¿Fue la literatura pulp uno de los factores decisivos para la aparición de los movimientos feministas en la década de los 60?
En un artículo anterior La cultura pulp ¿es sexista?, hablamos sobre los estereotipos sexistas que caracterizaban la literatura pulp, los cuales serían observados una vez definido el término, en la década de los sesenta. Sin embargo, uno de los precedentes que alentaron los movimientos feministas de la época, fue la aparición de un nuevo género pulp en los años 50, conocido como Lesbian Pulp Fiction (novelas pulp de ficción lésbica). Dicho género nació justo después del ocaso de la literatura pulp en general, que en la segunda mitad de siglo dejó paso a otras formas de entretenimiento. A pesar de todo, durante la década de los 50, y los 60, la edición de novelas baratas (paperback books, o también libros de bolsillo) sí tuvo una gran tirada; sustituyendo en buena medida a las revistas típicas de relatos. El pulp necesitaba reinventarse, y mientras los comics iban por un lado, las novelas baratas por otro. Y, dentro de este nuevo contexto, la editorial estadounidense Gold Medal Books (Fawcett Publications), publicó en 1950 un título revolucionario que logró vender más de dos millones de copias durante los cinco primeros años: Women´s Barracks (Cuarteles de mujeres), obra de la autora francesa Tereska Torres, considerada como la primera novela pulp lésbica de la historia. Un nuevo género que en realidad no era otra cosa más que un enfoque morboso y diferente de las conocidas Girlie Pulps (revistas pulp picantes para hombres); pues en sus orígenes el público al que iba destinado esta “Pulp fiction Lésbica” era el masculino. No obstante, pronto las cosas cambiaron de sentido, y la comunidad lesbiana, entusiasmada, conectó con este nuevo género, defendiéndolo y convirtiéndolo en su caballo de batalla. Según diferentes autores, estas novelas auspiciaron los movimientos feministas que tuvieron lugar años más tarde. Cita: «When the book was republished by The Feminist Press in New York in 2003, it was acclaimed as having inspired a whole new genre of lesbian and feminist» Telegraph.co.uk.
En lo que a temática lésbica se refiere, existen numerosos precedentes literarios desde tiempos pretéritos, y si bien hay quienes apuntan a la obra Idilio Sáfico, publicada en Francia en 1901, como la primera novela lésbica escrita por una mujer: Liane de Pougy, es sin duda alguna la autora francesa de origen judio, Tereska Torres, junto con la editorial Gol Medal Books, quienes representan el referente ineludible a la hora de hablar del nacimiento de la Lesbian Pulp Fiction como género literario, además de las implicaciones sociales que ello supuso. En primera instancia, como ya venía siendo habitual en la época, determinados organismos gubernamentales, como era el caso de la «House Select Committee on Current Pornographic Materials» (también conocido como Gathings Committee, en honor al congresista Ezekiel C. Gathings), terriblemente moralistas, reaccionarios, y en clara oposición al espíritu libre y creativo de los años 20, realizó un concienzudo estudio acerca de la depravación que rodeaba a la industria pulp. Dicho informe tomó el título de Tereska Torres como el ejemplo perfecto para defender sus ideas. El informe finalmente fue un fracaso, y a finales de la década de los cincuenta, principios de los sesenta, la opresión censora fue desapareciendo. Recordemos que la década de los cincuenta fue especialmente dura para la industria pulp: El informe Wertham, la Gathings Committee, o el Comics Code Authority impulsado por la Comics Magazine Association of America, como medida preventiva, entre otros mecanismos reguladores al servicio de la censura, hacían que se mirase con lupa toda publicación antes de salir al mercado. Relacionado: Los papeles secretos de Wertham; Pulp. Entre la censura y el pecado
Desde la aparición de los primeros pulps en 1890 (Argosy, 1896, del editor Frank Munsey, está considerado como la primera revista pulp), hasta nuestros días, fueron muchos los diferentes géneros que poco a poco fueron logrando hacerse un hueco dentro de este apasionante estilo literario, desde la ciencia ficción, hasta el western, pasando por las historias de superhéroes, aunque hubo que esperar hasta 1952 para que alguien se atreviese, o se le ocurriese, explotar el género lésbico. Un género en sus inicios dirigido al público masculino, y, a causa de la censura, muy descafeinado. No fue hasta la década de los sesenta cuando el género se volvió mucho más descriptivo.
