Los Mercenarios 3 se rodará en España y estará llena de sorpresas
Mercenarios 3 (2014). Durante esta Semana Santa no he podido evitar la tentación de hacer uno de mis acostumbrados viajes familiares a los Estados Unidos, y como ya sabéis, no por visitar a mis suegros, sino por beneficiarme de los contactos que todavía conservo de mi época de redactor para una importante web de noticias americana, pero esto no se lo digáis a mi mujer. Ya de vuelta en España, terriblemente cansado y aún bajo los efectos del jet lag, os escribo las líneas que siguen, y es que no puedo evitar hacerlo. Me muero de ganas por dar la primicia, y eso que le prometí al bueno de Sly —Silvester Stallone—, que le guardaría el secreto… ¡pobre iluso! Para ponernos en situación, en este caso hemos pasado unos días de vacaciones en Hollywood, y en uno de los saraos tuve la oportunidad de conocer —e incluso departir amigablemente, mientras degustábamos unas cuantas margaritas a pie de barra—, a nada más y nada menos que Silvester Stallone, un tipo muy divertido y que no tuvo el más mínimo reparo en hablarme de sus planes más inmediatos, sobre todo en lo que concierne a Los Mercenarios 3.
Sly me comentó que tiene a España en su punto de mira, y que no solo estaba a las puertas de cerrar un acuerdo para realizar el remake de “No habrá paz para los malvados” —algo que yo ya sabía, y que en efecto era la cuestión por la que deseaba preguntarle en un principio—, sino que además, muy pronto comenzaría el rodaje de la tercera parte de Los Mercenarios en España, siempre y cuando lograse cerrar un acuerdo satisfactorio con Robert Rodriguez, para dirigirla. Al parecer, John Woo no estaba nada de acuerdo con el nuevo guión que le habría presentado Stallone, por lo que urgía encontrar un sustituto. A mí esto me cogió por sorpresa, ya que sabía que la noticia sería un bombazo, y lejos de mostrarse celoso con la información, no dudo en comentarme todos los detalles (creo que llevaba más margaritas encima de lo acostumbrado, por suerte para mí).
Más o menos, así fue la entrevista:
—¿Cómo es eso de qué vas a rodar en España? ¡Explícamelo, pero ya! —clamé entusiasmado.
—Amigo mío —dijo él—, España es la cuna de los espagueti westerns, y ése es el enfoque que deseo para la tercera parte de Los Mercenarios. No podemos rodar otra película igual a las anteriores, por eso he creído que sería una buena idea hacer algo verdaderamente especial… ¡absolutamente disparatado! Quizás…, esta entrega sea la última, recuerda que ya no estamos para muchos trotes —tras decir esto apuró el último trago, sonrió tímidamente, y pidió otra copa.
—Yo te veo fantástico, Sly —apunté, sin que se notase mucho que trataba de hacerle la pelota—. ¿Entonces vais a rodar un espagueti western en Almería? Solo falta que me digas además que meterás a Clint Eastwood.
—Pues no sería por ganas —frunció el ceño—. Se lo he comentado a Clint, pero no quiere ni oír hablar del tema. Él se lo pierde —sentenció, dándome a entender que Clint con los años se había vuelto demasiado serio, y demasiado viejo, luego añadió—: De todas formas tenemos muchos actores de nuestra época a quienes nos gustaría darles otra oportunidad.
—Sí, hay muchos rumores —comenté—, ya he oído que si Nicolas Cage, Jackie Chan, Harrison Ford, Wesley Snipes, John Travolta, Mel Gibson…, hasta incluso he escuchado a Lorenzo Lamas.
—¡Vaya, pues Lorenzo Lamas no se me había ocurrido! —alzó la voz con sorpresa—. Me lo apunto. De los demás, no digo nada, pero algunos de ellos ya están preparando el papel —sonrió con ironía—. Además, vamos a contar con algunos actores españoles que nos han aconsejado por su carisma en la pantalla. Esta vez Los Mercenarios va a necesitar un poco de ayuda local, y es que el tema se las trae.
—Cuéntame algo del argumento, que me muero de ganas —la curiosidad me reconcomía por dentro.
—Oh no…, no creo que deba… —Sly se hacía derogar, pero yo sabía que eso tenía fácil solución.
