estado de salud. Eso no impidió que Beta se acercara a una joven y le lamiera la sangre que le enrojecía el cuello.
- No tiene tan mal sabor. No hace mucho que murieron.
- A veces creo que eres un poco asquerosa – señaló Alfa con evidente desagrado.
- Lo hago por el bien de lo misión. Estamos investigando- replicó Beta con una sonrisa irónica en la cara.
Un gruñido las interrumpió. Inmediatamente sus sentidos se agudizaron. Caminaron en zigzag entre los cuerpos y descubrieron que un hombre de cabellos blancos y largos movía la cabeza. De golpe tosió y escupió algo de sangre.
- ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Quién les hizo esto?- lo interrogó Alfa.
El hombre alzó la cabeza con sumo esfuerzo, con las pocas fuerzas que le quedaban. Sus ojos se abrieron. Eran grises, apagados, tristes. Trataron de enfocarse en las mujeres. Un aire de sorpresa corrió por su cara.
- ¿…Q…Quienes son… ustedes…?
- Eso no importa. Debe decirnos quien les hizo esto – le ordenó Alfa.
- ¿No lo saben…? ¿De…de donde vienen…?
- ¡Respóndame de una vez lo que le pregunté!- rugió Alfa mientras le alzaba la cabeza y lo miraba con furia.
- …Los simios, fueron los simios…

5
Las dos voluminosas figuras se acercaron a los restos de Billy, que se hallaba tendido junto el tronco de un árbol reseco al costado del camino. Sus brazos estaban cruzados sobre el pecho. De no ser porque le faltaban todos sus dedos y la cabeza yacía entre sus piernas, casi se podría decir que parecía estar durmiendo.
- No fue muy lejos – murmuró el más grande con una voz grave y pesada.
- ¡Je! ¡Je! Es verdad, no sé para qué quieren escapar. Siendo nuestros esclavos pueden vivir un poco más- respondió el otro. Se pasó el dorso de la mano por la nariz y se secó un poco el líquido que le caía.
- ¿Otra vez con alergia Lucius?
- ¡Es el olor que despiden estos malditos humanos! Su pelo me destruye. No sé cómo tú puedes soportarlos Taylor- gruñó el orangután.
- No te quejes. Creo que lo mejor será volver, no hay nada más que hacer. El general sabrá valorar esta noticia. A este no podrá crucificarlo, pero…
- Es verdad. Espero que de todas maneras nos regale esa cena que nos prometió. Pero…
- ¿Sucede algo?
- No me importa que pueda pasarles a estos humanos, pero… Me pregunto quién es el que le hace estas cosas...
- Con nuestra raza no se ha metido así que… ¡Que se vaya al diablo!
- ¿Diablo? Eso me hace acordar de una antigua leyenda que había en la zona… No puedo recordarla bien…
- No te preocupes. Volvamos al campamento.
Taylor agarró la cabeza de Billy y la metió dentro de una bolsa. En ese momento una voz desde la radio los llamó.
- ¿Hola patrulla están ahí?
- Acá estamos Tim. Encontramos al fugitivo.
- Bien hecho. El general ordena de todas maneras que vayan hacia el sector Rojo. Hubo reportes de que algo del cielo cayó en ese lugar. El general quiere saber si se trata de un meteorito o de algún antiguo satélite. No quiere que los humanos puedan tener ningún tipo de tecnología.
- ¡Maldición!- gruñó Taylor. – Ya quería volver…
- Después de eso pueden hacerlo- respondió Tim y cortó la comunicación.
A regañadientes, los dos gorilas subieron al Jeep y se pusieron en marcha. Sin darse cuenta que no muy lejos de ahí, una figura con el piloto al viento los seguía con la mirada…


