La Pulp Fiction americana a principios del siglo XX abarcaba todo tipo de géneros, aunque en un primer momento los pulp de ciencia ficción no eran los que más se prodigaban. Fue a partir de la frénetica escalada que experimentó este tipo de literatura de consumo instantáneo, la que al poco tiempo comenzó a servirnos todo tipo de insólitas historias dentro del concepto Space Invaders, y que tendría su máxima representación en lo que se conoce como la Golden Age of Science Fiction, un periódo comprendido entre los años 1938 y 1946.
La primera revista pulp dedicada a la ciencia ficción, Amazing Stories, nació en el año 1926, marcando un punto de inflexión dentro del género. Aliens, Robots, Spaceflight, Space Invaders…, todo un nuevo mundo de ideas y conceptos que comenzaron a fluir de forma abrupta en estos primeros años, dando rienda suelta a una imaginación que jamás había gozado de tanta libertad.
Sin embargo, en la entrada de hoy vamos dejar un poco de lado los orígenes pulp de la ciencia ficción para centrarnos en un hito que tuvo lugar mucho después, y, curiosamente, ni siquiera estamos hablando de un relato, novela, o comic, sino de unos simples cromos inspirados en los pulps clásicos.
Cuando la gente escucha lo de Mars Attack, una gran mayoría seguramente desconoce el origen de este título, al que de inmediato se suele asociar con la película de Tim Burton, rodada en clave de parodia en el año 1996, y que a mí personalmente no me gustó demasiado, aunque ésa ya sería otra historia. Obviando críticas cinematográficas, lo cierto es que esta película no pasó en modo alguno desapercibida, dejando para el recuerdo una serie de fotogramas, y de sonidos, totalmente imborrables.
Los años dorados de la Era Pulp, a principios del siglo XX, la conocemos todos por sus relatos, y por sus revistas especializadas, sin embargo, también hubo otra forma de pulp que, por desgracia, apenas ha transcendido. No solo eso, sino que además resulta difícil encontrar información. Nos referimos a los artículos de periódicos, a las noticias del día a día propiamente dichas. Una cosa eran los relatos de ficción, la pulp ficción americana, y otra muy distinta las crónicas de los periodistas, aunque en el fondo, todo era lo mismo. Periódicos y revistas competían por el interés de sus lectores, y ambos medios se valían del mismo tipo de estrategias.
Una de las mejores formas que existen de conocer una sociedad es a través de sus periódicos, fuente inagotable de información, y, a principios del siglo XX, las crónicas eran de todo menos fiables. Me gustaría escribir un artículo más en profundidad sobre el tema, pero en un primer acercamiento me he dado cuenta que resulta bastante laborioso, así que, tan solo me limitaré a dejar algunos apuntes y ejemplos, para que os hagáis una idea de cómo era el tipo de prensa sensacionalista que imperaba en los años pulp. Y con el tiempo, ir profundizando más o menos en el asunto.
En la web io9.com podemos encontrar algunas referencias en lo que se refiere a este tipo de periodismo pulp, tan asombroso o más que los propios relatos. Veamos algunos ejemplos:
El escritor profesional tiene la difícil encomienda de moverse entre lo que desea contar, y lo que debe contar; entre cómo le gustaría hacerlo, y cómo debe hacerlo. No es lo mismo escribir por mero placer, a escribir por la necesidad de comer. En la época de los pulp serializados, los editores pronto se dieron cuenta que las historias pulp eran una mina de hacer dinero. Ya hemos hablado muchas veces de cómo prosperó esta industria a principios del siglo XX, regida por tres principios universales: vender, vender, y vender. Literatura Pulp.
La técnica más evidente que se usaba para que una publicación se la sacasen al kioskero de las manos, era sin duda la portada. La imagen siempre es lo primero que entra por los ojos, así que, cuanto más impactante sea, pues mejor. Sin embargo, esto no era suficiente, hacía falta más, y ahí es donde nació un truco que se conoce como Cliffhangers.
Veamos una definición. La que viene en la Wikipedia, nos sirve: «Los cliffhangers (literalmente "colgante de un acantilado", que también se puede traducir como "al borde del precipicio" o "al borde del abismo") son las escenas que normalmente, al final del capítulo de una serie de televisión, cómic, película, libro o cualquier obra que se espere que continúe en otra entrega, generan el suspense o el shock necesario para hacer que la audiencia se interese en conocer el resultado o desarrollo de dicho efecto en la siguiente entrega. Un cliffhanger puede ser simplemente una imagen, una acción, o tal vez sólo una frase, dependiendo del medio y del tipo de historia»
La psicología, y más concretamente el estudio de la conducta social y de consumo, es una materia absolutamente ineludible para todo aquel que desee ganar dinero, y los editores lo sabían muy bien, incluso antes de que la doctora Bluma Zeigarnik, y su «Efecto Zeigarnik, 1927», explicase cómo las personas tienen más facilidad para recordar tareas inacabadas o interrumpidas frente aquellas otras que han sido finalizadas.
La premisa era sencilla: Las revistas tenían que venderse antes de que llegasen al kiosco. ¿Y cómo consigo esto? Pues dejando al lector en ascuas, para que compre el siguiente número, porque solo así sabrá la suerte que correrán sus personajes favoritos. Y así, número tras número. El ejemplo más gráfico para describir tal situación es el del burro y la zanahoria.
Esto, a nivel literario suponía un problema de cara al escritor, ya que, llegados a cierto punto, el cliffhanger se convertía en condición sine quanon, desvirtuando así por completo la historia al convertirla en una serie de capítulos siempre inconclusos; un guión eterno. Aquí hubo de todo, lo que dio lugar a un nuevo tipo de escritor guionista, para regocijo de los editores. Recordemos que el objetivo principal era vender, sin más.
