Hace algunos meses nos hicimos eco de este proyecto literario a cargo de nuestro amigo Eihir, y que lleva por título Hollow City. Se trata de un proyecto ambicioso en el que el autor nos presenta un mundo alternativo donde se entrecruzan toda suerte de personajes y diferentes historias. Cuando lanzamos la presentación del proyecto Hollow City. ¿Quieres conocerla? os ofrecimos la novela en formato PDF, a la espera de contar con la versión epub, infinitamente mucho más cómoda si lo tuyo son los lectores electrónicos, y es ahora, cuando al fin, ya está disponible. Por nuestra parte estamos contentos, ya que no solo hemos iniciado una nueva etapa con este tipo de ediciones, sino que además lo hacemos de la mano de escritores como el que hoy os presentamos; escritores noveles pero con el suficiente talento como para aguardar, y por supuesto desearle, importantes éxitos en un futuro próximo. Sin más, os dejamos con un par de extractos, y con la descarga del ebook
Thomas Ligotti es uno de los escritores de terror actuales más interesantes desde un punto de vista pulp. Sus obras presentan claras influencias de la clásica weird menace responsable de los fundamentos del género, y, concretamente, no resulta nada difícil encontrar la impronta de Lovecraft, palpable en su atmósfera, y es que, al igual que el genio de Providence, la prosa de Ligotti envuelve al lector en un constante horror cósmico y surrealista. Un estilo que o bien te enamora, o bien lo aborreces profundamente.
Cuando hablamos de Literatura Pulp y de cómo su máxima difusión llegó a nuestro continente –Revistas Pulp Europeas–, resulta más o menos sencillo concretar las ideas subyacentes y vertebradoras de todo este movimiento y sus implicaciones sociales, sin embargo, la cosa ya no está tan clara a la hora de apuntar un motivo fundamental que explique la muerte y desaparición de este tipo de publicaciones, algo que no deja de ser un mito, porque nunca llegaron a desaparecer del todo, sino que más bien se adaptaron a nuevos tiempos; tiempos diferentes.
Las razones que se han esgrimido suelen tener como punto de partida el Crack del 29. Una crisis económica sin precedentes que desencadenó una serie de acontecimientos que culminaron en la Segunda Guerra Mundial. Dentro de este contexto, el caballo de batalla que supuso toda una persecución política contra los contenidos pulp de revistas tan irreverentes como las conocidas por el sobrenombre de Shudder Pulp, hasta los mismísimos superhéroes de cómic, tan inocentes la mayoría de ellos, y tan "dañinos" para la juventud americana, tuvo entre sus mayores perseguidores al psicólogo Fredic Wertham, defensor a capa y espada de tal afirmación.
En los años treinta la literatura pulp era una industria boyante, cuya única preocupación era la de hacer caja, muchas veces a costa de malas prácticas, como repetir una y otra vez los mismos relatos cambiándoles cuatro cosas, o forzando cada vez más el binomio gore y sexo. Este binomio tenía su máxima expresión bajo el concepto Shudder Pulps, un tipo de publicación que se caracterizaba sobre todo por sus portadas, y cuyo origen se le atribuye al editor Harry Steeger, a principios de los años 30. No obstante, el concepto en sí mismo fue acuñado por el periodista Bruce Henry, a través de un artículo escrito para la prestigiosa revista American Mercury en su número de abril de 1938, cargando las tintas contra este tipo de weird menace, según sus palabras tan degenerada que hasta el propio Kraft Ebbing –un reputado psiquiatra alemán experto en perversiones sexuales–, estaría revolviéndose en su tumba. Toda una declaración de guerra que atacaba los principios siempre defendidos por editores como Rogers Terrill, en cuanto a la naturaleza de las emociones (thrills) y su papel en el desarrollo sano y natural de la persona.
El artículo de Bruce Henry supuso un punto de inflexión definitivo para la industria pulp, directa hacia el declive. Además, hay que recordar que por aquella época, poco a poco iba cobrando más y más fuerza el tan lamentable código ético Código Hays, un código de producción cinematográfico que determinaba con una serie de reglas restrictivas qué se podía ver en pantalla y qué no en las películas que se proyectaban en estados unidos. Las amenazas de secuestro y confiscación de publicaciones por parte de personajes como el alcalde de Nueva York, Fiorello La Guardia, hizo que los editores tomasen cartas en el asunto, rebajando el tono tanto de las portadas, como de los relatos. Muchas de estas revistas, Strange Detective Stories, o Dime Mystery Magazine, se vieron obligadas a dejar a un lado la provocación sexual, optando por historias en muchos casos demasiado estrafalarias y absurdas, restándoles interés. Hasta que, el estallido de la Segunda Guerra Mundial puso la puntilla definitiva. En los años 40 las Shudder Pulp no solo habían desaparecido, sino que eran mal vistas por la sociedad. No era nada aconsejable que te viesen con una de estas revistas en la mano. De ser así, tendrías problemas.
