¿Debo registrar mi obra? ¿Qué es el ISBN? ¿Me presento a un concurso? ¿Cuándo se hace rico y famoso un escritor?

Esta entrada no es más que una simple reflexión acerca de todas esas dudas que nos suelen invadir una vez que hemos escrito la palabra “Fin” en la primera de nuestras obras. Tan solo eso, una sucesión de tópicos que en algún momento, a todos nosotros, se nos habrá pasado por la cabeza. Las líneas que siguen las he escrito a partir de mi propia experiencia, y es posible que algunas reflexiones sean erróneas o incompletas. Todo es discutible; y está es solo mi opinión. Bien, hemos escrito un relato, una novela, un poema, o cualquier otra cosa ¿Qué hacemos ahora? Ya de por sí la tarea de escribir algo, de crear una historia no es precisamente sencilla, pero lo que viene después puede ser incluso mucho más complicado y desesperante. El escritor novel es por méritos propios un verdadero desconocido, o lo que es lo mismo… “un don nadie”.

Acerca del Registro de la Propiedad Intelectual.

El primer paso debe ser el registro de la obra, que por desgracia hay mucho indeseable suelto ávido de aprovecharse del trabajo ajeno. La legislación de otros países no la conozco, pero en España, por lo menos en teoría, la obra está protegida por copyright desde el momento de su creación. Si tú escribes algo, es tuyo y te pertenece, como es obvio. Ahora bien, si las cosas se ponen feas habrá que demostrarlo ante un juez. ¿Cómo lo demostramos?

Demostrar que algo lo has escrito tú, porque sí, puede ser algo bastante complicado, por muy evidente que resulte en un juicio contra otra persona, así que lo mejor será aportar alguna prueba difícilmente rebatible. Aquí aparece en escena el Registro de la Propiedad Intelectual –RPI- (Ministerio de Cultura), y por suerte es mucho más barato que el otro registro con el que suele haber confusión, como es el registro de patentes, marcas o nombres comerciales -Aquí- (Ministerio de Industria, Turismo y Comercio).

Este registro certifica tanto la autoría como los derechos de explotación (pueden ir por separado), y es efectivo para todos los países (hay unos tratados internacionales). Si mal no recuerdo, creo que tiene una vigencia de 70 años tras la muerte del autor, y supone el Copyright de la misma. Nadie podrá meterle mano a la obra sin tu permiso. Se trata de un documento público que cuesta unos 11 o 15 euros, y se quedan con una copia impresa. Aunque este tipo de registro no es obligatorio, si es muy conveniente, sobre todo para trabajos importantes como puede ser una novela. El problema es que hoy en día puede ser un poco “coñazo” tener que ir al registro cada dos por tres, sobre todo si tu producción es más o menos intensa. Creo que deberían actualizarse.

¿Qué es SafeCreative?

He aquí otro tipo de registro, no excluyente respecto al RPI. La ventaja de SafeCreative es precisamente su agilidad. Resulta muy, muy cómodo subir tu obra, o incluso un post de tu web (como éste, que queda registrado automáticamente mediante el uso de los feed), registrarlo y listo. Ya lo he utilizado, y así lo afirmo ¡es muy cómodo! Para obras de pequeña envergadura, autores muy productivos, creo que es lo más conveniente, y por ahora es gratuito, pero con el tiempo me imagino que dejará de serlo.

Ahora bien, la pregunta ¿SafeCreative o RPI? La respuesta es muy sencilla. El RPI es un documento público irrefutable ante un juez. Si establecemos una jerarquía en cuanto a la validez de la prueba, el RPI está por encima, y además, recordemos que son los responsables de custodiar en su archivo una copia física de la obra. Si he escrito una novela a la que le tengo mucho cariño, el RPI es imprescindible. Si soy un escritor muy productivo, que constantemente estoy escribiendo, y publicando a través de internet, SafeCreative es desde luego más cómodo y práctico.

De todas formas, tampoco hay que obsesionarse con eso. El plagio, en si mismo, conlleva un hadicap muy grave para el que lo realiza, y es que no se trata de algo anónimo. Quien plagia siempre será una persona perfectamente identificable, con nombre y apellidos, algo que siempre jugará en su contra si el verdadero autor decide emprender acciones legales.

Otra cosa muy distinta son las licencias Creative Commons, las cuales se pueden asociar al registro de SafeCreative. Es decir, SafeCreative es el registro de la obra, y Creative Commons, las posibles licencias que se le aplican, o lo que es lo mismo, el tipo de permisos que le das a otras personas con respecto a tu obra. Hay varias posibilidades, como permitir que la modifiquen, que la exploten comercialmente, etcétera. Es importante leerse bien las condiciones antes de usarlas.

