Están muy cerca, sientes su fétido aliento; los odias con todas tus fuerzas.
Mientras la pareja de soldados se acerca, el recuerdo de lo ocurrido se esclarece en tu mente: recuerdas la última noche en el Black Swan. Apenas vislumbras la escena unos instantes y los pensamientos se agolpan en tu mente, despejada al ritmo que tu corazón late desbocado por la adrenalina. Recuerdas como unos nazis abordaron el buque en plena noche, y como les hiciste frente. Mataste a uno de ellos, por eso te enterraron en la playa, como escarmiento.
El ruido de las pisadas del primer soldado te devuelve al presente. Su silueta pasa a medio metro de tu escondite.
¡Ahora o nunca!
—¡Ataca, Ronin! —gritas.
Te abalanzas sobre el más cercano cogiéndolo por sorpresa. Deslizas con rapidez la hoja de la navaja por uno de sus puntos vitales, y éste cae bajo un reguero de sangre caliente que lo deja seco en un par de segundos. Su compañero aún correrá peor suerte: la experiencia de Ronin en combate, cazando nidos de ametralladora, es encomiable. El entrenado animal destroza la garganta del soldado de una dentellada, esquivando en su trayecto el único disparo que se pierde bajo la maleza.
A lo lejos suena una sirena. En unos instantes toda la playa estará llena de cabezas cuadradas, los mismos desalmados que abordaron la embarcación y apresaron a tu querida Lucy. ¿Qué piensas hacer? A continuación, tienes 2 opciones:
Opción 1: Coges la MP40 del soldado abatido, un par de cargadores, y huís hacia el interior de la jungla hasta que se calmen las cosas. Pincha aquí
Opción 2: A pesar de la alarma, decides registrar concienzudamente a los cadáveres y buscar información o algo de utilidad. Pincha aquí