6
Los vehículos se detuvieron en la cuenca de un río, donde un bosque pálido trataba de elevar sus ramas hacia el cielo.
Las mujeres gato se acercaron a las aguas y se refrescaron el rostro.
Kappa aprovechó para acercarse a Alfa y preguntarle:
- ¿Cree que lo que dijo ese hombre es verdad?
- En estos momentos puedo creer cualquier cosa. Estuve pensando bastante. De acuerdo a lo que hemos visto y con la información que Robby me ha transmitido, podemos suponer que hubo alguna clase de cataclismo nuclear, la tierra ha quedado yerma, y por alguna razón los simios han evolucionado, tal vez han esclavizado a los hombres, se divierten con ellos… Solo sé que debemos estar preparadas para cualquier cosa.
- Las armas están preparadas.
- Es mejor que sea así. La computadora señala que el yacimiento de uranio se encuentra un poco más adelante, cruzando el bosque. Espero que no se equivoque. Después de atravesar la tormenta las lecturas han sido poco claras. Ha detectado algún tipo de ciudad, edificaciones y signos de vida pero todo de manera muy confusa.
- ¿Qué están murmurando?- las interrumpió Beta con mirada inquisidora.
- Relájate, nada que tú no sepas- respondió Alfa.
- Ya saben que no me gustan los secretos- advirtió.
- No exageres- replicó Kappa con el ceño fruncido.
Alfa iba a darles un tirón de orejas a las dos, pero justo en ese instante se dio cuenta que había movimientos entre el follaje de los árboles a poca distancia de donde ellas se encontraban.
- Cuidado, nos observan – susurró, y en ese instante una lanza voló sobre sus cabezas.
Afortunadamente para ellas, el tirador no tenía buena puntería, así que sin mediar una palabra, las mujeres contraatacaron. De inmediato, sacaron sus armas laser y dispararon.
Dos árboles se desintegraron en el acto. El olor a quemado les inundo las narices.
Afinaron los oídos y esperaron. Les pareció escuchar unas voces que hablaban entre sí.
- ¡Salgan de una buena vez o quemamos el bosque entero!- gritó Alfa con furia.
- ¡Sí! ¡Sí!- respondió una voz femenina con el temblor en su voz.
Dos figuras se dejaron caer de las copas de los árboles. Vestidas con pieles armadas con cuchillos en las manos, dos muchachas casi adolescentes se acercaron con temor.
- ¿Qué cosa son ustedes? ¿Son los diablos que nos cazan uno a uno? ¿Van a cortarnos los dedos a las dos?- preguntó la más alta, con el cabello rubio al viento y el terror flotando en sus ojos.


7
La llama azulada del soldador recorrió el largo del panel. Una triple costura sobre el metal debía ser suficiente. Robby se enderezó y silbó los primeros compases de Sweet home Chicago.
- ¿Terminaste con eso?- preguntó Delta algo preocupada.
- Sí, teniente Delta. Todo este sector había quedado muy golpeado por las rocas al aterrizar. Pero lo he dejado como nuevo.
- Puedes darte por satisfecho. Yo no he podido comunicarme con nuestra base en la Luna. Creo que jamás podremos volver. Tendremos que quedarnos en este mugroso lugar.
- Permítame decirle que tengo una teoría. Si logramos llegar a la tormenta electromagnética e ingresar con las coordenadas exactas tal vez tengamos una posibilidad.
- ¿Y si no lo hacemos en el punto exacto?
- Nos quedamos en este espacio tiempo o podemos ingresar a otro.
- ¿A un agujero negro?
- Tambien.
- Es mejor que no me digas más.
Robby iba a responderle, pero sus sensores le indicaron que algo se aproximaba.
- ¡Pliz…please! ¡Peligro Teniente Delta! ¡Peligro!- fue lo último que pudo anunciar Robby antes de que Taylor cayera sobre él y lo golpease con uno de los bastones de roble con los que acostumbraba aporrear a los humanos.
Algunos pedazos del cristal que cubría la parte superior de la cabeza volaron en pedazos. Un chisporroteo corrió entre las plaquetas de transistores y el robot se puso a sacudirse como un pez fuera del agua.
Al gorila no le importó lo que le estaba sucediendo ya que el siguiente golpe que le lanzó le dio de lleno en un costado, haciendo que Robby perdiese en equilibrio y cayese sobre la tierra rojiza dándose un golpazo.
Taylor el otro orangután saltó sobre Delta con una gran rapidez, golpeándola en la mandíbula y dejándola inconsciente.
Como una muñeca de trapo, su cuerpo flexible se deslizó hacia el suelo lentamente, casi en cámara lenta.
Gama, sin saber lo que ocurría salió al exterior sin tomar ningún tipo de cuidado. Su sorpresa fue muy grande al ver que dos orangutanes de más de dos metros de altura la estaban esperando…


