Una vez más traemos a nuestros queridos lectores una obra clásica pero que indudablemente ha tenido una gran influencia posterior sobre muestra amadaLiteratura Pulp. Las Manos de Orlac es una novela publicada por entregas en 1920, cuyo autor fue Maurice Renard, y que contiene una mezcla de géneros como son el policiaco, el terror, los «Mad Doctors» y ciertos trazos de romanticismo. Muchos críticos consideran esta obra como el inicio de un subgénero en sí mismo, al que podría denominarse como «Body Parts» o partes del cuerpo. Así que preparaos y apagad las luces mientras saboreáis este artículo y sujetáis vuestro lector con las manos...; si es que estáis seguros de que son vuestras propias manos.
«Portal Oscuro» es una multiaventura; un librojuego como los de antaño, pero desde una perspectiva pulp y además multiautor. A partir de una trama y unos personajes comunes ―inspirados en las revistas pulp clásicas Men’s Adventure―, cada uno de los autores implicados en el proyecto ha construido su propio abanico de posibilidades, por lo tanto, el lector se encontrará con varios universos paralelos que se concretan en diferentes aventuras. Se trata de una obra que publicamos por primera vez en formato electrónico en el año 2015, como elemento central del número de «Amanecer Pulp» que se correspondía con ese año: Amanecer Pulp 2015. Especial Portal Oscuro. Ahora, y puesto que hemos decidido pasar todas nuestras obras digitales a papel, hacemos lo propio con la parte que se corresponde con el librojuego «Portal Oscuro», siendo así mucho más manejable. Ésta es, por tanto, una versión recortada, optimizada y exclusiva en formato impreso. Si eres un lector de alma ochentera seguro que recuerdas con cariño aquellas publicaciones que, bajo el lema «Se tú el protagonista», debías enfrentarte a la lectura de una novela o librojuego en formato «Multiaventura». En este tipo de novelas «tú» eres el protagonista y de ti, y de las decisiones que tomes, dependerá el éxito de la misión que se te propone.
En aquellos tiempos de guerra era yo muy joven, lejos de poseer los matojos de cabellos grisáceos que recubren mi coronilla y el rostro de piel de estropajo surcado de arrugas. Al contrario que los demás miembros del pelotón, yo era el único que había sido alistado en el ejército forzosamente y todos lo sabían, motivo por el que era objeto de constantes burlas a diario. No me entendáis mal, no es que yo no fuese un patriota, pero a mi edad lo único que me importaba era cuidar de la granja junto a mis padres y hermanos lejos del mundo de violencia que se extendía más allá de nuestro cercado. Pero las malas cosechas y el nacimiento de un nuevo hermano pequeño habían hecho que la economía familiar se volviera insostenible, siendo el reclutamiento la única opción. Y si a dicha desgraciada circunstancia se le añadía además que yo era un patán sin estudios, flacucho y torpe, de mirada huidiza y con la cara llena de granos, era de suponer que mis funciones se limitaban a limpiar zapatos, hacer de mula de carga y servir de mascota para el resto de mis compañeros.
Esta vez dejamos a un lado las reseñas literarias para centrarnos en una de las obras cinematográficas más polémicas de todas. Maravilla del séptimo arte para unos, pura bazofia para otros, pocas películas han logrado cautivar y escandalizar a partes iguales a los críticos sin que éstos puedan conseguir ponerse de acuerdo a la hora de catalogar esta producción tan bizarra. Plan 9 del Espacio Exterior es una de esas películas que todo el mundo debe ver al menos una sola vez, y que desde luego no deja a nadie indiferente. Eso sí, unos quedarán tan aborrecidos después del visionado que arrojarán el DVD (o equivalente) directamente a la basura, mientras que otros la conservarán como paño en oro entre su colección exquisita de cine.
¿Quién no ha oído hablar de Bram Stoker y de su novela más emblemática, Drácula? Al igual que otros grandes maestros de la literatura, cuya memoria va eternamente unida a su obra más famosa (como le sucede a Howard con Conan el Bárbaro, o a Doyle con Sherlock Holmes por mencionar dos ejemplos), a este escritor irlandés nacido en 1847 solamente se le recuerda por hacernos temblar de miedo gracias al chupasangres más universal de todos los tiempos, a pesar de ser un autor prolífico generalmente en el terreno del relato corto. Sin embargo hoy les traigo un artículo sobre otra novela del mismo autor, y aunque el peso de la fama no ha recaído sobre ella del mismo modo que Drácula, no por ello posee un talante inferior (de hecho muchos críticos la consideran incluso mejor, tanto en sus formas como en la propia historia). Así que hoy cambiaremos los vampiros y los castillos malditos por las momias y las tumbas, hoy les acercaré a La Joya de las Siete Estrellas y a sus versiones cinematográficas.
Adrià Turull Pérez (Barcelona, 1985), es un autor que muchos de vosotros seguro que ya conocéis. Aunque «La Diosa de Ébano» es su primera novela, lo cierto es que cuenta en su haber con un amplio surtido de relatos, entre los que cabría destacar «La noche previa» (finalista en el concurso de Relatos Medievales y publicado en la Revista Medieval, nº 34); y, en especial (por la parte que nos toca), «La daga de Ras’Hamak», un relato de estilo howardiano que publicamos dentro de la antología Amanecer Pulp 2014. Ahora, en las lineas que siguen, no solo os presentamos la que es su primera novela, sino que también os ofrecemos el primer capítulo integro para abrir boca, como suele decirse.
Como toda historia que se precie, debe existir un protagonista. Y puesto que el héroe de esta aventura que os voy a contar soy yo, que mejor que sea un servidor quien os la narre. Mi nombre es Billy, Billy Jones, y lo que vais a leer a continuación no son más que los hechos que en verdad ocurrieron hace mucho tiempo, tal y como sucedieron en realidad y sin exagerarlos ni un ápice. Corre a vuestro cargo el creer o no en esta historia, aunque su veracidad no pueda ser comprobada debido tanto al paso del tiempo como al pacto de silencio que se estableció una vez terminaron las catastróficas desdichas que os voy a relatar y de las que, al igual que otros muchos, fui testigo. Yo al menos estoy vivo para poder recordar esta serie de incidentes, pero desgraciadamente muchos no tuvieron la misma suerte. Así pues, permaneced atentos y en silencio, y sed pacientes conmigo mientras desgrano en mi memoria los viejos recuerdos hasta que encajen como piezas de un puzle terrible y fantástico. Sed bienvenidos a…