En los años 50 las revistas pulp estaban de capa caída. A duras penas se mantenían algunas que otras; la vorágine de los años 20 y 30 estaba completamente desaparecida de los quioscos. Women’s Barracks (1950), de Tereska Torres, en formato novela de bolsillo, superó todas las expectativas, llamando la atención de todo el mundo, y no solo del público al que iba dirigida. Esta novela fue la primera, pero pronto otros títulos se subieron al carro, convirtiendo una novela diferente, en un género propio. Uno de estos títulos fue Spring Fire (Fuego de Primavera), obra de la autora estadounidense Marijane Meaker (firmada bajo el seudónimo de Vin Packer), que publicó en 1952, una vez más, y procurando repetir el éxito, la editorial Gold Medal Books.
Una característica muy interesante de este tipo de novelas es la utilización de la fórmula «Sin-Suffer-Repent», en el devenir de los hechos narrativos. Esta fórmula SSR, propia de las revistas pulp que se conocían como Confession Magazine (un antecedente a tener en cuenta), responde a las siglas en inglés de, primero peca, luego sufre, y por último se arrepiente. Ver: Romance Pulps. Romanticismo en papel barato. Esto quiere decir que las primeras novelas lésbicas respondían al mismo patrón, con solo dos finales posibles. O bien las protagonistas terminaban de forma trágica sus aventuras, o bien terminaban redimiéndose de sus pecados, abandonado lo que se consideraban conductas indecentes. Por lo tanto, salvo raras excepciones, no había lugar a los finales felices. Pero esto no era porque sí, sino una obligación para los editores, y de esta forma evitar problemas con la censura.
El público a quien iba dirigida la novela pulp lésbica era el masculino. La mayoría de las obras publicadas estaban escritas por hombres, aunque muchos firmaban con seudónimos de mujer. En esencia, de lo que se trataba era de reinventar las Girlie Pulps, revistas pulp para hombres heterosexuales que mostraban interés y curiosidad por esta nueva temática. Sin embargo, y a pesar de las dificultades, muchas mujeres comenzaron a echarle valor, y comprar estas novelas. Para una mujer, en los años 50, acercarse al cajero de un supermercado, o al vendedor de un quiosco, para comprar una novela lésbica, no solo era un mal trago, sino que además, fuera cierto o no, se estaba colgando así misma la etiqueta correspondiente. La escritora Joan Nestle, explicó: «El acto de coger uno de estos libros de la estantería de la droguería y pagarlo en la caja era una acción aterradora y difícil para la mayoría de las mujeres. Esto era especialmente así durante el ambiente creado por los juicios de McCarthy [...] Aunque insulsos desde el punto de vista de hoy, [...] estos volúmenes eran tan amenazadores que las mujeres los ocultaban, quemaban o los tiraban». Recordemos que, por aquel entonces no había internet, y las lesbianas vivían su forma de ser de manera aislada. Para ellas estas novelas eran una necesidad vital. Entre las autoras más destacadas, figuran nombres como Ann Bannon, Valerie Taylor, Marijane Meaker, Marion Zimmer Bradley.
