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Apatía veraniega, apatía pulp

Apatía Pulp | Verano PulpPocas ganas de trabajar, pocas ganas de escribir, y pocas ganas de nada. Estamos en verano. Las vacaciones de un escritor pulp

Ya de por sí, y a poco de arrancar el verano, teníamos la web más abandonada que una estufa en medio del desierto. Un desierto de sudor y apatía, de unos cuarenta grados a la sombra, que pocas ganas tiene uno de hacer nada. Algo que se nota en el número de visitas a nuestra web, la cual ha pegado un bajón que ni la gráfica del crack bursátil cuando lo de Lehman Brothers. Aunque supongo que esto no solo se debe a la falta de actualización de contenidos, sino también porque la mayoría de vosotros estaréis más atentos a la playa, y otras actividades lúdico deportivas, que a perder el tiempo en internet. Y eso sin contar la última semana de julio, en la que, un servidor, se ha ido de vacaciones, en busca de mis amigos sol —no mucho, la verdad—, y playa. Ahora estamos de vuelta, y si antes había pocas ganas, ahora menos. Que chunga es  la vuelta de vacaciones, aunque éstas hayan sido una birria. Ya me gustaría escribir mis crónicas a bordo de un yate de fiesta y despiporre, o descubriendo extraños misterios al culebrear por los callejones de una antigua civilización pérdida, tal cual Indiana Jones, pero no. Seis días de playa —nublados—, y gracias.

Aunque tampoco nos vamos a quejar, menos es nada, como suele decirse. El caso es que, aprovechando la coyuntura familiar, otro verano más —y ya empieza a convertirse en una costumbre, algo normal cuando no se tiene un puto duro, y es que esto de ser escritor pulp está muy mal pagado—, he pasado unos días de asueto total en Carballo (A Coruña) —un saludo para todos mis amigos de la zona, Anxo y compañía—,  en los que ni yo mismo me he conectado apenas a la web, la verdad. Y eso que, como digo, hizo mal tiempo. Da igual, la playa de Razo es lo suficientemente atractiva como para no perdérmela ni aun que caigan chuzos de punta. Y el tema dio para bastante. Ni un solo día he renunciado al chapuzón de rigor. Y da igual que lloviese, a saber cuándo tendría otra oportunidad. Incluso presencié una competición de surf, no sé si internacional, nacional, o de qué tipo, pero competición al fin y al cabo. E insisto en lo de presenciar, pues ver, lo que se dice ver, con una miopía galopante como la de un servidor, pues poco he visto. Aunque también he de decir que no entendía nada. Para mí el surf no es más que una fantasía donde la tabla y la alcoba están íntimamente conectadas. Fantasía y poco más, pues sobre una de esas tablas a mí ni tiempo me daría a hacer el ridículo. Dudo ni que fuese capaz de ponerme en pié un solo segundo. El caso es que, con tal panorama, no hacía otra cosa que acercarme al tipo del micrófono, poniendo cara de entendido, con la idea de apoderarme de él, y gritar… ¡tiburón! Sé que la broma tendría poca gracia, y sé que me costaría todos y cada uno de mis dientes, pero solo de pensarlo…, el rato se me hizo bastante ameno.

Los días de playa han pasado en un suspiro, y para colmo, el viaje de vuelta tuvo de compañero a un sol de justicia. El que nos faltó durante las vacaciones; el último día aparece, para tocar las pelotillas, claro está. El regreso se ha hecho duro, muy duro.  Por el camino recé para que el bar que tengo debajo de mi casa hubiese desaparecido, pero no, ahí estaba. Adiós no solo al sol —bueno, a esto no—y a la playa, sino también adiós a la paz y a la tranquilidad. ¡Qué Horror!

La vida sigue, y no sé si en agosto podré hacer otra escapada. Ojalá que sí, pero está difícil. También veo difícil actualizar contenidos durante este mes. Apenas llevo unas horas en casa, y el cerebro ya comienza a derretírseme. El clima en Ourense es insoportable. Ni los demonios del averno lo soportarían; ni siquiera ellos. A ver si con un poco de suerte, alguna que otra vez, logro surfear sobre las tímidas corrientes de aire que se cuelan por las rendijas de mi persiana; las pocas que osan hacerlo. Todo ello antes de que mis dedos encharquen el teclado por el sudor, y deje de funcionar, o que los berridos de los de abajo acaben por desquiciarme de una vez por todas.

