La mayoría de la gente utiliza en sus conversaciones diarias un sinfín de vocablos de los que desconoce su origen, y no solo lo desconoce, sino que jamás se ha llegado a preguntar de dónde proceden. Hace tiempo, leyendo algo sobre profesiones raras, me encontré con la de “nombrador”, o lo que es lo mismo, persona que se dedica a nombrar cosas. Este tipo de profesión, eminentemente creativa, no goza ni de lejos de la más mínima popularidad como para dedicarle media columna en un periódico, y ya no digo una galería de arte. Encontrar el nombre perfecto para cada cosa, para cada personaje, situación, o un producto muy concreto…, es la diferencia entre el éxito y el fracaso, pero nadie suele pensar en ello de forma consciente.
Para un escritor en general, y en el caso que nos ocupa de novelas y relatos pulp, utilizar los nombres propios con acierto puede llegar a ser toda una odisea, y no son pocas las veces que un nombre propio, entiéndase el nombre de una corporación empresarial (ACME), de una marca de cervezas (DUFF), un periódico a la altura de Superman (Daily Planet), o de un personaje (Barbarella), han trascendido más allá de la obra que les dio vida, llegando a ser utilizados en el argot popular. Son muchos los escritores, autores, y creativos que fracasan estrepitosamente a la hora de nombrar las cosas con acierto, y son muchos quienes se niegan a reconocerlo, y es que la tarea de sencilla tiene poco o nada.
Ya hemos publicado unos cuantos artículos de Charlie Jane Anders acerca de sus consejos para el escritor novel, y en las líneas que siguen, os ofrecemos otro más: Strategies to Make Sure You Actually Finish That Novel. Ya sabemos que no eres un escritor profesional, y mucho menos un literato de prosa niquelada, ni falta que hace. Tú eres un escritor pulp, y un escritor pulp no debe detener su poderío imaginativo; absurdo, pero imaginativo al fin y al cabo, con pequeñeces técnicas que si bien pondrían los pelos de punta a más de un premio Nobel, a ti te la trae al pairo. Para un escritor pulp, de los de verdad, la dificultad para darle carpetazo a una obra es la misma que para empezar otra, es decir, ninguna. Sin embargo, si estás leyendo estás líneas es que todavía no llevas el verdadero pulp en tus venas; el pulp convulsivo donde todo vale; todo sirve. No, tú todavía no tienes esa habilidad, y si has consumido toda tu energía en tratar de construir una historia desde el principio, intentando hacer las cosas bien, puede que ahora, ya no te quede ni un ápice de creatividad para darle un final a su altura. Y poner la palabra “fin” a tu novela, a veces es como enterrar a un ser querido, y tu subconsciente hará todo lo imposible para que esto no suceda. Y que Dios nos asista, si lo mejor que se te ocurre para salir airoso de tan complicada situación, es matar al protagonista malo, y finalizar con un “fueron felices, y comieron perdices”. Sería muy, muy lamentable que echases a perder una buena historia por no saber cómo terminarla. Aquí tienes un listado de doce consejos según Charlie Jane Anders, que como siempre, te servirán para reflexionar sobre ese momento último, pero si buscas fórmulas mágicas, mejor te irá si tratas de descubrirlas por ti mismo; al fin y al cabo… ¡no hay mente más poderosa, que la de un escritor pulp! Y como digas lo contrario, excomulgado quedas. Paso previo antes de que ya estés pensando en ¿Cómo publicar mi novela? A cada cosa a su tiempo. No eches el carro antes que los bueyes.