Resulta difícil, o casi imposible, que a la pregunta de ¿cúal es tu escritor pulp preferido?, la respuesta sea el nombre de una mujer. A veces incluso, dadas las características propias de la literatura pulp (donde sobresalía el uso de la mujer como reclamo para la venta de revistas entre el público masculino, junto con la inequívoca distribución de roles, nos podría llevar a la errónea conclusión de que las mujeres apenas tuvieron la más mínima relevancia en la industria del pulp, más allá que la de ejercer de objeto decorativo; y esto, no fue así. Además, en teoría podría estar no demasiado bien visto que fuese una mujer quien relatase los típicos horrores de las shudder pulps, por aquel entonces: Pulp, entre la censura y el pecado.
Amigos, ya hemos hablando de este tema en nuestros foros, discutiendo los pormenores y aportando ideas, pero desde hoy, esto ya es oficial. Como ya sabéis, vamos hacer a lo largo del año unas cuantas convocatorias sobre determinadas temáticas pulp, un proyecto que estrenamos con la que ahora nos ocupa, un taller literario de relatos para Halloween. Esta es la primera vez que hacemos algo así, por lo que todo tipo de aportación o sugerencia será siempre bienvenida. En las bases que seguidamente detallamos podrás encontrar toda la información que necesitas, y en caso de que tengas alguna duda puedes plantearla por aquí, en nuestros foros, o directamente al correo de la web, en la sección contacto. Finalmente, agradecer a nuestro amigo Salino, su mano artista, pues el cartel, que también será la portada del ebook recopilatorio, es obra suya. Y hay que reconocer que el resultado es muy, pero que muy pulposo. Seguidamente os dejamos con las bases / nota de prensa, que esperamos nos ayudes a difundir.
Taller Literario Halloween Tales. Primera Convocatoria. Del 11 de septiembre al 5 de octubre de 2012. Si eres un escritor pulp con agallas, no deberías perdértelo. ¡Contamos contigo!
Organiza RelatosPulp.com
Para más información visita nuestra web.
Desde la web RelatosPulp.com y dentro de nuestra línea editorial Serie Neo –cuyo objetivo es el de promover la creación literaria de estilo pulp entre nuevos talentos, y así conectar estos con sus lectores, editando material para su distribución gratuita–, os invitamos a participar en la primera edición de nuestro taller literario Halloween Tales.
Fruto de este tipo de iniciativas ha nacido nuestra publicación Amanecer Pulp dedicada a la weird menace de nuevo cuño. Sin embargo, deseamos establecer otro tipo de publicaciones temáticas, y una de ellas será la que salga del taller que ahora convocamos, y a la vista del título, no queda ninguna duda sobre cuál es su orientación ¿verdad? Aun así, entremos en detalles…
«Si no has visto Prometheus, mejor no sigas con esta lectura, ya que contiene spoilers». Ante las dudas e incógnitas surgidas por muchos aficionados, le hemos preguntado al bueno de Ridley Scott cual era la verdadera explicación del universo Alien, y esto, más o menos, es lo que nos ha contestado. Para más información, puedes seguir el hilo en nuestros foros.
En este artículo no vamos a tratar los distintos avatares y tribulaciones a los que debe hacer frente el escritor novel a la hora de enseñarle al mundo su criatura. A preguntas como ¿Quieres ser un buen escritor? ¿Cómo y dónde publicar mi novela? ¿Qué es el ISBN? o..., ¿Qué hay de los escritores en relación con hacienda y la seguridad social?, y otras muchas que se nos vayan ocurriendo, tendrán cabida en su sección correspondiente: Utilidades y consejos para el escritor, donde ya tenéis algún que otro artículo publicado. Y éste, en concreto, os mostrará una técnica radical y dolorosa, pero muy útil para que el borrador de tu novela deje de atormentarte.
El proceso de escribir, de llenar con palabras y fantasías una simple hoja de papel, tiene en uno mismo el peor enemigo posible, y este no es otro que el caos que puede ir generando la propia creatividad. Ese caos es terrible. En psicología tenemos dos conceptos curiosos (ya sé que hay muchos, pero hoy destacaremos estos), como son la taquipsiquia y el pensamiento divergente.
Muchas veces cuando hablamos de escritores, y por extensión, de cualquier otro artista, utilizamos un sinfín de eufemismos para referirnos a su gran capacidad creativa, a su imaginación, y a lo interesante que podría ser ver su cerebro por dentro, sin embargo, a la mayoría de autores lo que les pasa…, es que les falla un tornillo, como se diría vulgarmente. Y tú, mi querido amigo, eres uno de ellos. Di la verdad… ¿cuántas veces hablas solo, por ejemplo? Reconócelo, no es que seas un loco de atar, pero tienes tu punto; tu punto esquizofrénico que te permite darle vida a diferentes personajes, a ver ideas donde los demás no ven absolutamente nada. Tienes una visión que sin ese punto de locura no sería posible.
Volviendo a esos dos términos que hemos apuntado antes, y que tanto me gustan, la taquipsiquia (los pensamientos volaban por delante y la razón iba a la zaga, Virginia Wolf), si bien es un término que se asocia a enfermedades mentales, a mí me gusta más verlo como una especie de brainstorming individual; algo así como la matería prima de nuestra novela, y cuyas mejores ideas suelen salir en un ataque de repentina creatividad. No obstante, todas esas ideas necesitan de una argamasa que les de consistencia, y ahí es donde entra en juego el pensamiento divergente, o si lo preferís, la imaginación, o el arte necesario para que todo tenga sentido.