Desarrollo de la literatura pulp en Japón durante el periodo totalitarista. El origen de los mangas.
Continuamos nuestro repaso acerca de la literatura pulp, y su desarrollo durante el primer cuarto del siglo XX bajo la influencia de los distintos regímenes totalitaristas a lo largo y ancho de nuestro planeta. El artículo que sigue es una traducción propia de Pulp Scifi Under Japanese Totalitarianism, obra del autor e investigador Jess Nevins para la web io9.com, como continuación de los trabajos ya presentados: Pulps, Nazis y Ciencia Ficción; y Russian Pulp. Los Pulp en la Unión Soviética.
Japón, y su cultura, son a ojos de un occidental todo un cúmulo de sorpresas, en gran medida ocultas bajo un velo de misterio a veces indescifrable. Sin embargo, al igual que sucedió en Alemania y Rusia, los japoneses desataron toda su capacidad creativa, en lo que a la ciencia ficción se refiere, precisamente durante los convulsos años del primer cuarto del siglo XX, periodo en el cual las piezas de ajedrez comenzaban a tomar posiciones ante el mayor choque de fuerzas jamás conocido por la humanidad, La Segunda Guerra Mundial.
Entrar al detalle en todo lo concerniente a la literatura japonesa de ficción, sería una tarea completamente inabarcable en un artículo como el que ahora tenemos entre manos. Tan solo nos limitaremos a un somero repaso de los pulps en Japón, teniendo en cuenta que estos, como tales, jamás existieron. Hablamos por tanto de una analogía de este concepto americano y sus características universales, el cual podemos situar en el país del Sol Naciente a partir de un hito destacable, como fue la traducción al japonés de la obra de Julio Verne, 20.000 leguas de viaje Submarino, en el año 1878. Unos pulps, o una peculiar forma de ciencia ficción japonesa, como preludio de los “mangas”, máximo exponente pulp japonés desde 1945, hasta nuestros días.
La obra de Verne supuso un soplo de aire fresco, aportando una nueva perspectiva de la ciencia ficción, mucho más entretenida, liviana, y donde primaban los personajes de acción y aventuras. Este tipo de historias transgredían con los esquemas clásicos japoneses, donde la ciencia ficción era mucho más seria y profunda, abriendo así nuevos horizontes para los escritores del país, donde a efectos de consumo instantáneo, todo tendría cabida, incluso aventuras de samuráis detectives.
Puede que el primer escritor japonés en subirse al carro de este nuevo concepto literario influenciado por Verne, fuese Yano Ryūkei (1851-1931), quien escribió en 1890 su obra Ukishiro Monogatari (The Floating Castle / El Castillo Flotante), considerado por los expertos como el primer pulp japonés de ciencia ficción. Esta obra es un calco de 20.000 Leguas de Viaje Submarino, donde en vez de un capitán misántropo y de ideales románticos, tenemos a un leal capitán japonés que lucha por su patria contra piratas caucásicos, de nacionalidad no especificada. Sin embargo, la obra de ficción pulp más relevante dentro de este periodo es la del escritor Shunro Oshikawa, la cual se compone de seis novelas, que llevaban por título Captain Sakuragi (1900-1907). Esta serie nos relataba las desavenencias de un oficial naval japonés, totalmente disconforme con su gobierno y la inoperancia que mostraba ante el avance del poder que emanaba de los gobiernos occidentales, cada vez más presentes en Asia. Sukuragi, harto de la situación, decide tomar partido por sí mismo, y construye el Denkotei, un submarino de Guerra equipado con armas futurísticas de increíble potencia. En sus primeras novelas relata los enfrentamientos contra piratas de raza blanca (inequívoco elemento característico de todo pulp, la xenofobia patriótica, donde el tópico yellow peril, desde el punto de vista de un asiático, podríamos traducirlo por White peril, o western peril), y ya en los últimos números de la serie, combatiendo en alta mar a las flotas enemigas, rusas, británicas, y francesas.
