Hace unos cuantos días destacamos la novela “Dead Space: Martir” como posible objeto de interés, sobretodo para los aficionados a las historias de horror fantástico ambientadas en las profundidades del espacio; pues bien, ahora tenemos otra novedad igualmente interesante, y también de la misma editorial —Timun Mas—. Hablamos de la novela titulada Starship: Motín, escrita por el estadounidense Mike Resnick —si quieres leer un avance, puedes hacerlo aquí—. No tiene mala pinta…, aunque más bien creo que de horror poco, y de acción mucho. A continuación os dejo el argumento y las reseñas publicadas por la editorial. Si alguien tiene la oportunidad de leerla, se agradecen opiniones.
TÍTULO: Starship: Motín. AUTOR: Mike Resnick. ISBN / ISSN: 8448044592-9788448044596. Páginas: 287. Rústica.
Con Starship: Motín, Timun Mas publica a uno de los autores insignia de la ciencia ficción y una de las mejores sagas de space opera de todos los tiempos.
Es el año 1966 de la Era Galáctica, unos tres mil años en el futuro, y la República está en guerra con la Federación Teroni, una alianza de razas resentidas por el crecimiento militar y económico de los humanos. Aunque los principales escenarios de batalla están en el Brazo Espiral y en el Núcleo Galáctico, en la lejana Periferia, la Theodore Rossevelt es una de las tres naves encargadas de proteger el Cúmulo del Fénix, un grupo de setenta y tres planetas habitados.
Las navidades pasadas no han sido las mejores posibles en cuanto a regalos. Sus queridas majestades no me han traído libro alguno al que hincarle el diente —por la crisis, supongo—, sin embargo he logrado hacerme con algunos títulos, digamos de segunda mano, pero lo suficientemente interesantes como para tenerlos en cuenta. Desde mis años mozos poco o nada he leido de Emilio Salgari (1862-1911), así que “El Corsario Negro”, y “Los Tigres de Mompracen”, me han parecido una buena manera de reconciliarme con este autor, padre del célebre Sandokan, y por ello, todo un referente en las historias de piratas. No fue algo premeditado, pero tuve la oportunidad de hacerme con ellos, y la aproveché; ¡desde luego que sí!
¿Cuántas veces habremos escuchado…? “La peli no es como el libro”; “la peli está bien, pero la novela es mucho mejor…” Frases de este tipo son más que habituales cuando nos encontramos en la gran pantalla con una adaptación que casi nunca está a la altura de la novela en la que se basa; sin embargo… ¿Qué ocurre cuando la cosa es al revés?
Como novedad editorial el comentario llega un poco tarde —aunque no mucho—, pero la verdad es que se me pasó por completo, y por lo menos a priori creo que merece la pena. Hablamos de un trabajo de investigación a cargo del historiador Pedro Porcel, y que fue publicado a finales del 2010 por Edicions de Ponent bajo el título “Tragados por el Abismo. La Historieta de Aventuras en España”. Sin duda alguna de sumo interés para todo buen aficionado a las historietas pulp en versión autóctona.
Buscando entre las novedades editoriales previstas para este año, y con la intención de destacar aquellas que más o menos puedan interesarnos, creo que la propuesta de Ediciones Atalanta —una recopilación de relatos de R. Aickman—, es sin duda un buen comienzo. Según la información que tenemos en la web de la editorial, el volumen estará a la venta a partir del 15 de enero bajo el título “Cuentos de lo extraño”. Robert Fordyce Aickman (24 de junio de 1914 - 26 de febrero de 1981), fue un escritor inglés de ficción y no ficción conocido sobre todo por sus relatos cortos del género sobrenatural, que él describió como “cuentos extraños”. A falta de más datos, esta es la información proporcionada por la editorial en su web:
Richard Matheson, conocido principalmente por ser el autor de la novela corta “Soy Leyenda” —la cual ha sido llevada al cine en varias ocasiones; la última versión interpretada por Will Smith, y antes que él, primero Vicent Price y después Charlton Heston—, cuenta en su haber con una amplísima colección de relatos, la gran mayoría tan atractivos como inquietantes, donde la fantasía y el terror van de la mano.
Elvira, la dama de las tinieblas (1988), es una de las comedias de terror más conocida de los años ochenta —bendita década—, aunque de terror, nada de nada. Lo que aquí tenemos es una comedia en toda regla, con un argumento quizás un tanto infantil, pero que, en cierto modo, contrasta de forma efectiva con la exuberancia de su protagonista, y con toda la pila de chascarrillos que colecciona; algunos con muy mala leche, por ejemplo: “…sería tan inútil como regalarle un espejo a un leproso”; o “…, estás tan salida que reventarías a un toro mecánico”.
Las cosas como son, el escote de Elvira es sin duda alguna el único protagonista de esta película. No sé cuántos primeros planos tenemos a lo largo de todo el metraje, pero seguramente este dato habrá batido algún record. Y, lo más increíble, es que a pesar de lo mucho que se bambolea, en ningún momento —para nuestra desgracia—, veremos ni un solo milímetro más allá de lo permitido. Diría que ese dichoso trocito de tela negra está pegado con loctite, directamente a la piel, porque es casi imposible que no se le salga una u otra de esas preciosas tetas, al más puro estilo Sabrina Salerno, con su «Boys, Boys, Boys», un año antes, en aquel memorable Fin de Año de la TVE (1987)