Desde un punto de vista técnico escribir un final implica un proceso de síntesis y de evaluación sumamente complejo, sobre todo cuando hablamos de novelas intrincadas, con personajes ambiguos, y un sinfín de cabos sueltos. Puede que la trama que has desarrollado sea aparentemente un caos terrible, pero si ese final logra poner las cosas en su sitio, bastan un par de páginas para que no solo toda la historia cobre sentido y significado, sino que deje al lector tan impresionado, que no deje de hablar de ellos durante las próximas semanas. Todo depende, como decimos, tanto de la extensión de la obra, como del género. No es lo mismo un thriller lleno de trampas y de giros, que una historia de acción lineal. Y si cuando llega ése final, no has logrado una respuesta emotiva sincera en el lector, que no sea otra como “por fin, ya se ha terminado, vaya peso que me quito de encima”, entonces has fracasado, y esto puede suponer un escollo insalvable, sencillamente porque te da miedo producir esa sensación, y no sabes cómo afrontarla. A este punto puede que te sea de interés este otro artículo: Diez bloqueos creativos. Sigamos…
Continuamos nuestro repaso acerca de la literatura pulp, y su desarrollo durante el primer cuarto del siglo XX bajo la influencia de los distintos regímenes totalitaristas a lo largo y ancho de nuestro planeta. El artículo que sigue es una traducción propia de Pulp Scifi Under Japanese Totalitarianism, obra del autor e investigador Jess Nevins para la web io9.com, como continuación de los trabajos ya presentados: Pulps, Nazis y Ciencia Ficción; y Russian Pulp. Los Pulp en la Unión Soviética.
Japón, y su cultura, son a ojos de un occidental todo un cúmulo de sorpresas, en gran medida ocultas bajo un velo de misterio a veces indescifrable. Sin embargo, al igual que sucedió en Alemania y Rusia, los japoneses desataron toda su capacidad creativa, en lo que a la ciencia ficción se refiere, precisamente durante los convulsos años del primer cuarto del siglo XX, periodo en el cual las piezas de ajedrez comenzaban a tomar posiciones ante el mayor choque de fuerzas jamás conocido por la humanidad, La Segunda Guerra Mundial.
Entrar al detalle en todo lo concerniente a la literatura japonesa de ficción, sería una tarea completamente inabarcable en un artículo como el que ahora tenemos entre manos. Tan solo nos limitaremos a un somero repaso de los pulps en Japón, teniendo en cuenta que estos, como tales, jamás existieron. Hablamos por tanto de una analogía de este concepto americano y sus características universales, el cual podemos situar en el país del Sol Naciente a partir de un hito destacable, como fue la traducción al japonés de la obra de Julio Verne, 20.000 leguas de viaje Submarino, en el año 1878. Unos pulps, o una peculiar forma de ciencia ficción japonesa, como preludio de los “mangas”, máximo exponente pulp japonés desde 1945, hasta nuestros días.
La obra de Verne supuso un soplo de aire fresco, aportando una nueva perspectiva de la ciencia ficción, mucho más entretenida, liviana, y donde primaban los personajes de acción y aventuras. Este tipo de historias transgredían con los esquemas clásicos japoneses, donde la ciencia ficción era mucho más seria y profunda, abriendo así nuevos horizontes para los escritores del país, donde a efectos de consumo instantáneo, todo tendría cabida, incluso aventuras de samuráis detectives.
Puede que el primer escritor japonés en subirse al carro de este nuevo concepto literario influenciado por Verne, fuese Yano Ryūkei (1851-1931), quien escribió en 1890 su obra Ukishiro Monogatari (The Floating Castle / El Castillo Flotante), considerado por los expertos como el primer pulp japonés de ciencia ficción. Esta obra es un calco de 20.000 Leguas de Viaje Submarino, donde en vez de un capitán misántropo y de ideales románticos, tenemos a un leal capitán japonés que lucha por su patria contra piratas caucásicos, de nacionalidad no especificada. Sin embargo, la obra de ficción pulp más relevante dentro de este periodo es la del escritor Shunro Oshikawa, la cual se compone de seis novelas, que llevaban por título Captain Sakuragi (1900-1907). Esta serie nos relataba las desavenencias de un oficial naval japonés, totalmente disconforme con su gobierno y la inoperancia que mostraba ante el avance del poder que emanaba de los gobiernos occidentales, cada vez más presentes en Asia. Sukuragi, harto de la situación, decide tomar partido por sí mismo, y construye el Denkotei, un submarino de Guerra equipado con armas futurísticas de increíble potencia. En sus primeras novelas relata los enfrentamientos contra piratas de raza blanca (inequívoco elemento característico de todo pulp, la xenofobia patriótica, donde el tópico yellow peril, desde el punto de vista de un asiático, podríamos traducirlo por White peril, o western peril), y ya en los últimos números de la serie, combatiendo en alta mar a las flotas enemigas, rusas, británicas, y francesas.
