Seduction of The Innocent - Frederic WerthamLa industria pulp en general, y los cómics en particular, tuvieron en Wertham a su peor enemigo

En un artículo anterior: Pulp, entre la censura y el pecado, os contamos cómo la meteórica industria de los pulps se vio obligada a echar el freno a causa de la intervención de personajes como el periodista Bruce Henry, quien se tomó muy en serio la amenaza de las revistas Shudder Pulps; tanto que no cejo en su empeño por erradicarlas de los quioscos, hasta que finalmente lo consiguió, suponiendo el ocaso de los pulps en general. Sin embargo, no fue Bruce Henry quien pasaría a la historia como el terrible inquisidor enemigo público número uno de la literatura procaz, y férreo defensor de la ética y la moral hasta las últimas consecuencias; no, no fue él, sino el psiquiatra Fredic Wertham.

Si bien en el artículo que hemos publicado en su día ya os ofrecimos algunas pinceladas sobre el tema, el hecho de que volvamos a incidir sobre ello viene dado por la reciente publicación en una de nuestras web de referencia: io9.com, de un interesante artículo sobre las tribulaciones de este psiquiatra: How one man’s lies almost destroyed the comics industry; por la autora Annalee Newitz, y que en las líneas que siguen revisamos para vosotros.

Fredic Wertham, alarmado por la creciente ola de violencia y delicencia juvenil que azotaba a la sociedad americana a mediados del siglo XX, no dudo en establecer una correlación entre este fenómeno y el despertar de las irreverentes ideas de los antiguos pulp, ahora en formato comic, lo que le llevó a publicar en el año 1954 su best seller La Seducción de la Inocencia. Esta publicación marcó un hito histórico, pues el mensaje caló tan profundamente, tanto en padres como políticos, que la reacción no se hizo esperar. De inmediato surgió un órgano censor que se conocería como The Comics Code Authority. Lo más curioso de todo es que los estudios con los que Wertham había convencido a unos y a otros, se basaban en una gran mentira.

Investigaciones actuales a cargo de la profesora Carol Tilley (University of Illinois), evidenciaron la manipulación de los casos estudiados por Wertham, seleccionando y potenciando las entrevistas realizadas a los jóvenes en función de su propio interés, es decir, relacionar cómics y delincuencia juvenil. Un tema que lejos de estar claro hoy en día todavía sigue alimentando la controversia, ya sean en este caso los comics o los videojuegos.

Los trabajos de Carol Tilley, recientemente publicados en Information & Culture, toman como punto de partida el acceso por primera vez a material privado del doctor Wertham, guardado en Library of Congress, pero inaccesible hasta el año 2010. Un material que contemplaba numerosas notas sobre los trabajos de Wertham, así como cartas con sus colegas en los que comentaba resultados y conclusiones. Fue en este punto donde la profesora Carol Tilley halló fuertes discrepancias entre las anotaciones de Wertham, y los resultados publicados en su libro “La Seducción de la Inocencia”.

Una de las curiosidades en los trabajos de Wertham, según destaca Carol Tilley, fue el hecho de que este psiquiatra fuese en realidad un gran defensor de los niños desvalidos y de las clases marginales. Muchas de las investigaciones que realizó para su libro tuvieron lugar en la Clínica Lafargue, en Harlem, la primera clínica de intervención psicológica de la zona para atender a gente pobre de origen africano, y de la que él fue director. Wertham tenía la firme convicción de que los chicos a los que ayudaba estaban avocados al crimen a causa de los comics con los que se entretenían. Recordemos que a principios de los años cincuenta los comics eran la principal fuente de entretenimiento doméstico, tanto para adultos como para niños, y no era de extrañar que los primeros cayesen en manos de los segundos. Esta situación resultaba indignante para todos los colegas de Wertham que apoyaban su teoría; una teoría que curiosamente se publicó poco antes de que la televisión irrumpiese en los hogares.

Los estudios publicados por Wertham ponían de manifiesto toda una serie de prácticas nocivas para la salud mental del infante a causa de la lectura de estos comics, alterando su comportamiento: desobediencia, absentismo escolar, pesadillas, y un largo etcétera perfectamente detallado. Comportamientos en muchos casos comunes a la etapa del desarrollo evolutivo de los jóvenes, pero que difícilmente podrían catalogarse hoy en día como enfermedades mentales. Además, muchos de los casos publicados por Wertham ni siquiera los había estudiado de primera mano, sino que los había apuntado de oídas. Uno de estos casos es el de una adolescente llamada Dorothy obsesionada con el personaje de Sheena. Esto fue lo que Carol Tilley escribió al respecto:

