Los Tres Mosqueteros, La Fuga de Logan, La Isla del Doctor Moreau, El Secreto del Sahara, Asesinato en el Orient Express, y muchos otros títulos acuden a nuestra mente cuando nombramos al gran actor Michael York (1942, Reino Unido). Ya hace algún tiempo publiqué un artículo sobre otra leyenda viva, Richard Chamberlain (curiosamente, ambos trabajaron juntos en las películas de los mosqueteros), y ahora toca el turno de elogiar a otro de los actores que encarnaron al héroe pulp en los setenta y ochenta.
Robert Leslie Bellem (19 de julio, 1902 – 1 de abril, 1968), escritor estadounidense, también conocido como el Shakespeare de los «Spicys», fue un prodigio de la Literatura Pulp. Si tuviésemos que escoger a un solo autor como representativo de este asombroso periodo literario, probablemente sería él. Hablamos de un escritor profesional, capaz de escribir sobre cualquier tema, del género que fuese, y además a una velocidad endiablada. Solo en lo que se refiere a relatos, se calcula que habrá escrito unos 3000 a lo largo de su carrera, que duró más o menos 30 años; junto a un par de novelas y multitud de guiones para el cine y la televisión (Perry Manson, El llanero solitario, y Las aventuras de Superman, entre otros). Y no solo escribía mucho y muy rápido, sino que también lo hacía con notable calidad.
Los años cincuenta fueron muy duros. La Era Dorada Pulp había muerto, y mucha gente, al verse privada de su dosis habitual de cutrecina pulposa, de increíbles relatos e historias capaces de retorcerte la médula hasta el infinito, y más allá, sencillamente ¡enloquecieron! Sí, muchos lectores totalmente desnortados se volvieron locos por completo, o quizás ésta es la explicación más sencilla y absurda que se me ocurre para justificar el siguiente artículo, que ya de por sí es lo suficientemente raro como para entenderlo. Hablamos de un cómic, en teoría, como otro cualquiera de los años cincuenta, publicado por EC Comics, solo que en este caso con una temática poco o nada habitual. La publicación se llamaba «Psychoanalysis», y sus contenidos iban justo en esta línea; es decir, el psicoanálisis, sus teorías freudianas y algo de propaganda acerca de los nuevos medicamentos que acababan de salir al mercado; los antipsicóticos. Ya sabes ¡no olvides tomarte la medicación! «Psicoanálisis» es, sobre todo, uno de los comics más curiosos y sorprendentes que se han publicado en el siglo XX; un cómic que toma como base la interpretación de los sueños. Ahora veamos por qué.
Hugo Gernsback, considerado por muchos como el padre de la ciencia ficción, no siempre lo tuvo fácil para encontrar escritores que le diesen vida a su nueva revista «Amazing Stories», por lo que no le quedó más remedio que recurrir a historias ya publicadas en Europa. «La Flor Maligna (The Malignant Flower, 1927)» es una de ellas, solo que, en este caso, no está del todo claro quién es el autor. La obra está firmada bajo el nombre de Anthos, pseudónimo que se le atribuye al escritor alemán Leonard Langheinrich (Fecha de nacimiento: 17 de mayo de 1890, Berlin-Schönholz - Fallecimiento: 7 de junio de 1944, Berlín, Alemania), sin embargo, no existe, o no he encontrado, ni la versión original del relato ni referencia alguna lo suficientemente esclarecedora. También, destacar que me parece muy raro que este relato no haya sido traducido al español hasta la fecha, pues llama bastante la atención, no en vano ilustra la portada de la revista Amazing Stories (septiembre, 1927), obra del artista Frank R. Paul, y que seguro habréis visto más de una vez (os la pego al final del texto). Además, y como anécdota interesante, es precisamente en este número en el cual se publica por primera vez uno de los relatos más conocidos de H. P. Lovecraft: «El color que cayó del cielo (The Colour Out of Space, 1927)»; y no solo eso, sino que además ni siquiera su nombre figura en la portada. Nota: Para saber si un relato está inédito en nuestro idioma o ya le consta alguna traducción previa, siempre utilizo la base de datos de Tercera Fundación, y en el caso que nos ocupa no he encontrado ni rastro. Si estoy equivocado, por favor, pasadme el aviso y corrijo este dato. Obra traducida por Emilio José Iglesias Fernández. Traducción sujeta a derechos de autor.