Todo lo que sube, baja: A finales de la década de los 60, y debido precisamente al nacimiento de los movimientos feministas, la masiva edición de novelas lésbicas cayó en picado. Sencillamente habían dejado de ser subversivas, y cada vez menos reivindicativas. La sociedad había cambiado, y los tapujos, sino del todo, iban camino de desaparecer. El amor libre, la aparición de asociaciones de mujeres lesbianas, como Daughters of Bilitis (aunque se fundó en 1955, no obtuvo relevancia hasta 1960), y la aceptación de las diferentes orientaciones sexuales hicieron que estas novelas perdiesen el tirón que tenían entre el público femenino, que ahora las veía como insulsas (y a día de hoy, sexistas). Al establecerse canales de comunicación permanentes, ya no las necesitaban. Y, en cuanto al público masculino, pues en fin, ya se sabe, la industria de porno entraba en su era dorada. Ni para unos, ni para otros. Los relatos pulp ya no eran la opción principal de entretenimiento. Los pulps estaban muertos y enterrados, y lejos quedaban ya aquellas palabras de Frank Munsey: “We want stories. That is what we mean — stories, not dialect sketches, not washed out studies of effete human nature, not ‘pretty writing’… Good writing is as common as clam shells, while good stories are as rare as statesmanship.” O quizás no tanto, al fin y al cabo se refiere a un principio universal. El problema es que el papel barato había sido destronado: el cine, la televisión, y hoy en día, internet.
¿Y en España, que pasó con nuestros pulps lésbicos? Si bien en España se publicaron un gran número de revistas pulp, mayormente copiadas o traducidas de las americanas, también lo es que, precisamente, este género pasó de puntillas, o quizás ni siquiera eso. He buscado por internet, y las únicas referencias que encontradas siempre se repiten: La obra de Ángeles Vicente: «Zezé», como la pionera dentro del género, y que se publicó en 1909 (basaba en la vida de la cupletista Zezé), y…, vayamos parando de contar. Probablemente, hasta los bolsilibros de los años 70, sea bastante difícil encontrar novelas españolas acerca de este género. En España la censura también hizo estragos. Corríjanme si me equivoco.
Actualización (España): En efecto, y gracias al poder de internet, sí me han corregido. No es que en España no se hubiese escrito nada sobre estos temas, sino más bien que yo no he sabido buscar. En el grupo de investigación Proyecto Pulp, uno de nuestros lectores, El Abuelito, nos ha proporcionado las claves necesarias para realizar una búsqueda más eficaz. Así pues, mientras los estadounidenses disfrutaban del libertinaje de sus felices años 20, y mientras los franceses hacían lo propio con su literatura, los españoles, inmersos en la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), sí tuvieron acceso a todo tipo de publicaciones, incluso de erótica lésbica, mucho antes de que al otro lado de charco conceptualizasen el género. Así pues, es tanta la información que está surgiendo que creo más conveniente dedicarle un artículo propio. Ahora, únicamente citar algunos nombre de relevancia, como Artemio Precioso, escritor y director de la colección "La Novela de Hoy" (1922-1932), con títulos como "El triunfo de Carmela" o "La que quiso ser libre"; junto con otros escritores como Alvaro Retana.
Algunas Portadas
Arriba, la primera novela pulp de género lésbico, obra de la autora Tereska Torres, en 1950. Abajo, uno de los muchos títulos que la siguieron, The Girls In 3-B, de la autora Valerie Taylor (1959). Novelas a día de hoy mucho más inocentes de lo que fueron en su día. Sin embargo, de no ser por el apoyo que tuvieron por parte de la comunidad lesbiana, estas novelas dirigidas al público masculino, no hubiesen tenido tanto éxito. Se dice que el periodo comprendido entre 1950 y 1965 constituyó la era dorada de la Pulp Fiction Lésbica, convirtiéndose en todo un fenómeno social.
Abajo, una de las novelas de la colección "La Novela de Hoy", publicada por Artemio Precioso.
Fuente: wikipedia: Pulp Fiction Lésbica
Libro Amazon.es: Lesbian Pulp Fiction by Katherine V. Forrest
España: Algunos enlaces de Interés:
Tesis Doctoral. La Novela de Hoy | Artículo Universidad de Málaga: Alvaro Retana