Diferencias de la serie respecto al comic, en la tercera temporada, que deberían corregirse
Que la serie televisiva The Walking Dead sea todo un exitazo ya no sorprende a nadie. Algo tienen las historias de zombis que no podemos evitar engancharnos a ellas, por mucho que las tengamos hasta en la sopa. Lo acostumbrado era dejarnos seducir por relatos y películas, pero por raro que parezca a nadie se le había ocurrido antes explotar el concepto zombi a modo de serial televisivo, donde los cliffhanger ejercen de verdaderos protagonistas. Es probable que todo esto no hubiese sido posible sin el comic de Robert Kirkman, en el cual se basa la serie producida por el canal AMC. Por lo que a mí respecta, me declaro como otro fan más de la serie, a pesar de sus innumerables fallos de guión, algunos tremendamente garrafales, pero eso es lo de menos, al igual que los zombis. De hecho los zombis solo son la excusa perfecta para que la serie haya tenido tanto éxito, pues todos sabemos que el verdadero enemigo a batir es la humanidad, o mejor dicho, la pérdida de la misma. Parafraseando a Thomas Hobbes… "El hombre es un lobo para el hombre". En cuanto al cómic, poco puedo decir; nunca lo he leído. Según quienes sí lo han hecho, la serie televisiva es una reinterpretación un tanto libre, e incluso mejor. No voy a opinar sobre esto, tan solo mostraros una lista de seis puntos que, a juicio de Meredith Woerner, publicados en nuestra web de referencia io9.com, deberían ser reconducidos por la serie televisiva, de la misma forma que se trabajaron dentro del comic: 6 Things From the Walking Dead Comic That We Need to See on TV
El artículo de Meredith Woerner toma como punto de partida el episodio número 12 de la tercera temporada, en curso. Un episodio con una excelente acogida por parte de la crítica, y que a pesar de las exageradas licencias que se han tomado los guionistas —inexplicable que el pueblo de Rick Grimes estuviese tan cerca de la cárcel, y que el sheriff nunca supiese de la existencia de este penal, a parte del hecho que lleva tres temporadas dando vueltas en círculo—, ha servido para despejar tres incógnitas: una, el regreso de Rick a la cordura, algo necesario para liderar el grupo ante la batalla que se avecina; dos, la afirmación de Michonne como sujeto confiable; y tres, la absoluta deshumanización de los personajes, con especial relevancia en lo que concierne a Carl Grimes, circunstancia que queda patente en la secuencia del autoestopista.
En lo que llevamos de esta segunda parte, dentro de la tercera temporada, el guión no ha hecho otra cosa más que divagar a modo de peonza, sumando minutos y más minutos, sin ofrecernos un avance significativo en la trama. Al margen de lo que podrá venir después, y sobre todo de cara a la cuarta temporada: The Walking Dead, avance cuarta temporada (ojo, spoiler poco fiable), Meredith Woerner identifica los seis puntos que siguen como cruciales, y que la serie debería tener en cuenta respecto al cómic en que se basa:
1. A More Badass Andrea: Ya hemos hablado en esta misma web acerca del concepto de Badass Women, mujeres de armas tomar, mujeres formidables en contraposición del concepto Trophy Wife, o mujer florero. El autor de este artículo compara el personaje de Andrea actual con el de King Joffrey (Juego de Tronos), a quien todo el mundo desea ver muerto de la forma más horrible. Algo debe tener el personaje protagonizado por Laurie Holden, para que haya tanta gente —entre los que me incluyo—, que deseen que termine de una vez pasto de los zombies. Andrea, en la serie de televisión, es un personaje aborrecible, y como señala el autor, debería parecerse más a la “badass bitch” (perra macarra), de los comics. Menos parloteo, y más aguerrida. No puede ser que pierda el tiempo desnuda, mirando por la ventana, pensando en lo que tiene que hacer. A mí, personalmente, me hubiese gustado un giro como el que sigue: haber degollado al gobernador tras haberse acostado con él, y quien sabe, quizás ocupar su lugar.
2. Morgan, el personaje perfecto. En el capítulo 12, cuando Rick Grimes se encuenta con su viejo amigo Morgan, se da una circunstancia muy curiosa: dos locos frente a frente, pero con dos tipos de locura distintas. Al lado de Morgan, la locura de Rick resulta vergonzosa, ridícula. Perseguir vestidos blancos entre la hierba, en medio de un apocalipsis zombie, resulta absurdo como poco. La verdadera locura es la de Morgan, la de un tipo que siente asco de sí mismo por haber sobrevivido, que no le importa estar solo, y que únicamente hará lo que saber hacer, matar todo lo que se ponga en su camino, limpiar el mundo “clear the world”. Este es el tipo de personajes que necesita la serie, si quiere ser realista.