8
Las mujeres gato llegaron al anochecer. Las primeras sombras estaban cayendo sobre la nave como un suave manto negro mientras que el sol se ocultaba tras las montañas del oeste.
Inmediatamente vieron al robot que yacía con los brazos inertes a los costados.
- ¡Robby! ¡Robby! ¡Despierta! ¿Qué ha sucedido?- gritó Alfa sacudiéndolo con vehemencia.
Las luces en el pecho comenzaron a titilar y un ruido de motores que se encendían sonó dentro de la carcasa metálica.
- ¡Bip! ¡Bip! ¡Peligro! ¡Peligro!
- ¡Odio el momento en que se reinicia este maldito!- gruñó la capitán enseñando los dientes afilados.
- ¡Biiiip! ¡Bipppp! ¡Ya estoy bien! ¡No se preocupen por mí!- anunció Robby poniéndose de pie con cierta dificultad. Sus piernas de formas redondeadas no lo proveían de mucha agilidad.
- ¿Puedes decirme que sucedió?
- Sé que las probabilidades de que me crean son escasas, pero tengo de decirle que dos orangutanes de pelo corto y muy pocos modales nos atacaron sin previo aviso. Afortunadamente pude ponerme en modo de espera, de esa manera creyeron que se habían deshecho de mí.
- ¿Qué hicieron con Delta y Gama?
- Se las llevaron.
- ¡Malditos simios! ¡Eso no vamos a permitirlo! ¡De ninguna manera!
- ¡Estamos con usted Capitán Alfa!- afirmó Beta con vehemencia.
- ¡Estamos con usted! –gritaron las otras poniéndose firmes.
- Robby, ¿La carga está bien?
- En perfectas condiciones.
- Entonces vamos a liberarlas. Esos cerebros de cacahuates sabrán lo que es bueno. Nunca debieron meterse con nosotras.
Una mirada llena de odio y desprecio refulgió en la mirada de Alfa y sin esperar un segundo más, la tripulación ingresó a la nave con dirección a la bodega. Unos extraños ruidos surgían de ella. El infierno se habría de alzar una vez más en el castigado planeta…


9
El General Hunter se paseó con evidente nerviosismo delante de la jaula. El taconear de sus botas golpeteaba como un martillo contra el piso de madera y sus charreteras de metal tocaban como campanillas.
Delta y Gama, sin mostrar miedo o resignación se mostraban altivas y despreocupadas.
- ¿Sabe que este lugar huele muy mal?- preguntó Delta con una marcada ironía en el tono de su voz.
El general clavó los ojos en ella y con un manotazo de furia arrojó al piso todos los utensilios que había sobre la mesa.
- ¡Cállese mujer! ¡No está en condiciones de hacer bromas!
- No es una broma. Le estoy diciendo la verdad.
- No me importa, no creo nada de lo que me ha dicho hasta ahora. No sé de donde han salido ni porque visten así.
- Ya se lo hemos dicho, venimos de la Luna- interrumpió Gamma molesta con el mal carácter del orangután.
- ¡Es una mentira!- exclamó corriendo hacia la jaula y golpeado con sus puños en la misma. - ¡No quiero que hablen más! ¡En pocos minutos uno de nuestros médicos se hará cargo de ustedes y les borrará esas ideas estúpidas.
- No va a asustarnos. Estamos acostumbradas a pelear. Somos guerreras, toda nuestra raza lo es- aseguró Delta.
En ese mismo instante, la puerta se abrió, y un chimpancé de estatura media, vistiendo un guardapolvo, ingresó con un maletín en su mano. Taylor y Lucius lo siguieron.
El doctor saludó bajando apenas la cabeza y dejó sus cosas sobre la mesa. Hizo caso omiso del desastre que había en el piso. Al parecer estaba acostumbrado.
Miró a las mujeres dentro de las jaulas con desprecio. Luego sacó dos jeringas y las llenó con un líquido verde y espeso que había dentro de una ampolla.
- Tráiganmelas- expresó de manera mecánica.
Los dos orangutanes se acercaron a la jaula, enseñando de manera amenazante los bastones. Abrieron el candado. Unas muecas de gozo se reflejaron en los rostros de los primates.
Taylor agarró de un brazo a Delta y la arrastró fuera de los barrotes. Ella clavó sus uñas en su mano enorme y peluda. El simio se mostró inmutable. Lucius agarró a Gamma y le sostuvo los brazos detrás de la espalda.
El doctor se acomodó las gafas y se acercó con las jeringas alzadas en su mano.
- Después de esto no volverán a ser tan ariscas….


