Mantener un sitio web online es una tarea titánica, ¡qué os voy a decir! A la dificultad de producir contenido original, posicionarlo, y darse a conocer para atraer visitas, junto con las labores propias de un humilde escritor autoeditor, autodidacta, y auto lo que sea…, hay que añadirle todos los problemas técnicos que van surgiendo por el camino, y que en definitiva terminan por imponerse de tal forma, que al final, no te queda más remedio que dedicarle todo tu tiempo a este tipo de cuestiones tan ingratas. Ya no basta con tratar de hacer las cosas bien —o al menos mejor que la competencia—, para no perder visitas y te coman terreno, sino que además tenemos que vérnoslas con los jodidos spamers, los plagiadores de contenido adictos al copypaste, los piratas con fobia al esfuerzo ajeno, las leyes estúpidas como las «cookies», y…, quizás, los más temidos de todos, los hackers. Dentro de lo malo estos tienen su mérito; no todo el mundo tienen los conocimientos técnicos que ellos poseen; es una pena que no los aprovechen para cosas más positivas. En la entrada de hoy comentaré el último ataque que hemos sufrido, entre otras cosas porque aún no tengo ni idea ni de cuál era su objetivo, ni cómo se hizo, por lo que nada mejor que darlo a conocer, y ver si así alguien puede arrojar algo de luz. Pues bien, este tipo de ataque hacker comienza con un aviso en tu correo, que dice lo siguiente: «Google ha detectado que se ha añadido a (xxxxx [arroba] gmail [punto] com) como propietario de (tu sitio web)». ¿Esto qué significa?
A diferencia de artículos anteriores, donde las obras analizadas mostraban a los alienígenas como seres perversos ansiosos con hacerse con nuestro planeta a costa de asumir cuerpos humanos o bien de esclavizar sus mentes, en esta ocasión toca hablar de extraterrestres amistosos (y no, no es el E.T. cabezón de ojos grandes). El Amo Ha Muerto (Farewell to the Master, 1940) es un relato del escritor Harry Bates famoso por ser la base del guion de la película clásica de ciencia ficción Ultimátum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still, 1951). En el presente artículo trataremos de analizar tanto el relato de Bates como la película clásica, además del remake de 2008 protagonizado por Keanu Reeves. Vayamos por partes.
Buceando por la red me he encontrado un artículo más que interesante acerca de Robert E. Howard y sus relatos de ficción detectivesca. Se trata de un artículo original firmado por Dierk Guenther para la web rehtwogunraconteur.com bajo el título: «Gumshoes, Gats and Gals: Robert E. Howard’s Detective and Crime Stories». Pues bien, en las líneas que siguen os ofrecemos la traducción del mismo en primicia; una traducción original, personal y autorizada, y que esperamos sea de vuestro agrado (perdonadme los fallos, no soy un experto traductor y hago lo que puedo). Un artículo que nos explica las dificultades personales de Robert E. Howard para escribir relatos detectivescos («crime stories»), así como su desafección por ellos, llegando a ser sumamente crítico consigo mismo.
Los años 50 fueron especialmente pródigos para la ciencia ficción, en concreto para las invasiones alienígenas, lo cual no era más que la continuidad de la Literatura Pulp que con el cine experimentaba un cambio de formato y una imagen renovada. En el artículo que sigue nuestro compañero Eihir nos hablará de una de las películas más icónicas de la Serie B de esta década, y todo un referente para que cualquier osado extraterrestre se lo piense dos veces antes de invadirnos, pues los terrícolas nos tomamos muy en serio estas cuestiones. Invasores de Marte (1953) es una película mítica, de culto como suele decirse, y junto con otros múchos títulos coetános, como son Ultimátum a la Tierra (1951), La Guerra de los Mundos (1953), o La Invasión de los Ladrones de Cuerpos (1956), nos muestra el temor innato a lo desconocido, un temor que a su vez nos seduce, nos atre y nos fascina. Tal y como hemos visto en un artículo anterior Los ladrones de cuerpos, dos eran los mecanismos preferidos por aquellos que deseaban hacerse con nuestro planeta, uno la réplica o duplicación, y otro la posesión o dominación del sujeto. Invasores de marte (Invaders From Mars), que tuvo su remake en los años 80 de la mano de Tobe Hooper, opta por lo segundo, cuyo guión presenta una serie de ideas muy similares a las que Robert Heinlein desarrolló en 1951 para su novela The Puppet Masters (Amos de títeres). De todo ello, y mucho más, nos hablará el redactor de este magnífico artículo.
The Body Snatchers (Jack Finney, 1955), traducida como «La invasión de los ladrones de cuerpos» o «Los invasores de cuerpos», es una novela de ciencia ficción publicada en la revista Colliers Magazine que, junto a ¿Quién anda ahí? (John W. Campbell, 1938; ver artículo: La Cosa, basada en una novela pulp de John W. Campbell) e Invasores de Marte (1953, John Tucker Battle), forma una trilogía que podía denominarse como Trilogía de los Invasores Alienígenas Replicantes. Si la idea original de Campbell era describir la situación de paranoia entre un grupo de científicos en una base del ártico, creada por el descubrimiento de una criatura alienígena capaz de replicar a un ser humano, lo que hizo Battle fue escribir un relato de una invasión alienígena bien organizada y planificada, suplantando poco a poco a la población de una ciudad. Sin embargo, es Finney quien con sus Ladrones de Cuerpos se lleva el gato al agua con esa invasión de vainas emigrantes, capaces de engendrar una semilla de un ser humano para duplicarlo con exactitud y así poder sobrevivir en un nuevo planeta. Por supuesto que en la Literatura Pulp ya existían obras anteriores a la de Finney con el tema de la duplicación, pero la novedad de esta novela es la forma en la que se produce, sentando las bases para multitud de obras posteriores que homenajearon, plagiaron, o copiaron la idea (algunas de forma terriblemente descarada).
Expediente X (X-Files en inglés) fue una serie de televisión de los noventa (1993-2002) cuyo éxito resultó tan tremendo como inesperado. Dentro de la Literatura Pulp uno de los tópicos más característicos es el de los detectives e investigadores de lo paranormal: Occult Detective Fiction; fuente de inspiración inequívoca para los productores de la serie. Sorprende que, hasta la fecha, no hubiese ninguna otra propuesta televisiva similiar que metiese al público en el bolsillo de la misma forma que lo hizo Expediente X. La mayoría de los intentos fueron bastante discretos, muchos de ellos en la década de los ochenta, entre los que cabe destacar (al menos que ahora recuerde) ejemplos como Cazadores de Sombras (1985-86), o Misterio para tres (1987). De todas formas, y para más información, en IMDB podríamos obtener una lista con un buen puñado de títulos: Occult Detectives. Sin embargo, la pareja de detectives del FBI creada por Chris Carter para la cadena Fox, e interpertados por David Duchovny y Gillian Anderson, como los agentes Fox Mulder y Dana Scully, sencillamente arrasó, desbordando todas las expectativas.