Las similitudes adoptadas tanto por Yano, como por Shunro, en relación a la obra de Verne, y la consiguiente reconversión del Capitán Nemo, en un capitán de submarino patriótico y fiel a los ideales del gobierno, nos recuerdan a las interpretaciones de los pulp como folletines propagandísticos al servicio de la ideología nazi, o comunista en sus respectivos países, tal y como hemos visto en artículos anteriores, estableciéndose así un fortísimo vínculo entre literatura pulp, y los gobiernos totalitaristas del momento, a diferencia de los americanos, donde lo que primaba era el sensacionalismo, y la absurda fantasía. Y si bien fue Yano el escritor que inició este tipo de literatura, sería Shunro el que se llevaría toda la gloria y la fama, y esto se debe a que su obra fue contemporánea respecto a la guerra Ruso-Japonesa (1904-1905), haciendo que esta combinación única de aventuras pulp, xenofobia patriótica, y lucha contra un enemigo común, tocase la fibra sensible de un público a pie de calle ávido de emociones, y deseoso de encumbrar los valores de la nación. A partir del trabajo de Shunro hubo muchos otros escritores que trataron de emularlo, proliferando los pulps bélicos durante el periodo previo a la II Guerra Mundial, con obras como Submarine Silver Tiger (1938), escrita por otro de los habituales en el género Nobumasa Ikeda.
Cirujanos Malvados, y Científicos Chiflados.
Durante la modernización en la Era del emperador Meiji (1868-1912), la sociedad civil japonesa experimentó una serie de cambios que les llevó a la necesidad de equipararse a las emergentes potencias occidentales, e incluso tratar de superarlas, no solo en términos industriales, sino también militares, única forma de garantizarse la supremacía que anhelaban, aun a riesgo de perder parte de su tradiciones culturales. Era evidente que la mentalidad japonesa de la época ojeaba con inseguridad todo lo que estaba sucediendo en Europa y Estados Unidos, lo que permitió la incursión de valores culturales que les eran completamente ajenos. A partir de 1920, la mayor parte de las historias que triunfaban en la cultura popular occidental, tales como relatos de detectives donde se mezclaba la aventura y la ciencia ficción, comenzaron a prodigarse entre los escritores japoneses, ávidos por imitar estas fórmulas. Algunos de los ejemplos que podríamos citar son las series del escritor Sano Shoichi, acerca de un investigador privado al estilo de Sherlock Holmes, titulada Homura Soroku (1937-1938). Las historias de Shoruku nada tenían que envidiar a las shudder pulps americanas, donde unas veces se enfrentaba a un cirujano capaz de desmembrase a su gusto, o a ingenieros que asesinan con hidrógeno líquido, o científicos chiflados que utilizan todo tipo de artefactos imposibles.
El concepto de científico chiflado es uno de los tópicos pulp más característicos de la weird menace clásica, sin embargo éste era un concepto que no existía como tal en la cultura popular japonesa antes de la Era Meiji, aunque sí pudiesen exister relatos particulares relacionados con la vivisección, y sus horrores). Fue tras este periodo cuando el tópico comenzó a desarrollarse de forma propia, y como no, salvaje. Incluso las “kamishibai”, relatos orales para niños a pie de calle, comenzaron adoptar el tópico a principios de los años treinta. Historias como las de un doctor que trasplantaba el corazón de un gorila a un hombre herido, transformándolo en un monstruo sediento de sangre, causando el pánico entre la población. Una obra destacable en este sentido es la novela Dogura Magura (1935), escrita por Yumeno Kyusaku, un científico chiflado quien junto con su socio protagonizan esta historia macabra en la que deciden llevar a la práctica su teoría de “memoria genética” (cell memory), según la cual los sentimientos y los recuerdos se transmiten de generación en generación a través del material genético, para lo cual experimentarán con una mujer embarazada.
Puede que a diferencia de otros países, la reimpresión de pulps extranjeros en Japón no gozase del mismo éxito que en Alemania o Rusia, pues el artículo de Nevins esta vez no hace mención alguna, sin embargo sí que destaca la revisión de estos por escritores japoneses. Es el caso de la obra Maenden (1915), del autor Murayama Kaita, la cual es una copia de “Los asesinatos de la Calle Morgue”, de Edgar Allan Poe, solo que en esta ocasión el escenario es Tokio, y el asesino un mono con súper poderes. De igual forma, el escritor Daijo Aoyama, hizo lo propio en el año 1938, con su obra “Edo ni Arawareta Kingu Kongu”, un remake de King Kong con ciertas variaciones.
White Peril. La amenaza de occidente.