10
La aguja se acercó al brazo de Delta, pero justo en ese preciso instante, las ventanas del cuartel volaron en pedazos, y las enormes patas peludas de una araña gigante ingresaron en la sala.
Delta aprovechó la sorpresa para darle una patada al doctor chimpancé y hacerlo rodar sobre la mesa y caer detrás de la misma.
Taylor corrió hasta una repisa donde se hallaban colgadas las escopetas, mientras que Lucius, al tener al arácnido encima se limitó a defenderse a palazos.
Hunter, ni lerdo ni perezoso, sacó una pistola de su cartuchera y comenzó a dispararle, sin tener en cuenta que el resto de las mujeres gato habían ingresado.
- ¡Detente salvaje! – exclamó Alfa apuntándolo con su pistola laser.
- ¡Pagaran por esto malditas! ¡Nadie puede alzarse contra nosotros! ¡Nuestra raza es la más fuerte!
- ¡Eso lo veremos!
Alfa disparó dos veces, pero sus rayos fallaron por poco. A pesar de su tamaño, Hunter demostró su agilidad evadiéndolos, girando hacia un costado y luego saltando hacia unas escaleras de hierro que llevaban hacia un piso superior.
En el otro extremo, Lucius había sido presa de la araña, que lo estaba devorando con lentitud. Y Taylor no había podido hacer mucho más, ya que los lasers de Epsilon y Kappa lo habían alcanzado en la cabeza y en el tronco. Su cuerpo desmembrado yacía contra una de las paredes.
En las afueras los sonidos de la destrucción y los gritos de los simios conformaban una melodía extraña. Las llamas comenzaron a alzarse en el campamento, iluminando la cara de Hunter que conformaba la máscara de la derrota.
- ¿Qué es lo que han hecho? ¿Qué sucede ahí afuera?
- Liberamos a los humanos que tenían prisioneros y están acabando con los tuyos, mientras que las otras arañas que trajimos están destrozando el campamento- señaló Alfa con fiereza.
- Esto no puede estar sucediendo... murmuró. Corrió hasta un ventanal por el que se podía ver todo el lugar.
- Está sucediendo, este es final- señaló la mujer gato y saltó sobre Hunter, que no pudo reaccionar ante el velocísimo ataque. Los colmillos de Alfa se cerraron sobre la garganta del orangután, que sólo pudo sentir un inmenso dolor al notar como su carne era desgarrada y la vida se le escapaba en la sangre que lo bañaba.
Minutos después, el cuerpo del primate cayó sonoramente sobre piso, y Alfa con la boca teñida de rojo y el triunfo reflejado en todo su ser comentó a las otras:
- ¿Saben algo? El sabor es bastante agradable.