Para un escritor hablar de bloqueo creativo, es algo así como hablar de impotencia o gatillazos, en el momento menos deseado. Un escritor sin imaginación no es nada, absolutamente nada; únicamente un junta letras de pacotilla al que nadie lee, ni como lectura de taza de wáter. El problema es que la imaginación no siempre funciona como a uno le gustaría; es traicionera, esquiva, y confusa. Y cuando esto ocurre, cuando no funciona, ese gatillazo creativo, capaz de echar por tierra nuestras mejores intenciones, tiene una causa, un origen, pero no hay uno solo; hay muchos. Para enfrentarse a un bloqueo creativo lo mejor es conocerlos, tantos las causas, como las soluciones.
En el artículo The 10 Types of Writers’ Block and How to Overcome Them, de Charlie Janes Anders para la web io9.com, se realiza una pequeña aproximación a los distintos tipos de gatillazos creativos, y cómo superarlos. Artículo que ahora traduzco para vosotros, aportando mis propios comentarios. No olvides revisar nuestra sección de ayuda al escritor.
1. El síndrome de la página en blanco. Sin duda el más común de todos los bloqueos, y la mejor forma de identificarlo es revisar el historial de frases escritas y borradas en esa misma página (word), o lo que es evidente, llevas un día entero y sigue en blanco. Ni siquiera has empezado, y la novela ya está terminada, eso sí, mejor ponle por título La Historia Invisible, porque en esa hoja no hay nada, ni lo habrá, y lo sabes, pero te niegas a admitirlo. Esta situación puede deberse a muchos factores, pero casi siempre va unido a una experiencia personal traumática, de frustración, apatía. En definitiva algo que te congoja, y no deja que las ideas fluyan libremente; y si lo hacen, no eres capaz de desarrollarlas. En este caso lo que necesitas es hacer ejercicio mental, y puedes empezar precisamente por ese problema al que no dejas de darle vueltas, y en vez de escribir para olvidarte de él, escribe sobre él, y cuando vayas cogiendo el ritmo, probablemente estés lo suficientemente suelto para poder desarrollar otras ideas que antes se te atragantaban. Este tipo de bloqueos atiende a un problema de agarrotamiento, y la manera de superarlo, es escribiendo sobre cosas cotidianas, cercanas a ti, modificándolas a tu gusto, aunque al final no sean más que un borrador de nada. Entiéndelo como un ejercicio de calentamiento.
2. Tienes demasiadas ideas, y no te decides. Este problema es ligeramente más complejo que el anterior, y atiende a muchas formas posibles. Una de ellas es cuando ante esa indecisión tomas partida por una idea que crees la mejor para tu novela, sin embargo al cabo de un par de hojas te das cuenta que la idea no da casi ni para un relato corto, y sientes frustración. Resulta difícil moverse entre ideas repentinas con gran fundamento, y otras ideas tontas que en cambio te hacen perder tiempo y esfuerzos. Es importante saber seleccionar las mejores y eso no siempre lo hacemos bien. La mayoría de todas estas ideas que no se logran concretar terminan siendo pasto del olvido, y puede que la idea sea realmente buena, pero el problema es que a lo mejor no tienes la experiencia de vida, o la madurez necesaria para desarrollarla. Todas estas ideas que comienzas a trabajar, debes guardarlas, quizás en un futuro te sirvan de verdad. Cuando tienes demasiadas ideas, y ves que ninguna funciona, aléjate de ellas un tiempo, y trata de acercarte desde otra perspectiva. Es probable que las veas de forma distinta, pues durante ese periodo de tiempo tu mente ha realizado ese trabajo de selección que de forma consciente no eras capaz de hacer.