3. La Prisión está desaprovechada. Todos sabemos que uno de los aspectos fundamentales en una buena película de zombies, en particular, y de cualquier otra más o menos épica, en general, es lo que se conoce como "tower defense". Este concepto se popularizó con películas como “Rio Bravo (1959)”, de Howard Hawks, así como en revisiones posteriores como “Asalto a la comisaria de la calle 13 (1976)”, por J. Carpenter. Resulta delicioso observar como cada elemento del grupo pone su granito de arena para fortificar un lugar que se cree seguro, tratando de prever todo tipo de contingencias, hasta que llega el asalto final. En las películas de zombis tenemos todo tipo de situaciones, desde centros comerciales “El amanecer de los muertos (1978)", por George A. Romero , hasta un pub irlandés “Zombies Party (2004)” de Edgar Wright. Raro es no encontrarse algún foro en internet en el que los usuarios fans del fenómeno zombi no fantaseen con distintas posibilidades a la hora de salvaguardarse ante un apocalipsis zombi. Las ideas más socorridas pasan por un castillo, o un barco en alta mar, pero… ¿una cárcel? No hay duda de que una cárcel es un sitio fantástico, con una infraestructura de serie con la que podríamos sentirnos seguros. Cuando Robert Kirkman escribió su comic sabía del potencial de la prisión, mostrándonosla como un sitio seguro en el que merecía la pena vivir, y por el que merecía la pena luchar. El comic le ha dedicado un espacio considerable al hecho de describirnos las tareas cotidianas, y de cómo el grupo invertia tiempo y esfuerzo por convertirla en una fortaleza inexpugnable. El comic de Robert Kirkman explotó muchísimo más ese concepto de “tower defense”, de lo que estamos viendo ahora en la serie. Es más, la versión televisiva nos ofrece una visión de la cárcel nauseabunda, angustiosa, y además un coladero de zombis. Da la sensación de que en cualquier momento pueden cogerlos con el culo al aire, y que además el sitio no merece la pena. El mensaje es que hay que abandonarlo cuanto antes. Todavía restan cuatro episodios para la batalla final, así que ya veremos si esto cambia, y probablemente sea así.
4. La deshumanización avanza demasiado rápido. El capítulo doce de la tercera temporada tuvo un momento crucial para la evolución de la serie, que si bien fue genial, quizás los guionistas se hayan extralimitado. Bien, es cierto que hoy en día nadie para a recoger a un autoestopista, entonces ¿por qué hacerlo en la serie de televisión? No vamos a preguntarnos de dónde salió el autoestopista, ni cómo se las ingenió para sobrevivir durante un año para luego terminar despedazado en una simple carretera de pueblo, pero lo que si debemos preguntarnos es por qué los viajeros que iban en el coche, armados hasta los dientes, lo ignoraron, y cómo tuvieron la sangre fría de recoger la mochila, una vez que ya estaba muerto. Ni se inmutaron. La idea principal de la serie está muy clara, los enemigos no son los zombis, sino los supervivientes. Matar o ser matado, lo cual cobra especial relevancia en situaciones de pánico, o de amenaza, pero ninguna de estas situaciones tenían lugar en el caso del mochilero. También es cierto que podría ser peor; siempre puede ser peor, claro está. Podían haberle pegado un tiro nada más verlo, y robarle la mochila. Supongo que esta deshumanización cobra sentido cara lo que está por venir, como puede ser la banda de los caníbales, pero esto ya sería entrar en el terreno de los spoilers.
5. ¡Utilicemos a Tyreese! Cuando saltó la noticia de que Chad Coleman (The Wire), interpretaría a Tyreese, la emoción se apoderó de buena parte de los fans de esta serie, ya que es un buen actor que encajaba a la perfección dentro del papel. Tyreese es un personaje esencial para la estabilidad del grupo, donde las relaciones internas, sobre todo en la versión televisiva, son a día de hoy bastante absurdas e inconexas. Sin embargo, los guionistas parece que lo tienen castigado. Tras su presentación, no pasó mucho tiempo hasta que Rick lo expulsó de la cárcel, y acto seguido, prácticamente quedó fuera de la serie. Está claro que la versión televisiva no sigue al pie de la letra el guión del cómic, lo cual hasta cierto punto es de agradecer, pero la presencia de Tyreese en la cárcel es, en estos momentos, necesaria. A no ser que sigamos dándole vueltas al flirteo de Carol y Daryl, o nos quedemos pasmando con los incómodos silencios entre Glenn y Maggie.
6. ¡Desatemos al gobernador! Siempre hemos creído que el gobernador sería una bestia despiadada, pero en realidad, hasta ahora el único personaje capaz de cometer las más terribles tropelías fue Merle. El gobernador, a lo sumo, disparar a unos pobres soldados indefensos, coleccionar unas cabezas en un acuario, o desnudar a la dulce Maggie. ¿Es esto un curriculum a la altura de un depravado sanguinario? Obviamente no. El gobernador que estamos viendo en la serie se muestra bastante inútil a la hora de ser malo, malo de verdad. No olvidemos que en el comic el gobernador le corta la mano a Rick a las primeras de cambio. El personaje que interpreta David Morrissey necesita un cambio radical a la altura de las circunstancias, pero ya. Y que Rick deje de perseguir el fantasma de Lori, que esto va de zombis, no de fantasmas.