La versión cinematográfica de Jonah Hex -un personaje de cómic-, tenía todos los ingredientes necesarios para convertirse en una buena película de estilo pulposo, aunque la verdad, a vista del resultado, creo que más bien podría tildarse de pulgosa.
No esperaba nada bueno de ella, pero viendo las puntuaciones que le otorgaron los usuarios, según otras webs, pensé que podría sorprenderme, pero anoche la vi, y nada de nada. En resumidas cuentas, da la impresión de ser algo así como la disparatada Wild Wild West (1999), de Will Smith, pero mucho menos imaginativa.
Las historietas publicadas por DC Comics no las conozco, nunca he tenido la oportunidad de leerlas, pero en lo que se refiere a la película, nos encontramos con una trama demasiado lineal y atiborrada de tópicos; incluso creo que ni siquiera está bien contada.
«Hogar de uno de los faros más remotos del Reino Unido, las Islas Flannan han advertido del peligro a los barcos que navegaban por el Atlántico durante más de 100 años. Sin embargo, durante una semana en diciembre de 1900, ninguna señal llegó de las Islas. Cuando se envió un barco para investigar, la tripulación descubrió que el faro había sido abandonado y los tres fareros habían desaparecido. Allí encontraron que la comida estaba preparada pero no se había tocado, además de una silla volcada. Asimismo, el reloj se había parado. Nunca se encontró a los tres fareros y hasta el día de hoy las solitarias islas están envueltas en una leyenda. La historia ha inspirado ópera y poesía y se dice que tres grandes pájaros negros patrullan la isla». (Canal Historia)
La mayoría de los relatos de misterio y horror que conocemos suelen estar basados en hechos más o menos reales. Es por ello que, buscando sucesos de este tipo que nos puedan servir como base, o cuando menos para estimular un poquito nuestra imaginación, me he encontrado con este misterio que desconocía, y creo que se le puede sacar bastante partido. Hablamos de “El misterio de las islas Flannan”, y al igual que hemos hecho en una entrada anterior, acerca de la extraña muerte del multimillonario Alfred Lowenstein, ahora, además de contaros un poco por encima de qué se trata, haremos nuestras propias elucubraciones. Todo ello por cortesía de “Canal Historia”.
Sipnosis: «Los ojos del diablo» es una película compuesta por dos historias, adaptadas de sendos relatos de Edgar Allan Poe, y dirigidas por dos maestros del género. En la primera «Los hechos del caso del Sr. Valdemar», por George Romero, un viejo millonario sobrevive a la muerte a través del hipnotismo. Su esposa, una mujer más joven, planea con su amante mantener al marido con vida hasta que escriba su testamento. En la segunda «El gato negro», por Dario Argento, un reportero gráfico mantiene una relación con una mujer amante de los gatos, que en una vida anterior fue una sádica bruja.
«El 4 de julio de 1928, un avión privado despegó de la pista de Croydon, el mayor aeropuerto comercial de Inglaterra, con destino a Bruselas. A bordo se encontraba el financiero belga Alfred Lowenstein, uno de los hombres más ricos del mundo. Cuando el avión aterrizó, el genio financiero ya no se hallaba a bordo. En algún lugar sobre el canal de la Mancha, a una altitud de más de 1.200 metros, Alfred Lowenstein había desaparecido sin dejar rastro. ¿Había sufrido un desafortunado accidente y se había caído del avión? ¿Fue asesinado? Su desaparición, teniendo en cuenta que tenía numerosos enemigos y una gran fortuna, resultó profundamente sospechosa. Hoy en día sigue siendo un misterio» (Canal Historia)
Las historias que nos cuenta esta película muestran una estética inconfundible, hablamos de los años 80. Veremos un buen puñado de caras conocidas, y los efectos especiales son poco menos que pésimos. Puede que no esté a la altura de Creepshow, y quizás se eche de menos al típico maestro de ceremonias, pues los relatos se presentan tal cual, de forma directa, sin ese aliciente que evoca a las antiguas revistas pulp; e incluso podríamos buscarle muchos otros defectos, pero lo cierto es que el conjunto, a día de hoy, sigue funcionando igual de bien que cualquier otra de sus coetáneas, como es el caso de la citada Creepshow, o de aquellas otras de las que ya hemos hablado con anterioridad; por ejemplo: Los ojos del gato (1985)... ¡Qué grandes los 80!
En una entrada anterior hablábamos de Amicus Productions, una productora inglesa que nació para competir con la Hammer, y que de alguna manera contribuyó a sentar las bases que deberían definir a una buena película de historias cortas, sin embargo, unos cuantos años antes, al otro lado del atlántico, otra de las productoras más importantes dentro del género fantástico y del terror, y fundada en los años 50, ya comenzaba a despuntar por la calidad de sus trabajos, nos referimos a AIP (American Internacional Productions), la cual cuenta en su haber con grandes éxitos, la mayoría dirigidos por Roger Corman, un devoto de la obra de Poe.
Me resulta imposible concebir el cine sin las aportaciones de John Carpenter, uno de los mejores directores de la década de los ochenta, y responsable de títulos como “Golpe en la pequeña china (1986)”, donde Kurt Russell literalmente se comía la pantalla. A mi esta película me gustó muchísimo a pesar de las críticas, pero lo cierto es que si este director se ha ganado un puesto en la historia del cine es más bien por títulos como “La noche de Halloween (1978)”, o el remake de “La cosa (1892)”. Sin duda alguna uno de los directores que mejor ha sabido plasmar en la gran pantalla los contenidos de las viejas revistas pulp, pero con esa gracia tan propia de los años 80; y, a excepción de sus últimas películas, donde creo que su buen hacer se ha visto bastante desmejorado, toda su filmografía es excelente.