Tal y como apuntamos unas líneas más arriba, la xenofobia patriótica era uno de los elementos primordiales en los pulps clásicos, auspiciados por las diferentes ideologías políticas. Y si en Estados Unidos el Yellow Peril era todo un género en sí mismo, en las naciones asiáticas, por contraposición, se hablaba de White Peril. Esta profunda aversión de la sociedad japonesa ante toda característica occidental propicio una serie de obras de ciencia ficción política durante el el periódo de 1910-1920, años en los que Japón anhelaba erigirse como la nación líder, y bajo su gobierno albergar la unidad de todos los pueblos asiáticos. Hablamos de un sentimiento que se concretaría en la creación de la Greater East Asian Co-Prosperity Sphere (Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia Oriental), que no era otra cosa más que el pretexto de Japón por dominar todo el continente asiático. Dentro de estos ideales, y a los efectos que ahora tratamos, tenemos como ejemplo la obra seriada del autor Shunro Oshikawa, bajo el título “Tessha Okoku" (1910). En esta serie un grupo de japoneses aventureros arriban en una isla remota del Pacífico Sur, y allí desarrollan una avanzada civilización "Iron Car Kingdom”, la cual servirá como punto de unión para todos los patriotas asiáticos, que juntos, lucharán contra el único y verdadero enemigo: occidente.
Sin embargo, los japoneses experimentaron un revés en su intención por expandir esta ideología de unión contra occidente en el momento que invadieron la región china de Manchuria, en el año 1931. Con este acto los japoneses constataron que eran muchos los asiáticos que no solo no estaban oprimidos por el colonialismo occidental, sino que no eran más que bárbaros y criminales que no merecían otra cosa más que ser conquistados. Así, como reflejo de estos acontecimientos, tenemos la obra del autor Shimada Keizo, una tira comic titulada "Dankichi" (1933), acerca de un chico que sale a pescar con su bote, y se queda dormido, a la deriva. Cuando despierta, se encuentra en la isla salvaje de Banjinto, habitada por unos indígenas caníbales. Asumiendo su papel de superioridad (yellow man´s burden), Dankichi se ve obligado a civilizar a los nativos, a los cuales terminará entrenando para combatir a los salvajes europeos.
La escalada de tensión entre el imperio japonés y los occidentales, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña, hizo que la literatura de los “pulps” en el Sol Naciente recurriese cada vez más al concepto de White Peril, con objeto de demonizar a los occidentales, de quienes se temía que invadiesen toda Asia, cuando en realidad, la expansión de las potencias occidentales en China estaba fundamentalmente motivada para frenar las ansias imperialistas de Japón en todo el continente. Desde un punto de vista literario, el hecho más destacable en esta confrontación Yellow Peril (vs) White Peril, es que del lado asiático los enemigos occidentales nunca se mostraban definidos o perfilados entorno a un personaje concreto que representase todos los males, al contrario de lo que sucedía en la literatura europea / americana. La prueba es que no se conoce ninguna réplica a personajes como el Dr. Fu Manchu.
La principal representación del concepto White Peril en los pulps japoneses lo econtramos en las aventuras del Capitán Sakuragi, obra del autor Shunro, del que ya hablamos unas líneas más arriba. A esta obra le siguieron muchas otras de diferente índole. En 1928 la película Chikyu wa Mawaru, trasladaba al espectador a un futuro cercano e inevitable, como era la consiguiente Guerra entre Japón y el White Peril Western (potencias occidentales), comenzando con un ataque en Osaka, similar al producido en Pearl Harbour. En 1936 el serial "Sin Senkan Takachiho", obra del autor Hirata Shinsaku, relata el infortunio de una expedición naval japonesa en el Ártico en busca de una ruta secreta hacia el Atlántico, siendo sorprendida y hundida por fuerzas americanas y británicas. Los supervivientes son rescatados por un acorazado que surca los cielos. También, la película de Yamanaka Minetaro, estrenada en el año 1939 con el título The Invisible Airplane (El avión invisible), relata en la misma línea que el resto de los ejemplos, como los temibles Estados Unidos son controlados por un judío cabalístico quien pretende colonizar a los japoneses, lo que será impedido por el protagonista de la película, un inventor japonés que se enfrentará a sus enemigos con el avión invisible, derrotándolos.