Aunque siempre hay excepciones, normalmente la industria del cine busca nuevos proyectos allí donde haya buenos escritores, ya sean por talento, o por ventas –variables no siempre correlacionadas–. Dentro de los escritores pulp habría muchos que destacar, pero seguramente la lista bien podría encabezarla Lovecraft, junto con Robert E. Howard, dos de mis preferidos, pero la historia cinematográfica está atiborrada de ejemplos, y eso sin contar superhéroes al uso y otros derivados. Ahora bien, si nos centramos en el género de la Ciencia Ficción, son los relatos de Philip K. Dick los que quizás se lleven la palma, con algunas adaptaciones que se han ganado por mérito propio un hueco en la historia del cine, y eso que todavía restan un buen número de obras suyas como candidatas firmes a la gran pantalla: Philip K. Dick, un relato, una película. La industria del cine no es tonta, y resulta mucho más sencillo apostar sobre seguro, que arriesgarse con un proyecto sin una base o una legión de fans dispuestos a ver la película incluso mucho antes de que se conciba el proyecto. Por citar alguno de los últimos ejemplos más sonados tendríamos la novela – trilogía de Suzanne Collins «Los Juegos del Hambre», recientemente estrenada. Da igual si es una novela, un videojuego, o lo que sea, si estos han vendido lo suficiente, el tirón cinematográfico está asegurado. Y…, ¿la mezcla de ambos? Pues ya sería de traca, como por ejemplo las aventuras de Geralt de Rivia, obra del autor polaco Andrzej Sapkowski, y sobre la que ya hubo un intento fallido (una serie y una película francamente malas), ajeno al cual el público sigue reclamando una adaptación en condiciones. Y la tendrá, porque todo es adaptable… ¿más ejemplos actuales? Juego de Tronos, y un largo etcétera; sin embargo, lo que sigue en este artículo es una lista creada por los chicos de la web io9.com acerca de los quince escritores con más papeletas para convertirse en el ojito derecho de Hollywood dentro del género de la ciencia ficción distópica (tecnothrillers al más puro estilo de Philip K. Dick), es decir, superproducciones que no solo buscan reventar la taquilla, sino también, y si hay suerte, dejar un poso de pseudo filosofia pulposa para la historia…, o algo por el estilo. Empecemos…
Philip K. Dick es como una licuadora de ciencia ficción, capaz de sacar el mejor jugo allá donde a otros ni siquiera se les ocurriría intentarlo. Su especialidad siempre han sido los relatos cortos, cuyas ideas nos han deparado algunos de los mejores largometrajes dentro del género, como es el caso de Blade Runner (1982), película basada la historia corta ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968). Su biografía y el trasfondo de sus trabajos, para muchos fruto de un evidente desorden mental –esclavo de múltiples paranoias, adición a todo tipo de drogas, especialmente anfetaminas, así como muy dado a psicodélicas alucinaciones– supone una lectura aparte de ésas que seguro merecen la pena, solo que ahora no vamos hablar de ello, sino más bien acercar un somero repaso en cuanto a todo lo hecho, y lo que resta por hacer, hablando en términos cinematográficos.
Sin embargo, su obra no está exenta de crítica. Philip Kindred Dick (Chicago, 1928-California, 2 de marzo de 1982) escribió 36 novelas y 121 relatos cortos (la mayoría de los cuales se publicaron en revistas pulp de la época), y a día de hoy son muchos los que opinan que él no era un buen escritor; que sus personajes eran aburridos, y que no sabía construir buenos diálogos, así como que sus ideas eran demasiado extrañas y surrealistas como para visualizarlas con facilidad. Se dice que Philip K. Dick fue un escritor de ideas, pero nada más. Incluso hay quien lo compara en este sentido con Lovecraft, siendo ambos excelentes a la hora de concebir ideas, pero cuyo desarrollo, al ser imposible, permite que otros las interpreten a su manera, y, según cada caso, obteniendo el mejor resultado posible a la hora de adaptarlas. Y es que la interptretación literal de la obra de Philp K. Dick es sencillamente imposible, y si no que se lo pregunten a los ilustradores encargados de sus portadas, otra historia llena de anécdotas. Aquí puedes ver toda la Colección de portadas pulp Philip K. Dick.
Así es, amigos, tal y como ya veníamos anunciando en nuestros foros, al fin tenemos entre nosotros la primera publicación de esta humilde editorial dentro de la Serie Neo. Lo que ahora te presentamos es tan solo el primer número, y esperemos que no sea el último, desde luego ganas y talento no faltan. El ebook es gratis, así que no tienes excusa. Os dejo con el prólogo, firmado por un servidor, y el listado de los relatos que se incluyen.
La primera es una novela de John Verdon, concretamente la tercera parte de su trilogía detectivesca en torno a su personaje estrella, el sabueso David Gurney, quien tendrá que verse las caras con un asesino en serie. Esta tercera parte, que lleva por título Deja en paz al diablo (Let the Devil Sleep), nos muestra la evolución del personaje, al que ya pudimos conocer en las entregas anteriores Sé lo que estás pensando; y No abras los ojos. Así las cosas, la novela negra que nos ofrece Verdon para este verano es apostar sobre seguro, sobre todo si ya eres un adicto a la saga, y la vista del éxito que ha cosechado, seguro no sois pocos.