EI5

De repente, los soldados huyen por donde han venido, disparando hacia algo que se aproxima por uno de los flancos, y que desde tu posición no puedes ver. Sientes el peligro y, sea lo que sea, no puede ser nada bueno. Decides seguir a los soldados, no sin antes echar un vistazo atrás, una vez te encuentras en perspectiva. No alcanzas ni a ver del todo, ni a comprender lo que tienes ante tus ojos, pero es algo así como un caracol gigante que se arrastra sobre las arenas de la playa, escupiendo rayos eléctricos que iluminan la ruta de escape de los soldados, la misma que ahora sigues, sin que ellos se den cuenta, pues ni tiempo tienen de mirar atrás.

Ronin tiene en arrebato de ira, y por un momento parece que le va plantar cara al enorme monstruo, pero tú se lo impides, y gritas por él:

—No, Ronin, déjate de juegos, tenemos una misión.

Pero Ronin gruñe, no tiene miedo. Entonces insistes, sabes cuál es su punto débil:

—Ronin, tenemos que rescatar a Lucy

No hizo falta decir nada más. Ronin dio media vuelta y se echó a la carrera, delante de ti. Carraspeas, pensando por lo bajo ¿qué tendrá Lucy que no tenga yo? Continúas por un sendero, subes una loma, y entonces divisas la bahía. Allí abajo está fondeado el Black Swan, y también un submarino:

—¡Putos Nazis! —clamas, a lo que Ronin replica con un ladrido, mostrando su conformidad.

Al frente, una torre de vigilancia y una batería de costa abandonada. Continúas por un sendero y, un poco más allá, adviertas una edificación medio en ruinas que semejan unos barracones, guarida de los soldados nazis. No hay duda, los estás viendo. Parecen nerviosos y, mientras sigues observando, un fortísimo grito emana del interior de dichos barracones:

—¡Hijos de Puta, os voy a reventar a hostias!

Aquellas palabras se te clavan en el corazón, y te arrancan un suspiro de alivio que de inmediato se convierte en una sonora carcajada.

Sí, Lucy está bien, cabreada, pero está bien. Ronin ladra con la emoción, tanto que alerta a los soldados. Entonces recuerdas lo que habían jurado hacer con tus entrañas, y tragas saliva. Corren hacía a ti, y entonces vuelves sobre tus pasos. Recuerdas el caracol de rayos, frunces el ceño, y te diriges hacia la jungla. Otra vez te escondes entre el follaje, y piensas qué hacer, mientras una lluvia de disparos se pierde en todas direcciones.

A continuación, tienes 2 opciones:

Opción 1: Tengo que crear una distracción, alejar los soldados de los barracones y mantenerlos ocupados. Pincha aquí

Opción 2: Lo mejor, guerra de guerrillas. No hay más de diez soldados, once o doce como mucho. Puedes deshacerte de ellos uno a uno, y asegurar el rescate. Pincha aquí