—¡Camarero! Sírvanos otra ronda de margaritas—grité.
—Bueno, sí insistes..., pero esto que no salga de aquí —dijo, mientras levantaba un dedo en señal de advertencia.
—No te preocupes, confía en mí —repliqué.
—Con esta tercera parte vamos hacer un poco de cine dentro del cine, y a reírnos de nosotros mismos como nunca lo habíamos hecho antes. Debo reconocer que la idea de base no es mía, sino de Schwarzenegger, quien el otro día hablando sobre ideas para el nuevo guión sacó el tema de una de sus películas “Last Action Hero” (El Último Gran Héroe), y que era una espina que tenía clavada. Y a mí este tema me abrió los ojos.
—Sigue, sigue…
—La trama girará en torno al propio equipo de rodaje de Expendables 3, y a su estreno, para el caso, en el festival de cine de Ciencia Ficción de Málaga. Allí estaremos, con todo el tema del glamour, las presentaciones, y demás. Pero el día del estreno ocurre algo terrible, secuestran a la hija de Bruce Willis en un hotel de Marbella. Un asunto muy feo. Ya sabes que Bruce se ganó muchos enemigos en la Jungla de Cristal —rió a mala leche—. Y claro, ante semejante panorama, el estreno es lo que menos nos importa. Ahora, el grupo de los Mercenarios se enfrentará a una misión real, fuera de las pantallas. Todos haremos piña entorno a Bruce, todos…, Lundgren, Schwarzenegger, Chuck Norris, y como no, un servidor.
—¡Dios! ¿Tú vas a capitanear al equipo de los Mercenarios en una misión real por la Costa del Sol?
—¡Qué dices! ¡Si nunca he matado a nadie que no fuese con balas de fogueo! Además, en un país que ni conozco… ¡la llevamos clara, macho! Lo que hacemos es ir a la policía, y pedirles ayuda, como todo hijo de vecino. Somos actores de profesión en la premier de nuestra película; personas normales y corrientes, no héroes.
—¿A la policía? ¿Y qué os dicen?
—Pues nada, que no nos pueden ayudar. La mala fortuna se pone de nuestro lado, y el rapto coincide con una alarma de seguridad nacional que tiene a todos los efectivos movilizados, y no pueden ni dedicarnos un mísero coche patrulla. Básicamente nos dejan con el culo al aire.
—Vaya, ¿a qué clase de amenaza te refieres? —pregunté, pensando para mis interiores… «si buscas ideas, ninguna otra mejor que un virus que convierta a todos los políticos de este país en personas honradas, el caos estaría asegurado»—. ¿Entonces, cómo solucionáis el problema? —añadí.
—Es algo terrible que paraliza todo el país, pero aún no tenemos claro de qué se va a tratar. Manejamos varias posibilidades. Lo importante es que la policía no nos hará caso alguno, y justo cuando estamos a punto de perder la esperanza, resulta que un administrativo de la comisaria es fan nuestro, y decide ayudarnos. Nos da la tarjeta de un ex policía experto en casos de secuestro, infalible, y con el que debemos contactar…, un tal…, —tras dudar unos segundos, y ver que no era capaz de recordar el nombre, recurrió a su Smartphone, que hizo las veces de apuntador—: ¡Torrente!
—¡Qué dices! ¿Torrente? ¡Joder, estás de coña! —en ese preciso instante casi me atraganto.
—¿Por qué? —Preguntó extrañado, al observar mi reacción—. El consejero delegado de nuestra productora nos dijo que era un tipo muy conocido en vuestro país, y además muy resolutivo. Una especie de Harry el Sucio. Yo no tengo ni idea de quién es, aún no nos han presentado, y de acuerdo al guión, él será quien nos ponga sobre la pista de los secuestradores.
—¡Hay Dios, no puede ser! —susurré, llevándome las manos a la cabeza, en un claro “facepalm”.
—¿He dicho algo malo? —añadió Sly.
—Nada, no es nada. No te preocupes. Sigue… ¿Qué sucede después?