¿Concursos?

Bien, ya tenemos nuestra obra registrada. ¿Y ahora qué? Una opción es la de presentarse a un concurso literario (la mayoría te piden que tu obra no haya sido publicada antes ni siquiera en webs, blogs, o foros)… Sinceramente, no soy partidario de ellos, ni tampoco me inspiran confianza, y mucho menos si hay una cantidad de dinero importante de por medio; y ya no digamos si la “pasta” proviene de alguna institución de carácter político como puede ser un ayuntamiento o una diputación, o algún otro organismo similar. Cada uno que tome sus propias decisiones.

Los concursos nada, entonces ¿Qué hago?

Esa es la pregunta que me he hecho un millón de veces. Hay que ser realistas, hoy en día el que escriba lo debe hacer porque le gusta, y lo debe hacer para sí mismo. Y si tus obras son realmente buenas, tarde o temprano alguien llamará a tu puerta, pero es mejor no obsesionarse con el tema.

Actualmente internet es nuestro mejor aliado, ya que permite darnos a conocer de una forma muy sencilla. Publicar nuestros trabajos en webs especializadas, foros, el boca a boca en redes sociales, y saber aprovechar la futura supremacía del libro electrónico frente al impreso, son sin duda las estrategias a seguir.

¿Me puedo editar a mi mismo?

Pues he aquí otra de las ventajas de Internet. Antes, un escritor aficionado si no ganaba ningún concurso, ni era hijo de algún famoso, ni era algún personaje de primera línea, no le quedaba más remedio que irse a la editorial de turno, desembolsarse una cantidad… digamos sobre un millón de las antiguas pesetas, y llevarse a su casa pues una tirada de 500 ejemplares, por ejemplo, y luego a venderlos a la puertas de la iglesias del barrio, o de algún centro comercial. Un despropósito.

Ahora tenemos lo que se conoce como impresión bajo demanda. Empresas como Bubok o Lulu recogen tu obra, te la ponen a la venta y venden los ejemplares que se le solicitan. Ellos se encargan de todo, a cambio de una comisión. En teoría suena muy bien, pero tengo mis dudas de que vendan mucho. Creo que al final es uno mismo y sus familiares quienes terminan comprando los ejemplares, y seguro que de ahí es de donde sacan la mayor parte de sus ingresos. Si uno no se promociona adecuadamente, si no explota todos los canales de comunicación, caerá en el olvido.

ISBN y Deposito Legal

Son imprescindibles para obras impresas y que desees venderlas. Las empresas antes citadas se encargan de todo, pero obviamente te lo cobran. Uno mismo puede ser autoeditor, y solicitar su ISBN. Si tu obra es un ebook, y no lo vas a comercializar, nada de esto es necesario, pero si pretendes venderlo, entonces sí es obligatorio obtener ese código ISBN. Si no tienes prisa, es mejor solicitarlo uno mismo como autoeditor, ya que así te saldrá gratis.

¿Cuándo me haré rico y famoso? ¿Podré vivir de mis libros?

Desgraciadamente… creo que la respuesta es no. Es imposible adivinar el futuro, pero me atrevería a decir que dentro de unos años apenas se venderán libros de forma impresa. Creo que los libros electrónicos tendrán una gran difusión, y tengo bastante curiosidad por ver como se asienta este tipo de mercado. He visto a conocidas tiendas anunciando la próxima comercialización de ebooks de forma masiva, y estoy ansioso por ver “¡qué tal les va!” Sin duda alguna la clave será ¡el precio!

Las cosas como son, pero me da a mi que ebooks a más de 10 euros no se venderán mucho, por no decir nada. La gente sencillamente los copiará, al igual que las películas o la música. Esto es así, y hay que cambiar la mentalidad… ¡adaptarse o morir! Como digo, el precio es la clave. Si son muy baratos se venderán como churros, y la gente no se molestará en copiarlos, si son caros, sencillamente “nasti de plasti”, y mucho menos en época de crisis. La estrategia pienso que pasa por producir mucho, bien y barato. Tampoco descarto que en un futuro los ebooks vengan cargados de publicidad, sería también una forma de financiación, un tanto desagradable, pero muy posible.

Y por ahora, eso es todo. Ya iré comentado algunas otras cosas según se me ocurran. Cualquier duda, no os cortéis en comentarla.

Y a seguir escribiendo, que es muy entretenido.