De acuerdo a las notas publicadas, Dorothy leía con frecuencia y entusiasmo comics de aventuras en la selva protagonizados por personajes femeninos de carácter fuerte, tipo Sheena, así como también comics de crimen, acerca de los cuales ella nunca mostró desacuerdo respecto al hecho de que los criminales se saliesen con la suya cuando esto sucedía. Wertham citó textualmente las siguientes palabras en boca de Dorothy, en relación a los comics de aventuras en la selva: "I like to see the way they jump up and kick men down and kill them! . . . Sheena got a big jungle she lives in and people down there likes her and would do anything for her." (Me encanta ver cómo le patea el culo a los hombres y luego los mata. Sheena vive en una gran Selva, y todo el mundo la adora y haría cualquier cosa por ella)

Las notas de Wertham destacaban que la utilización de la mujer como un personaje fuerte provocaba reacciones de violencia y rechazo contra los hombres. Sheena y otros personajes como Wonder Woman eran un mal ejemplo para las jóvenes. Lo más importante del caso de estudio que presentó en su libro Wertham acerca de Dorothy fue sin embargo toda la información que omitió, y que podría en cierto modo explicar los comportamientos disruptivos de la muchacha. Entre las cosas que Wertham olvidó mencionar estarían el incidente de su tía, asaltada por unos ladrones, así como los problemas de raíz que arrastraba, junto una baja inteligencia y dificultad de comprensión lectora. Finalmente, el caso en cuestión termina con una frase lapidaria de Wertham, que dice:  "She would be good and non-aggressive if society would let her—Comic Books are part of society." (Dorothy sería una Buena muchacha si la sociedad se lo permitiese. Los comics forman parte de la sociedad).

La principal estrategia a seguir por Wertham, en la publicación de sus estudios, fue omitir datos relevantes en las vidas de los chicos con los que había trabajado. En un conocido pasaje del libro, el autor sugiere que Batman y Robin propiciaban conductas de homosexualidad entre los jóvenes lectores, quienes podrían sentirse identificados con Robin; argumento que defendió con varios caso reales. Sin embargo, tal y como Tilley señala, las cosas no eran tan sencillas. Las declaraciones de uno de los jóvenes provenían en realidad de dos amigos que mantenían relaciones entre ellos, y que el autor convenientemente tergiversó para la publicación, y así con el resto de casos.

Otra de las estrategias de Wertham, además de omitir los datos que no le interesaban, era la de exagerar o enfatizar aquellos otros que sí le parecían interesantes. El caso del joven llamado Carlisle fue uno de los más significativos. Wertham trabajó a conciencia con Carlisle, un muchacho de 15 años y delincuente juvenil. La transcripción de la entrevista que utilizó para su libro cubrió unas 15 páginas, las cuales finalmente se transformaron en las diferentes declaraciones de hasta cuatro jóvenes, con un nexo común de conductas violentas de entre 13 y 14 años. De esta forma, de un solo informante obtuvo las declaraciones de hasta 4 informantes distintos. Según las declaraciones posteriores al Senado por parte de Wertham, éste había trabajado con 500 jóvenes al año, cuando en realidad, según las evidencias del archivo de la clínica de Harlem, durante los diez años anteriores a la investigación tan solo un total de 500 jóvenes menores de 17 años habían sido admitidos.

La veracidad de las informaciones que manejaba Wertham como propias eran en realidad anotaciones o comentarios remitidos por sus colegas, que él no dudó en utilizar para su libro. Fue el caso de la aseveración “niños vomitando sobre los comics”, apuntada por su colega Gershon Legman; así como que “los comics se vendían en quioscos junto a los cuales las meretrices prestaban sus servicios”; anotación que provenía de su colega Hilde Mosse, y que Wertham jamás había llegado a constatar, pero que así lo afirmó en la publicación.

No obstante, las voces críticas respecto a su trabajo no se hicieron esperar. Ya en la década de los 50, algunos de los afectados como el editor de Woman`s Home Companion, le recriminaron la veracidad de sus asertos, y por ello le instaron a que facilitase las fuentes utilizadas, a lo que Wertham respondió: "I'm awfully sorry you haven't kept your records because, as you well know, a physician is not at liberty to divulge his sources."Siento no disponer de los registros, además, un doctor no tiene por qué divulgar sus fuentes”.

Ahora que los papeles privados de Wertham son de dominio público, observamos con incredulidad como una simple publicación “La Seducción de la Inocencia”, sin otra base científica más que las propias convicciones del autor, logró movilizar la el conjunto de la opinión pública a su antojo logrando así sus objetivos. No podemos culpar a Batman de la violencia juvenil, ni caer burdas manipulaciones. Puede que el suceso Wertham lo veamos lejos en el tiempo, e incluso que nos parezca ridículo, pero el discurso actual con los videojuegos es más o menos el mismo. Solo hay una cosa fundamental en la que nos debamos centrar, y esa es la educación.

Fuente: How one man’s lies almost destroyed the comics industry

Más información: Fredric Wertham - Anti-Comics Crusader Who Turned Advocate