Las horas que pasé tumbado en la playa han sido bastante ricas en ideas. He pensado en muchas cosas, y en algunos cambios que debería hacer respecto a la web. Por un lado he pensado en profesionalizar el proyecto como Dios manda, porque tal y como estamos ahora tengo la impresión de que andamos algo estancados. Vamos bien, pero no avanzamos, o si lo hacemos es de forma muy lenta. Aunque vaya momento éste para emprender, justo en medio de una nueva burbuja, y donde todo son dificultades. El emprendimiento es una opción de altísimo riesgo. This is Spain.

De todas formas, sí estoy decidido a introducir algunas novedades, que espero sean de vuestro agrado. Puestos a dar ideas, ya sabéis, aquí se recoge todo lo que quieras aportar. Otra cosa es que hagamos caso, y no porque no nos interese, sino porque no podemos, pero sin ideas esto se muere. Así que, a participar toca.

Y no olvides que en octubre tenemos nuestra convocatoria de Halloween Tales. Personalmente me hubiese gustado lanzar más convocatorias de relatos a lo largo del año, pero he advertido que con dos tenemos más que suficiente. Las cosas como son, se trata de algo que da mucho, muchísimo trabajo, y a más no se puede. No tenemos ni recursos ni infraestructura. Con las dos convocatorias actuales, Halloween Tales en octubre, y Amanecer Pulp en primavera, ya no damos para más. Al menos de momento. Tenlo en cuenta, y no será que no avisemos con tiempo ¡eh!

De propina, como suele ser habitual, os dejo una portada. Ésta portada pertenece a la revista pulp Fantastic Adventures, año 1949, número 3 (mes marzo). Una vez más no sé quién es el autor (ni siquiera aparece firmada), pero es una de esas ilustraciones especialmente bellas y sugerentes, así como poco conocidas. Es probable que muchos de vosotros no la hayáis visto antes, y creo que refleja bastante bien lo que han sido mis vacaciones; las vacaciones, recordemos, de un escritor pulp. Y donde dice “La sorprendente historia de un submarino que navegó demasiado profundó”, deberíamos decir “La triste historia de un escritor pulp que no encontró la sirena que buscaba; aquella que lo rescatase de una superficie de pesadilla”. Quizás, y solo quizás…, no buceé lo suficiente, y “mi submarino”, se ha vuelto a casa, muy a su pesar. Otra vez será…

Apatia Pulp | Verano Pulp

Edito. Ya sé quién es el ilustrador de la portada. La Sirena de las profundidades de Maracot, por Alexander Blade (The Mermaid of Maracot Deep). Fantastic Adventures. Volume 11 No. 3, March 1949. Cover by Arnold Kohn. Contents: The Mermaid of Maracot Deep - Alexander Blade The Return of Lan-Ning - Chester S. Geier (as Guy Archette) City of Sand - Berkeley Livingston "A Nickel Saved..." - Robert W. Krepps The Plaid Pterodactyl - Robert W. Krepps (as Geoff St. Reynard) Checkmate to Demos - H. B. Hickey.

Sobre el Autor

Emilio Iglesias

Emilio Iglesias

Escritor empedernido, capitán de ésta y otras aventuras, dirige como puede RelatosPulp.com

Artículos: Últimos comentarios

Vicente Ruiz Calpe posted a comment in Noche Infernal
Muchas gracias por compartir el relato, espero que os guste. Feliz Halloween a todos! 🎃
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Agradezco tus palabras Alfredo, pero viendo que enlazas un curso de pago, lo edito, ya que no se per...
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Hola a a todos/as. Llevo tiempo intentando escribir pero necesito una guía o cursos y he aparecido e...
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Un artículo impresionante. Sin duda aún queda mucho por descifrar de Lovecraft, pero para mi, un vis...
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Emilio Iglesias posted a comment in Maestros del Pulp 3
Me alegro mucho de que te haya gustado Borja. Y es cierto, los relatos clásicos tienen un "algo" mar...
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