11
Beta, que se había quedado afuera del cuartel liderando a las arañas, notó una presencia extraña a sus espaldas. Giró y lo vio. Las llamas a sus espaldas le daban un aire demoniaco. La figura de un hombre alto con sombrero y piloto se recortó contra ellas.
De inmediato supo que ese individuo tenía relación con la leyenda que le habían narrado las hermanas que habían encontrado en el bosque. Beta no creía en fábulas ni era supersticiosa, pero era capaz de percibir que había algo extraño en él y que sin lugar a dudas era el que desmembraba a los humanos.
- ¿Qué haces aquí?- le preguntó ella dando unos pasos en su dirección mientras lo escudriñaba de arriba hacia abajo.
- He sido atraído por el dolor y la destrucción. Son buenas en eso. Lo hacen muy bien.
- No te hemos llamado. Puedes volver por donde viniste.
Los ojos del extraño se pusieron rojos y chispearon bajo el ala del sombrero de una manera que ella jamás había visto y que la hizo sentir muy incómoda.
- No voy a irme. Ustedes pueden darme lo que quiero, lo que necesito.
- ¿Sabes algo? Creo que puedes irte bien al diablo- señaló Beta sacando la pistola de su funda y disparándole en medio del pecho.
El extraño vaciló un momento y su cuerpo pareció arder por unos breves instantes pero no se desintegró, muy por el contrario, el mismo absorbió toda la energía.
- Yo soy el diablo- respondió él caminando con paso firme hacia donde estaba Beta.
Ella sacudió la cabeza confundida. Maldijo a ese planeta y a la tormenta electromagnética que las había llevado a padecer todas esas cosas, pero no podía quejarse, tenía que enfrentar la situación y no había margen para el error.
El Demonio del Polvo, como así lo llamaban los nativos, sacó su cuchillo de cazador y seguro de su victoria corrió sin ningún tipo de reparo hacia la mujer gato…
Una cuchillada cortó la noche y voló hacia el cuello de ella, pero Beta estaba preparada y la detuvo con algo de esfuerzo con la ayuda de sus dos manos. Ellas eran mucho más agiles y rápidas que los humanos, algo que el demonio no había previsto. Y en el mismo movimiento, ella hizo palanca, giró las muñecas y le sacó el arma, pasó detrás de él y le puso la daga en la garganta.
- Creo que te estás poniendo viejo- le susurró al oído y sin esperar un segundo, hundió el frio acero en la carne del demonio.
El gemido que brotó de su boca fue tan espantoso que hizo que a Beta se le erizaran todos los pelos de la nuca.
Asqueada dejó caer el cuerpo y el cuchillo. Había sido una prueba durísima, la más dura que había tenido en toda su vida.
Escuchó unos pasos que se acercaban. Eran Alfa y las otras que lucian felices pero cansadas.
-Hemos vencido- afirmó la capitán.
- Todavía no- Beta agarró una de las maderas que se hallaban encendidas y la arrojó sobre el cuerpo del demonio que ardió como si estuviese en el infierno.
El sombrero de ala ancha voló hacia ella, lo agarró, le sacó algo de polvo y se lo puso en la cabeza
- ¿Cómo me queda?- les preguntó a las otras que le festejaron la ocurrencia que risas varias.
Las mujeres gato de la Luna se quedaron un rato largo observando cómo las llamas consumían los restos de ese ser, hasta que finalmente desaparecieron y el viento desparramaba sus cenizas.
En silencio caminaron hacia donde habían dejado sus vehículos, con un silbato llamaron a las arañas y fueron en búsqueda de su nave.
Había sido un día demasiado largo y la noche también. Tendrían que decidir que iban a hacer con sus vidas, tratar de regresar o quedarse y adaptarse al planeta Tierra
El nuevo día traería las respuestas…

HT2014:Escritor
The following user(s) said Thank You: José Luis Castaño

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10 years 6 months ago #1721 by José Luis Castaño
Bueno, después de una primera leída, puedo asegurarte que es una historia bastante pulp, aunque no propiamente de terror. Creo que el personaje del diablo podría trabajarse un poco más, no sé, darle un aire más amenazador.

HT2013:Escritor

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10 years 6 months ago #1747 by Daniel L
Es verdad, la historia se me fue un poco... y a las apuradas. Creo que trabajando algunas atmosferas puede mejorar. Hasta podría ser una novelita con algunas cositas que me quedaron.
Gracias por el comentario.

HT2014:Escritor

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10 years 6 months ago #1771 by elDuendeP
Daniel L, me lo he pasado teta con tu relato. Como dice José Luis, no es muy de terror, pero sí definitivamente pulp. Quizá al desarrollar un poco más el personaje del Diablo puedas meterle el toque de terror que le falta, pues la leyenda que acompaña al personaje se presta a ello. De hecho, he encontrado un poco a faltar el relato de las dos muchachas que se encuentran en el bosque. De pronto desaparecen y no volvemos a saber de ellas.

Y luego una cosilla, en el capítulo 7 estás nombrando a Taylor y luego dices "Taylor, el otro orangután". Creo que ahí debería de decir "Lucius", no?

HT2013:Escritor

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10 years 6 months ago #1787 by Daniel L
Si, el apuro me hizo omitir a las 2 chicas (todavía no sé q les pasó), y lo de Lucius también lo corregiré.
Voy a oscurecer la trama, y el final iba a ser mas oscuro, pero no encontré las palabras adecuadas, así que
espero dejarlo mejor.
Gracias a todos por dejarme "experimentar" este tipo de relato, manejar las influencias y ver "que sale".

Grandes saludos. B)

HT2014:Escritor

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10 years 6 months ago #1792 by Octavio71
Hola. Me ha gustado mucho tu relato. Pensando en darle un aire un poco mas terrorifico y considerando que es un cruce entre varios personajes y ambientes conocidos podrías considerar introducir al final un reemplazo al demonio del polvo, como un cenobita o algo así, o al menos insinuarlo para que el asunto no termine tan bonito para las mujeres gato, je je. Saludos.

HT2013:Escritor|HT2014:Escritor

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