No toda la pulp fiction japonesa de este periodo imperialista y totalitarista estaba enfocada en el poder militar de Japón, y su defensa frente a la amenaza occidental, sino que también había cabida para otro tipo de historias, tan típicamente pulp, como es la búsqueda de civilizaciones antiguas, y de tesoros perdididos. Aquí tenemos por ejemplo el serial obra del autor Hayashi Takashi, titulado "Midori no Nisshoki" (1939-1940), acerca de un par de chicos japoneses que descubren un lugar perdido, una tecno utopia conocida como “The Land of the Green Rising Sun”, bajo el desierto de Asia Central. Sin embargo, no fueron estos los pulps más populares.
Los pulps siempre fueron el mejor reflejo de la situación política del momento, y en los años veinte la sociedad japonesa, insegura de sí misma, era tremendamente susceptible respecto a la occidental, y los diferentes acontecimientos quedaron perfectamente plasmados en las historias de ficción. Un hito destacable fue el Tratado Naval de Washington, firmado en 1921 (The Washington Naval Conference of 1921), por el cual se limitaba el número y tamaño de los barcos de guerra que podrían construir las principales potencias, incluida Japón. Pero este tratado no fue igual para todas las naciones implicadas, de hecho, los límites impuestos a Japón fueron mayores en comparación a los americanos o británicos, lo cual les enfureció. A raíz de este suceso, el autor Miyazaki Ichiu escribió su obra "Nichibei" (1922-1923) , con el objeto de burlase de este tipo de restricciones armamentísticas. En el serial de Ichiu se presentan ocho súper acorazados nipones, destinados a la guerra naval con Estados Unidos. El protagonista de esta historia es el Almirante Nango y su nieto Takuki, quienes operan desde una base secreta en el Océano Indico, donde también se puede encontrar una flota de submarinos de avanzada tecnología prestos a entrar en combate.
Una perspectiva muy distinta a la desarrollada por los japoneses de Japón, la encontramos en aquellos otros que emigraron en masa durante los años veinte y treinta a Sudamérica y Estados Unidos. El prototipo de japonés inmigrante solía ser el de un hombre campesino o de negocios respetuoso con la ley, pero con graves problemas de integración al ser rechazado en los lugares de destino, normalmente con exacerbada hostilidad. Este tipo de fricciones dio lugar a distintas obras de literatura, una de ellas es el kamishibai (relatos orales), titulado Cry of the Andes (1933), en el cual un honesto granjero japonés viaja a los Andes (Chile), donde tendrá que hacerle frente a un bandido apodado The Bat, y su banda de criminales. Toda una suerte de aventuras tipo western, donde incluso queda lugar para el descubrimiento de civilizaciones perdidas, como los Incas.
La invasión japonesa de Manchuria, provincia China, en 1931, conviertiéndola en un estado marioneta, y renombrada como Manchukuo, supuso un hito determinante. A pesar de que la guerra no se había declarado oficialmente entre China y Japón, el conflicto se extendió por todo el territorio, alzando a la población, movilizando a la guerrilla local contra las fuerzas de ocupación niponas, durante años. Una vez más, los pulps japoneses no permanecieron ajenos a la realidad socio política, y en el año 1934 el autor Gajo Sakamoto escribió y dibujó la tira cómica titulada "Tanku Tankuro", acerca de un robot de acero con forma de bala de cañón capaz de convertirse en un avión o en un taque, según las necesidades. Este robot sería utilizado por el ejército japonés para derrotar a la guerrilla china.
Superhéroes, tradición, y misticismo clásico Japonés.
Una de las cualidades de la cultura japonesa es su fuerte arraigo en el folklore tradicional, uno de los más ricos y milenarios. Desde las primeras influencias de la obra de Verne, hasta la típica literatura de folletín propagandístico, la férrea sociedad japonesa fue incapaz de mantenerse alejada de los patrones clásicos que determinan la literatura pulp, por encima de países o nacionalidades, pero esto no ha logrado anular en modo alguno las tradiciones propias, que aun sin ser ajenas a las influencias extranjeras, han sabido mantenerse firmes y actuales en todo momento.
