Buceando por la red me he encontrado un artículo más que interesante acerca de Robert E. Howard y sus relatos de ficción detectivesca. Se trata de un artículo original firmado por Dierk Guenther para la web rehtwogunraconteur.com bajo el título: «Gumshoes, Gats and Gals: Robert E. Howard’s Detective and Crime Stories». Pues bien, en las líneas que siguen os ofrecemos la traducción del mismo en primicia; una traducción original, personal y autorizada, y que esperamos sea de vuestro agrado (perdonadme los fallos, no soy un experto traductor y hago lo que puedo). Un artículo que nos explica las dificultades personales de Robert E. Howard para escribir relatos detectivescos («crime stories»), así como su desafección por ellos, llegando a ser sumamente crítico consigo mismo.
Los años 50 fueron especialmente pródigos para la ciencia ficción, en concreto para las invasiones alienígenas, lo cual no era más que la continuidad de la Literatura Pulp que con el cine experimentaba un cambio de formato y una imagen renovada. En el artículo que sigue nuestro compañero Eihir nos hablará de una de las películas más icónicas de la Serie B de esta década, y todo un referente para que cualquier osado extraterrestre se lo piense dos veces antes de invadirnos, pues los terrícolas nos tomamos muy en serio estas cuestiones. Invasores de Marte (1953) es una película mítica, de culto como suele decirse, y junto con otros múchos títulos coetános, como son Ultimátum a la Tierra (1951), La Guerra de los Mundos (1953), o La Invasión de los Ladrones de Cuerpos (1956), nos muestra el temor innato a lo desconocido, un temor que a su vez nos seduce, nos atre y nos fascina. Tal y como hemos visto en un artículo anterior Los ladrones de cuerpos, dos eran los mecanismos preferidos por aquellos que deseaban hacerse con nuestro planeta, uno la réplica o duplicación, y otro la posesión o dominación del sujeto. Invasores de marte (Invaders From Mars), que tuvo su remake en los años 80 de la mano de Tobe Hooper, opta por lo segundo, cuyo guión presenta una serie de ideas muy similares a las que Robert Heinlein desarrolló en 1951 para su novela The Puppet Masters (Amos de títeres). De todo ello, y mucho más, nos hablará el redactor de este magnífico artículo.
The Body Snatchers (Jack Finney, 1955), traducida como «La invasión de los ladrones de cuerpos» o «Los invasores de cuerpos», es una novela de ciencia ficción publicada en la revista Colliers Magazine que, junto a ¿Quién anda ahí? (John W. Campbell, 1938; ver artículo: La Cosa, basada en una novela pulp de John W. Campbell) e Invasores de Marte (1953, John Tucker Battle), forma una trilogía que podía denominarse como Trilogía de los Invasores Alienígenas Replicantes. Si la idea original de Campbell era describir la situación de paranoia entre un grupo de científicos en una base del ártico, creada por el descubrimiento de una criatura alienígena capaz de replicar a un ser humano, lo que hizo Battle fue escribir un relato de una invasión alienígena bien organizada y planificada, suplantando poco a poco a la población de una ciudad. Sin embargo, es Finney quien con sus Ladrones de Cuerpos se lleva el gato al agua con esa invasión de vainas emigrantes, capaces de engendrar una semilla de un ser humano para duplicarlo con exactitud y así poder sobrevivir en un nuevo planeta. Por supuesto que en la Literatura Pulp ya existían obras anteriores a la de Finney con el tema de la duplicación, pero la novedad de esta novela es la forma en la que se produce, sentando las bases para multitud de obras posteriores que homenajearon, plagiaron, o copiaron la idea (algunas de forma terriblemente descarada).
Expediente X (X-Files en inglés) fue una serie de televisión de los noventa (1993-2002) cuyo éxito resultó tan tremendo como inesperado. Dentro de la Literatura Pulp uno de los tópicos más característicos es el de los detectives e investigadores de lo paranormal: Occult Detective Fiction; fuente de inspiración inequívoca para los productores de la serie. Sorprende que, hasta la fecha, no hubiese ninguna otra propuesta televisiva similiar que metiese al público en el bolsillo de la misma forma que lo hizo Expediente X. La mayoría de los intentos fueron bastante discretos, muchos de ellos en la década de los ochenta, entre los que cabe destacar (al menos que ahora recuerde) ejemplos como Cazadores de Sombras (1985-86), o Misterio para tres (1987). De todas formas, y para más información, en IMDB podríamos obtener una lista con un buen puñado de títulos: Occult Detectives. Sin embargo, la pareja de detectives del FBI creada por Chris Carter para la cadena Fox, e interpertados por David Duchovny y Gillian Anderson, como los agentes Fox Mulder y Dana Scully, sencillamente arrasó, desbordando todas las expectativas.
Para que negarlo, muchos saldrán de fiesta la Noche de Halloween, y otros se quedarán en casa viendo una buena película de terror, y serán pocos los que opten por pasarla leyendo, en la más íntima oscuridad, y es que no todo el mundo tiene aguante para la lectura después de medianoche; pero si éste es tu caso, y no sabes muy bien qué leer en semejante festividad, entonces puede que te sea de interés nuestras recomendaciones. En mi modesta opinión creo que lo mejor para la Noche de Halloween, o Samaín como decimos en Galicia, son los cuentos, los relatos, y aquí los clásicos nunca fallan. No creo que sea un buen plan optar por novelas, a no ser que sean novelas cortas, pero esto como siempre es cuestión de gustos.
¿Historias de miedo? ¡Soporíferas, diría yo! Estaba ansioso por visionar esta película de relatos, un género que tanto reverenciamos por estos lares y que, lamentablemente, con propuestas como la que sigue no nos queda otra que asistir al ocaso del mismo (recordemos nuestra última crítica VHS 2012). Sí, tenía muchas esperanzas puestas en Tales of Halloween 2015, y algo me decía que sería magnífica; pues bien, chasco al canto. Decir que es soporífera es poco, porque es realmente mala. Ya de entrada, el esquema clásico de tres historias y una cuarta como hilo conductor, se va al garete, y es sustituido por una puesta en pantalla de nada más y nada menos que 10 historias, todo ello en 90 minutos. Bien, esto arroja una media de 9 minutos para cada relato, lo cual es muy, muy poco tiempo. En efecto, el resultado es algo así como una sucesión de sketchs en los que resulta imposible que el espectador pueda sumergirse convenientemente en la atmosfera que se propone, saltando de una historia a otra de forma frenética, lo que nos lleva a un tour por el aburrimiento y la indiferencia, hasta caer en un profundo y agradable sueño; porque esto es lo único que te atacará como se te ocurra verla el 31 de octubre a medianoche. Sin duda esta es la mejor propuesta para dormir como un bebé.