Robert Bloch es uno de esos autores clásicos de la literatura pulp que no necesita presentación. Su especialidad eran los relatos cortos de terror y ciencia ficción y, en revistas como Weird Tales no era muy difícil encontrar alguna de sus obras de vez en cuando; aunque también tuvo bastante éxito como novelista y guionista, donde suma importantes méritos y reconocimientos. Mantuvo correspondencia con el gran maestro H. P. Lovecraft, cuya amistad propició numerosas aportaciones al ciclo de los «Mitos de Cthulhu». Sin embargo, su fama mundial vendría de la mano de un director de cine, concretamente Alfred Hitchcock, quien llevó a la gran pantalla en 1960 una de sus novelas más emblemáticas: «Psycho (Psicosis)». La mayor parte de su obra está traducida, pero todavía quedan algunas joyas inéditas en español, y en un principio pensábamos que «Talento (Talent)», publicada en julio de 1960 en la revista especializada IF Science Fiction, era una de ellas, por lo que nos pusimos manos a la obra. Sin embargo, hemos constatado que existe una traducción previa, pues este relato se incluyó en la antología El planeta loco (1977, Ficha Tercera Fundación). En la historia que sigue,que traduce para nosotros Carlos Sánchez Pérez, su narrador nos presenta una serie de inquietantes testimonios acerca de un misterioso muchacho, del que poco se sabe, pero del que mucho se habla; más bien de sus extrañas habilidades. ¡Disfrutadlo online ahora, y más adelante en papel, en nuestra edición Maestros del Pulp 2!
En lugar de reseñar una antigua película, como viene siendo costumbre, hoy haremos una excepción y hablaremos de una serie de TV actual de ciencia ficción, Sueños Eléctricos, basada en los relatos del célebre Philip K. Dick, autor de la obra que dio pie a Blade Runner. Consta de 10 episodios de aproximadamente 50 minutos de duración cada uno, todos ellos independientes, al estilo de las antiguas series de televisión de relatos tipo “Más allá del límite” (The Outer Limits, 1963-65; 1995-2002) o “En los límites de la realidad” (también conocida como Dimensión Desconocida, o The Twilight Zone en inglés, 1959-66; 1985-89; 2002-03). Aunque actualmente existen otras series similares, como Dimensión 404, «Electric Dreams» me ha parecido bastante buena y mucho más interesante que el resto (Dimension 404 no me gustó nada y ni siquiera la terminé de ver).
Hoy toca hablar de un clásico noventero de la filmografía pulp, la adaptación de la novela gráfica The Rocketeer de Dave Stevens, publicada por primera vez en 1982 por la editorial Pacific Comics (Starslayer, nº2), en claro homenaje a los héroes pulp propios del período de entreguerras. Aventuras, nazis, aviones, jetpacks, y mucha acción al estilo de la época es lo que podemos encontrar en esta producción que, pese a resultar un fracaso de taquilla, se convirtió en película de culto con el paso de los años. ¿De qué va la trama? Ambientada en los años 30, el gobierno estadounidense realiza pruebas secretas con un prototipo de jetpack (para aquellos que no lo sepan, es uno de esos cacharros futuristas con aspecto de mochila propulsada mediante cohetes que permite volar al que lo lleva). Tras un incidente con la Mafia, el artefacto termina cogiendo polvo en un aeródromo, donde un joven piloto de pruebas (obviamente el protagonista de la historia) lo encuentra y se lo queda, adquiriendo la identidad del héroe «The Rocketeer».