Cierto es que los primeros pulps japoneses estaban claramente influenciados por Verne, y a los ejemplos ya citados en este artículo también podríamos sumarle la obra del autor Kuze Juran, quien escribió en el año 1939 su obra Chitei Jukoku, acerca de un personaje, el Dr. Yaroslavsky, un científico ruso que es enviado por su gobierno a investigar un túnel natural sito bajo el monte Lobatka, en Siberia, que podría conectar con Sakhalin, y si fuese posible utilizarlo para invadir Japón. Yaroslavsky y su grupo se encuentran en su expedición con dinosaurio y otras criaturas típicas de la obra de Verne, como en Viaje al Centro de la Tierra. Otro ejemplo es el kamishibai titulado "Ken-chan Banzai”, interpretado a finales de los años treinta, principios de los cuarenta, sobre un bacilo de tuberculosis especialmente creado para atacar los órganos de un chico japonés llamado Ken-chan.
Según el autor del artículo, no constan obras anteriores a 1945 netamente de ciencia ficción, sino más bien otras que son fruto de una combinación de géneros, y como habíamos apuntado antes, muchas de ellas inmersas en la cultura folklórica japonesa, por lo que suele ser habitual encontrar historias de samuráis y de niños con poderes mágicos.
El término “jidaigeki” hace referencia a un género literario que se identifica con el drama de época japonés, comúnmente contextualizado en el Periodo Edo (1603-1868). Este tipo de literatura se caracterizaba por historias cuyos protagonistas solían ser samuráis o ninjas, historias de justicia y venganza. Los jidaigeki, o dramas de época, eran el sustrato perfecto para los pulps japoneses de principios de siglo XX, y obviamente así fueron utilizados, combinándolos con las influencias fantásticas que provenían de occidente. Uno de los personajes más habituales en este tipo de historias es el ninja Sarutobi Sasuke, omnipresente hasta nuestros días, pues raro es no encontrarlo en animes o mangas. Durante estos años dicho ninja protagonizó un número indeterminado de novelas anónimas, otras, como la del escritor Sanada Sandaiki, titulada “Ten Heroes of Sanada", lograron mucha popularidad. Está en concreto narra la historia de diez ninjas al servicio del samurái Sanada Yukimura (1567-1615), durante el periodo Sengoku.
Otro de los tópicos a los que la literatura pulp no puede permanecer ajeno, es de los superhombres, superhéroes, u hombres normales y corrientes, pero con algún tipo de súper poder o habilidad especial. En consonancia con la cultura japonesa, no son pocas las veces que el origen de estos súper poderes los encontramos ligados a la práctica de la meditación budista, o ligados a algún otro tipo de connotación religiosa. Pero no siempre es así. Un ejemplo lo tenemos en la obra de Takeo Nagamatsu, cuyo personaje Ogon Batto, (murciélago dorado), es un superhombre, un guerreo de la Atlántida, al que podemos encontrar en numerosos pulps, películas, animes, o kamishibai. Batto permanece en suspensión animada en una tumba egipcia desde el año 8000 antes de cristo, hasta que es descubierto por arqueólogo japonés que le despierta. Batto luchará contra todo tipo de enemigos de ficción. Otro personaje similar es el Prince of Gamma, frecuente en los kamishibai. Este personaje es un superhéroe alienígena que vive en Tokio disfrazado como un vagabundo, luchando contra los criminales y los enemigos de Japón.
Aunque menos comunes que los superhéroes, los “Magic Child” (niños con poderes mágicos), también suelen encontrarse en este tipo de historias. “Madojiden" es un serial escrito en 1916 por Murayama Kaita, acerca de dos jóvenes japoneses con una amplia variedad de poderes psíquicos que se enfrentan en duelo, tanto por tierra como por aire.
La inminente guerra con los Estados Unidos puso fin a estas publicaciones de ficción, aunque siguieron manteniéndose en la tradición oral de los kamishibai. En 1942 Tsutomu Kitamura dirigió la película Daigoretsu no Kyofu, sobre un científico japonés que descubre la forma de construir un avión silencioso, objeto de la codicia de los espías chinos y la agente fatal Agent YZ7, así como de los espías occidentales como Pastor Scott. Todos ellos fracasarán en sus intentos por apoderarse del secreto, a manos de los heroicos agentes de la Kempeitai (fuerzas especiales japonesas).
Al igual que sucedió en otros países, como Alemania, el estallido de la Segunda Guerra Mundial puso fin a los pulps, reduciéndose su publicación de forma drástica, hasta que resurgieron con fuerza en 1945, y ya con nombre propio, hablamos de los mangas.
Fuente:
Pulp scifi under japanese totalitarianism
Mirai ki the forgotten history of japans early science fiction