Hoy, en la edición digital de El País encontramos el siguiente artículo: “La tableta da alas al libro pirata. Nuevos dispositivos como el iPad duplican las descargas no autorizadas - Los editores cifran en 400 millones las pérdidas entre enero y junio de 2010” (elpais.com)

El tema en sí no es ninguna novedad, sin embargo contribuye a esclarecer un poco más una situación que aterroriza a los editores y distribuidores, y que, por otro lado, dibuja un nuevo panorama tanto para autores como lectores. Ahora bien, además de la piratería… ¿existe alguna otra amenaza para las empresas editoriales? Quizás la respuesta la obtengamos tras formular la siguiente pregunta: ¿Cuál es la función de una editorial teniendo en cuenta que el propio autor puede “fabricar” un ebook en cinco minutos? Sigamos…

“Las cifras preliminares apuntan a que, en los seis primeros meses del año, las descargas no autorizadas de libros digitales se han duplicado respecto al último semestre del año anterior y ha pasado de representar el 19% del total del mercado a más del 35%, según informaron en fuentes del sector editorial.” (elpais.com)

En mi humilde opinión creo que se establecerá un nuevo orden entre las dos caras de la moneda; la de los autores por un lado, y la de los lectores por otro, y la que hasta ahora hacia las veces de nexo, o de canto, es decir, los editores / distribuidores, me temo que se verán obligados a una reordenación del sistema productivo, dejando a muchas de estas empresas fuera de escena, es decir, aquellas que no sepan adaptarse.

Lo cierto es que a día de hoy podemos conseguir cualquier libro que queramos en formato PDF, y no es necesario matarse mucho para encontrarlos. Internet está lleno de webs que los ofrecen en libre descarga, a pesar de ser algo ilegal en nuestro país. Este tipo de descargas son tan cotidianas y están tan “normalizadas” que incluso muchas personas ni siquiera saben diferenciar entre lo que es legal o ilegal. A este respecto he dirigido una consulta a CEDRO, pues también me he planteado poner una sección de descargas en esta misma web. Señalar que en este caso me refiero a las obras que están libres de derechos, es decir aquellas cuyo autor falleció hace más de 70 años, sin embargo, hay que tener en cuenta que, según me informaron en dicha consulta, ese mismo periodo de tiempo deber ser igualmente respetado para su traducción. Es decir, la versión traducida también tiene sus correspondientes derechos de explotación, por lo que esos 70 años deberíamos contarlos a partir de la muerte de su traductor. Pero aún hay más, y cito: “El problema lo puede plantear el derecho sobre la edición de la obra. Según la Ley de Propiedad Intelectual (Art.129 y 130) la vigencia de estos derechos editoriales es de 25 años desde su publicación”

Dicho esto, es obvio que la ley no se cumple, y las medidas de nuestra ministra de cultura “La ley Sinde antidescargas”, sencillamente no servirá absolutamente para nada. La avalancha que se nos viene encima es algo ya imposible de detener, y el hábito de la descarga difícilmente podrá combatirse…, sería como ponerle puertas al campo, parafraseando la sabiduría popular

Según una encuesta que todavía sigue activa en esta misma web, y en la cual os preguntamos cual sería para vosotros el precio estándar a pagar por un ebook, el resultado, aunque no demasiado significativo por el escaso número de votantes, se sitúa por el momento entre los 2 y 5 euros. Quizás demasiado caros. Es difícil jugar a adivinos, pero viendo lo fácil que es localizar y descargarse un ebook de los digamos “más populares”, como podría ser la última novela de Stephen King, dudo mucho que alguien los pague. Aquí el elemento clave para poder sustentar la industria será la publicidad. Un ebook pirata con publicidad puede que sea la solución al problema. La publicidad genera ingresos, y es algo que bien puede formar parte indisoluble de cada copia, por muy pirata que sea. Esto daría lugar a un nuevo modelo de gestión, y quizás las editoriales tradicionales no sepan hacer frente a un concepto de producción que ni entienden, ni conocen. Y… ¿Cuál es ese concepto? Es obvio que para editar un ebook no se necesita ninguna editorial, el propio autor puede hacerlo sin ayuda de nadie en tan solo cinco minutos, basta un poco de pericia con programas de maquetación tipo Indesing de Adobe, y listo. ¿Entonces? Desde este punto de vista las editoriales habrían de especializarse en procesos de marketing ¿no? Marketing y publicidad; puede que esa sea la solución, y el nuevo rol a jugar por parte de esas editoriales.

La incertidumbre es total, y los cambios son ineludibles. Los autores consagrados por mucho que los pirateen inundarán de copias la red, y los ingresos por publicidad los tendrían más que asegurados, y hasta con mejores márgenes de beneficio al reducirse los intermediarios. Los autores noveles, y menos reconocidos puede que así ahora tengan una oportunidad, algo que no sucedería con los métodos tradicionales, y quién sabe, es posible que saquen más beneficio vendiendo sus propios ebooks… recordemos que el beneficio que se lleva un autor que publica en papel ronda el 8% del precio de libro, la verdad, una miseria.

En fin, todo esto no son más que suposiciones, y no sé cual será el futuro, tanto del sistema, como del autor, concretamente del autor principiante, que es el que nos interesa en esta web o plataforma, que precisamente ha sido fruto de la iniciativa de alguien como vosotros.

Y… ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?

Nota: Dicho artículo habla de los iPad, y bueno, no creo que este tipo de tabletas sea una amenaza. Más bien los tiros deberían ir encaminados a los e-readers de tinta electrónica propiamente dichos, como es el caso del Kindle3.