Ojeando el pulp castizo, de sello propio y más allá de las típicas reimpresiones, dentro de la clásica ciencia ficción española de bolsillo, tenemos uno de los mejores binomios que nos ha dado la historia de nuestro pulp, y es el conformado por José Luis Macías Sampedro (Andujar, 1929), y Pascual Enguídanos (Liria, Valencia, 1923 – 2006). El primero dibujaba, y el segundo escribía.
Luchadores del Espacio es una serie de novelas de bolsillo (varios autores); y una de las más destacadas de la ciencia ficción española. Surgió a iniciativa del escritor Pascual Enguídanos, dando cobijo a su obra propia, La Saga de Los Aznar (que nada tiene que ver con la familia de un conocido político), y publicada por la Editorial Valenciana. Hablamos de un tímido pulp en tiempos de censura que hacía las delicias de los lectores, en la época de los años cincuenta y sesenta. Publicaciones como Luchadores del Espacio (novelas de bolsillo), o El Mundo Futuro (historietas), creadas por Guillermo Sánchez Boix, más conocido como Boixcar (otro célebre autor de la ilustración pulp de pistolas de rayos, y gladiadores en marte), daban vida y color a hermosas doncellas en peligro, que a pesar de ser más recatadas que las pinups americanas, siempre dejaban entrever algún que otro atisbo de sensualidad, algo sorprendente para los tiempos que corrían, y sin equívoco alguno un sello típico de identidad para las ilustraciones de Macías, todo un rebelde.
Aquí tenemos otro grandísimo artículo de nuestro amigo Jess Nevins acerca de la influencia y evolución de la era pulp en otros países, en este caso la Unión Soviética. En artículos anteriores os presentamos un pequeño acercamiento a las revistas pulp europeas: Revistas Pulp Europeas. Parte I y Revistas Pulp Europeas. Parte II; y con especial referencia a lo concerniente a la Alemania Nazi: Pulps, Nazis y Ciencia Ficción. Ahora, estiramos la vista un poco más allá, y atenderemos a la evolución de estos conceptos en sitios mucho menos conocidos como la Unión Soviética, y sus regímenes totalitarios. La tradición rusa dentro de la ciencia ficción, aun siendo menos conocida por nuestras tierras que las propias del mercado anglosajón, siempre ha sido profusa en historias y contenidos de calidad, donde sus autores se movían como pez en el agua entre utopías, distopias y viajes extraordinarios, allá por el siglo XIX. Sin embargo, la primera novela rusa tipo Hard SF data del año 1784, siendo la primera en introducir el concepto de viajes interplanetarios: Noveisheye puteshestviye (The Newest Voyage, 1784) obra del autor Vassily Lyovshin, y precursora de los trabajos del científico y escritor Konstantin Tsiolkovsky (1857-1935), considerado el padre de la cosmonáutica.
Dicho así parece que estoy anunciando una novedad a bombo y platillo, lo cual no es cierto. Esto es una realidad desde el mes de mayo de este año 2012, solo que por algún extraño motivo no me he enterado hasta hace poco. No sé si Amazon no le dio la suficiente publicidad, o yo cada vez ando más desconectado del mundo real, y virtual. Para los que todavía andan más despistados que yo y no saben qué es eso de CreateSpace, pues decirles que se trata de un servicio de Amazon, de impresión bajo demanda, como también lo son empresas como Bubok o Lulu. La ventaja de Amazon es que los títulos se integran en su tienda, junto con la versión ebook para kindle, si la tienes. Y ya sabemos que Amazon donde no llega manda recado.