—Pues que va a pasar…, que todo se complica, y tendremos que enfrentarnos a una peligrosa banda del crimen organizado, nosotros, sin experiencia en combate real. Todos, excepto Chuck Norris, aquejado de una terrible gastroenteritis que lo dejará convaleciente en el hotel. Todos los demás, de la mano del experto Torrente, realizaremos una serie de pesquisas que nos llevarán al paradero de los secuestradores. Sin embargo, ellos son muchos, y están protegidos en un cortijo fortificado. La situación nos supera, y es ahí donde entrará en juego un tal Sargento, Sargento… —volvió a recurrir a su Smartphone— ¡Arensivia! Un veterano en la reserva. Él nos proporcionará las armas, y el adiestramiento necesario para el asalto final.
—Dios, esto no puede ser cierto… —dije—. ¿Otra recomendación de ese consejero delegado?
—Sí, claro, él es el quien se encarga de las contrataciones locales. Tan solo le hemos indicado que debían ser actores y personajes relevantes y expeditivos. ¿Acaso tú sabes algo que yo no sepa?
—No, nada, si conocidos sí que son. Pero tú sigue… Dime, ¿quién será el malo de la película? ¿Otra recomendación del mismo consejero?
—Efectivamente. Le hemos pedido el villano más profesional que hubiese en la historia cinematográfica actual de vuestro país, y el nombre que tenemos sobre el papel es un tal… —dudó unos instantes, luego dijo—: Man..., Man…
—¡Manquiña! —Me apresuré a decir, interrumpiéndolo, antes de que volviese a recurrir a su maravilloso Smartphone.
—¡Exacto, ése es!
—Profesional sí que es, de eso no hay duda —dije—. Y ya puestos, solo os falta contratar a Los Hombres de Paco.
—¿Esos quiénes son? —preguntó él.
—Una unidad de élite, algo así como los Hombres de Harrelson.
—Ahh… —asintió con interés.
—Bueno, entonces al final, ¿cómo va la cosa? ¿La liais parda, matáis a los malos, y rescatáis a la chica, no? —dije.
—No, claro que no. Recuerda que nos estamos retratando en la vida real… ¡somos personas normales! En el asalto alguno de nosotros incluso morirá, y el resto caeremos presos.
—Pero… ¡Ése no sería un final a la altura de los mercenarios!
—No, claro que no. Ahí entrará en juego Chuck Norris, que tras vencer su gastroenteritis, acabará rescatándonos a todos el solo. Al fin y al cabo él es un experto de verdad en dar mamporros, no como nosotros. Ah, y ya de paso, también se encargará de resolver la situación de alarma nacional, con solo pasar por allí, como quien dice.
—¿Así de sencillo? —pregunté, con los ojos como platos.
—No que va, todavía hay más. Cuando parece que todo está resuelto, y subimos al avión para regresar a casa, en ese viaje ocurre algo horrible —dijo, sonriendo de forma aviesa—.
—No sé si pedirte que me cuentes algo más —repliqué—, porque ya no puedo con todo esto.
—Al evadirnos del cortijo, y rescatar a la muchacha, aunque en ese momento no le dimos importancia, el caso es que la madre del villano, ante sus últimos estertores, nos lanza una maldición gitana. Algo así como… “Marditos tus muertos, serás lo que eres, o serás lo que deseas…”, cosas de ésas. El caso es que cuando viajamos en el avión, Schwarzenegger, Lundgren, Norris y un servidor, caemos en un profundo sueño, y al despertar, nos encontramos en medio de un planeta lejano, comunista claro está, pero ya no somos nosotros mismos, sino He-Man, Terminator, Chuck Norris que siempre es Chuck Norris, y yo, como Rambo. Todos en un pedazo vehículo conducido por Jason Statham. Ahí tendremos un nuevo desafío, que no sabemos si meterlo en esta parte, o dejarla para la próxima, pero me da a mí que a la cuarta ya no llegamos ni con viagra. Probablemente sea así como cerremos el plano, con una voz en off cojonuna. Tú ya sabes…
—¿Me disculpas un momento? —dije.
Fue en ese instante cuando ya no podía más. Entre las carcajadas contenidas, y la vejiga que estaba a punto de estallarme, me excusé y fue al servicio. Al volver aún tuvimos tiempo de hablar de más cosas, pero éstas ya serían tema para otra historia.
Lo único que os pido es que me guardéis el secreto, puesto que le prometí a Sly que no se lo contaría a nadie. De todas formas, si no os lo creéis, algunos detalles ya han salido en la prensa: Info