The Walking Dead balance tercera temporadaDe más a menos, así fue la tercera temporada de The Walking Dead

La tercera temporada de TWD comenzó con una fuerza inusitada, y llena de promesas. Pero una vez abierta la gaseosa, al poco nos quedamos sin burbujas. Una de estas promesas era el enfrentamiento final entre los dos líderes del momento, Rick Grimes, sheriff y alcalde de la prisión en funciones, y el Gobernador de Woodbury, un déspota mucho más light que su versión en comic. Como todos sabéis esta temporada tuvo dos partes, de ocho episodios cada una, y el bajón que pegó en la segunda, tras anunciarse el cese del showrunner Glem Mazzara, ha dejado a la mayoría de seguidores poco menos que decepcionados. Estos últimos ocho episodios han sido un movimiento eterno de peonza, un ir y venir de piezas sobre el tablero de ajedrez, y el último episodio, aunque intenso como pocos, no resolvió absolutamente nada. Bueno, sí, una excursión del IMSERSO a la prisión del condado como última secuencia. Lamentable. Seguro que muchos de vosotros hubiéseis preferido que se cumpliesen los pronósticos con los que habíamos bromeado aquel día de diciembre: The Walking Dead, avance cuarta temporada.

Lo más destacable de este último episodio ha sido sin duda la muerte de Andrea… ¡al fin!, dirían muchos (bueno, a mí me dio un poco de pena). Sí, el personaje de Andrea era como el niño repelente que siempre está en medio, dando la lata, tratando de hacer lo correcto, y siempre fastidiándola. En un artículo anterior TWD Diferencias Serie Comic, reclamábamos un cambio drástico de este personaje, sin embargo los guionistas han decidido cargárselo. Lo curioso ha sido la forma, y cómo esta experta en deshacerse de hordas de zombis con una navaja suiza cerrada, no ha podido con el bueno de Milton, tras haberse liberado de sus ataduras. La verdad, hubiese sido infinitamente mejor que no lograse liberarse, y que Milton la devorase viva, atada a la silla. Ni siquiera sería necesario verlo, bastaría con saberlo. Eso sí que hubiese sido creíble e impactante.

En la web io9.com tenemos una review del autor Rob Bricken, titulada: The Walking Dead season finale replaces its epic confrontation with some epic bullsh*t, donde más o menos pone esta tercera temporada a caer de un burro. Destaca como el anhelo por parte del espectador en ver una épica confrontación Prisión vs Woodbury, es finalmente el mismísimo gobernador quien se encarga de derrotar a sus propias fuerzas, en un arrebato de cólera, para luego… ¡simplemente desaparecer! La pregunta es…, ¿eran necesarios 16 episodios para esto? El autor lo tiene claro, un mal final como éste ha sido suficiente para arruinar toda la temporada, dejándola incluso por debajo de la segunda. Y cierto es que el final de la granja fue a todos los efectos mejor que el de la prisión. La falta de ideas en los guionistas, probablemente superados por el éxito de la serie, comienza a ser preocupante.

La última secuencia del episodio, que en cierto modo me recordó a la serie Galáctica y los que se muevan en mi sintonía sabrán por qué, refleja cómo tras la absoluta pérdida de la humanidad por parte del infante Carl, capaz de ejecutar a un muchacho a sangre fría a título preventivo, su padre, en cambio, recupera dicha humanidad al hacerse cargo de todos los ancianos de Woodbury, sin duda un lastre para todo el grupo, pero obviamente una lección de humanidad para su hijo. Esperemos que la cuarta temporada no se centre en las relaciones geríatricas de estos nuevos personajes, porque podría ser desesperante. Rick Grimes, el primer director de un geriátrico post apocalíptico, ahí es nada.

Lo más curioso de todo esto es que  aun reconociendo que la serie se ha convertido en una absoluta decepción, ¿Soy el único que está deseando ver la cuarta temporada?

Lo cierto es que los zombis enganchan, y la serie algo tiene. Pero ha sido un error tanto la muerte de un protagonista con el carisma de Merlé, como la resolución del conflicto Rick vs Gobernador. En este último episodio dio la sensación que los cuarenta minutos se echaban encima y había que cortar por la tangente.

Así no, por favor, así no.